William Hayden, economista y escritor.
No hay mayor prisión que la rutina, saber qué haremos mañana, porque es lo mismo que ayer y antes de ayer.
Esta prisión nos encierra en la lucha diaria por sobrevivir y nos hace indiferentes al porvenir de nuestra patria. En esta lucha nos concentramos en nosotros, el país no existe, olvidamos el pasado, vivimos en el presente y el futuro no importa.
Le restamos importancia a lo que pueda suceder porque no vemos más allá de nuestras narices y mientras tanto en este falso confort de vivir, otros más avispados y perversos están planeando como fin, destruir el futuro de nuestra democracia, no importa los medios que utilicen hoy.
Por estar prisioneros de la rutina, la abulia nos acompaña y toleramos con estoicismo que somos un narco Estado incipiente y nos encaminados a ser un narco Estado suficiente para cobijar en nuestro suelo a todos los carteles latinoamericanos.
La droga transita a sus anchas desde Colombia, se quitan los guardacostas para facilitar su tránsito, entra libremente a nuestro territorio, se almacena, se destina una cantidad para el consumo local y se exporta a Estados Unidos y Europa por Moín con escáneres y sin escáneres, con la astucia y complicidad del personal de los muelles, posiblemente bien pagados por el narco.
El Poder Legislativo sospecha de complicidad del Gobierno con algunos de los carteles y se crea una comisión especial del Congreso para investigar los posibles vínculos del gobierno con carteles de narcos. Y no es por revanchismo político, es que las evidencias son tantas que la sospecha casi es certeza.
Y por qué hemos llegado a esta triste realidad, en un país en donde el presidente de la República en su discurso de toma de posesión el 8 de mayo del 2022, en la Asamblea Legislativa en presencia de diplomáticos, diputados, gabinete e invitados dijo sobre el narcotráfico lo siguiente: “También tengo algo que decirles a quienes usan nuestro territorio como puente para exportar y almacenar droga; dense por notificados ¡Busquen otros territorios! No toleraremos su presencia en nuestra patria. A los corruptos a los que dirigen el crimen organizado, a los que atemorizan a nuestra ciudadanía en las calles, no les daremos tregua. Si el estado no puede garantizar la seguridad de sus habitantes hemos fracasado como país y el fracaso no es admisible para quien sirve a la patria con amor”.
Dos años y cinco meses después la realidad nos demuestra que estas palabras del presidente Chaves resultaron huecas, falsas. Cito a Alexander Pope el poeta inglés (1688-1744): “Las palabras son como las hojas. Cuando abundan, poco fruto hay en ellas”. Agrego: los frutos de estas palabras resultaron podridos.
Tenemos los tentáculos del narco, los corruptos del crimen organizado junto con el sicariato tiñen con sangre de delincuentes e inocentes nuestro sagrado suelo y viven a sus anchas e intocables en nuestro país, la ciudadanía está atemorizada, el pánico cunde por las calles de la ciudad y en los pueblos rurales, antes bucólicos, ahora son narcos.
El Estado no ha podido garantizar la seguridad de sus habitantes y el gobierno ha fracasado y no es admisible su continuidad con esta situación, y menos cuando el presidente instruye al ministro de Seguridad, exhibirse en un video con las fuerzas policiales, que deben garantizar esta seguridad, atemorizando a los diputados para que desistan de las investigaciones de los posibles vínculos gubernamentales con el narco.
Traidores a la Patria y ese ministro -si tuviera vergüenza- debería renunciar por irrespetar la Constitución y los valores más altos de paz y tranquilidad de nuestro pueblo. Si no lo hace, los 47 diputados de la oposición deberían darle un voto de censura y pedir su destitución como se hizo en el caso del ministro Juan Diego Castro que en un alarde de autoridad e irrespeto constitucional rodeó con la Policía Montada, a la Asamblea legislativa en el año 2015 con el fin de atemorizar a los diputados para que le votaran un proyecto de ley.
Vuelvo a preguntar. ¿por qué este giro proclive al narco? Será acaso para disponer de cuantiosos recursos para financiar la futura campaña presidencial del chavismo con su irreverente partido: El Movimiento de los Valientes (en proceso de inscripción en el Tribunal Supremo de Elecciones) comprar voluntades, aceitar a futuros diputados en todos los cantones del país, especialmente los más vulnerables y pobres de las costas del pacífico y del atlántico que han sido dejados a la mano de Dios por muchos gobiernos y conseguir de esta manera una mayoría calificada de diputados e instalar la dictadura desde el Congreso, haciendo lo que no han podido hacer, con el expresidente Chaves como presidente del Directorio, si logra hacerse diputado.
¡Ficción, quizás! Pero la ficción puede convertirse en verdad, aunque ahora no corren buenos tiempos para la verdad, demasiado deslegitimada para ser creída.