Velada de ensueño

Velada de ensueño

  • Hijo le toca a su madre, Flory Navarrete Ortiz, un vals que el maestro Jesús Bonilla le dedicó cuando ella tenía 18 años de edad.
  • Por primera vez se hace un arreglo para guitarra del vals Flory.

María Isabel Solís, periodista y salubrista.

Había emoción en el ambiente.  Doña Flory Navarrete Ortiz no sabía nada de lo que ocurriría unos minutos después.  Esa tarde del 28 de octubre del 2024, estaba muy contenta de recibir a sus hijos en su casa de habitación en Guadalupe, donde compartía un café con tamales de frijoles y otras deliciosas viandas.

Cuando ya los comensales habían concluido el café, Manuel Francisco Jiménez Navarrete, el hijo mayor de Flory Navarrete, llamó a sus hermanos, hermana y amistades a la sala para continuar la amena conversación que había arrancado en el comedor.   Los cómplices de aquella sorpresa se desplazaron rápidamente y tomaron palco en la sala de la residencia de la familia Jiménez Navarrete.  No había que perderse ningún detalle de aquel singular acontecimiento.

Se cerraron las puertas y ventanas para que el sonido del bullicioso Guadalupe no entorpeciera aquella velada. Hubo silencio en la sala. Empezaron los acordes de la guitarra que Manuel Francisco venía cargando desde su residencia en Alabama-Estados Unidos.

Micky, como lo llaman cariñosamente sus familiares, rasgó las cuerdas de aquella guitarra y se afanó en la primera piezaque era una forma de calistenia para atenuar la emoción que lo invadía.

Llegó la segunda pieza y en los primeros acordes, doña Flory reconoció que aquella melodía era el Vals Flory que el maestro Jesús Bonilla le dedicó, el 18 de diciembre del año 1953, en su baile de graduación del Colegio Sión, cuando ella apenas tenía 18 años de edad. En esa ocasión, el vals fue interpretado por la orquesta de Gilberto Murillo en el Club Unión.

La emoción invadió aquella sala: hubo lágrimas, abrazos, agradecimientos, besos, aplausos…emociones que se amalgamaron para formar una velada de ensueño.

Fue la mejor sorpresa que Micky le pudo ofrecer a su madre.  No fue fácil llegar a ese momento culminante, pues para montarla tardó cerca de ocho meses porque el vals Flory no tiene partitura para guitarra solo para orquesta, bandan y marimba.

Un trabajo de ocho meses

Según lo narró, empezó clases de guitarra clásica con el profesor Jorge Salazar, allá en Estados Unidos, y se propuso como meta sacar esta pieza como un homenaje a su madre quien, con 87 años, todavía dirige el Clan de Mama, canta en misas y ameniza fiestas familiares y populares.

Micky ensayaba todos los días y logró hacer los arreglos para guitarra escuchando la pista que le prestó la hija de Jesús Bonilla. Es la primera vez que el Vals Flory tiene arreglos para guitarra, los cuales Micky los escribió apuro oído en el hexagrama.

Su profesor le ayudó en la primera parte de los arreglos, pero luego tuvo que realizar un viaje a Japón y Micky quedó solo.  Ese periodo lo aprovechó para continuar con su proeza musical, pues tenía un objetivo claro: sorprender a su progenitora.

Cuando el profesor llegó a Alabama, Micky había hecho todos los arreglos para guitarra del vals Flory, el profesor también se sorprendió con los avances del alumno que otrora integró junto a su madre y hermanos, el conjunto Clan de Mamá.

El vals Flory es muy complejo por tienen cinco movimientos y el arreglo para guitarra no existía.  Jesús Bonilla Chavarría fue un destacado compositor costarricense, cuyas canciones  ningún tico olvidará: Luna Liberiana, Pampa y el Himno de La Anexión de Guanacaste.  Se cree que la obra de Bonilla Chavarría asciende a unas 300 composiciones y en 1999, se le otorgó el Premio Nacional de Cultura Popular y pasó a integrar la Galería –con ese mismo nombre‒ en el Ministerio de Cultura y Juventud.

Fue uno de los pioneros de la música clásica en Costa Rica y el vals Flory es uno de sus grandes exponentes, el mismo vals  que una tarde de octubre del 2024 fue la melodía que amasó emociones y sensaciones en el cantón de Goicoechea

 

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