Carlos Manuel Echeverría, exviceministro de Planificación.
La traída de INTEL a Costa Rica, mérito de José María Figueres apoyado por CINDE, cambio la actividad económica en Costa Rica radicalmente. Algo así pero menos visible, fue la contratación a fines de los 70s, de la compañía israelita TAHAL, que enseñó a muchos por la vía de DAISA, subsidiaria de CODESA, los procesos de producción y manejo de suelos y aguas para la producción de frutas y verduras no tradicionales. Antes de eso exportábamos café y banano, algo de carne y productos industriales a Centroamérica, éstos, en su mayor parte altamente subsidiados, lo que no le servía realmente al país.
Semi conductores. Ahora viene la posibilidad de que Costa Rica ingrese en la cadena de abastecimiento (supply chain) de los semi conductores, los que al menos el actual gobierno de EEUU quiere que se produzcan en países geográficamente cercanos, para efecto de acercar la cadena de abastecimiento. Que sean amistosos, estables en democracia y con una razón favorable productividad-calidad/costo. Costa Rica y Panamá son los escogidos, además del vecino México, país cercanísimo a los EEUU, para su conveniencia, lo que hace que ya nadie excepto los extremistas romanticones de izquierda digan “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de EEUU”.
Sin embargo, nada es seguro todavía y con la posibilidad de que Trump llegue al poder, todo se puede complicar, aunque pienso que al final la lógica económica de la globalización prevalecerá, sobre el afán de hacer todo en EEUU, lo que sería carísimo y necesario de subsidiar, cosa que ya se está haciendo en la administración Biden, dicho sea de paso. ¡Ay los gringos!…siempre rompiendo los paradigmas que nos venden. Prevalecen los intereses.
Carencias. Debemos mejorar varias cosas pronto o perderemos la ventaja competitiva que tenemos y alguien se nos irá arriba. Hay que ser realista y eso lo digo a los “frente amplistas” y los “albino varguistas”: no perdamos oportunidades como éstas de hacer cacao, pues sin cacao no hay chocolate. La economía no es mágica como algunos creen.
Necesitamos apresuradamente generar más y mejores técnicos en la materia, eliminar innecesarios trámites burocráticos y hacer más expeditos los que queden.
Más que capacitar como es necesario, se trata de ir más allá y formar ciudadanos con capacidades técnicas. Estamos rezagados en actividades intensivas en conocimiento, lo que incide directamente en la capacidad para ser competitivos en semiconductores.
Y lo más importante, fundamental, es abrir el mercado de generación eléctrica, fortalecer al ICE para dejárnoslo, competitivo pero sin su perniciosa dominancia del mercado eléctrico nacional, aceptando la realidad: el ICE no está técnicamente bien. Se volvió en mucho un fin en sí mismo y así lo defiende su sector laboral. Financieramente, no tiene margen para endeudarse lo que se requiere para atender lo que viene en desarrollo y darle vuelta a la matriz energética, hoy 65% hidro carburante.
La experiencia no miente. Sucedió con las telecomunicaciones, los seguros, la educación superior y la banca nacionalizada: se abrieron los mercados y nada pasó, allí están las instancias del estado. No menciono el sector electro-energético porque es poco lo que se ha abierto y el ICE maniobra para dificultar hasta que las persona generen su propia energía de fuente solar.
Yo le digo a los sindicatos del sector público, políticos seguidores de la economía vudú y académicos: ¿cuál es el miedo a los cambios y al progreso? Miedo hay que tenerle a cortarle oportunidades de desarrollo a tanto joven que quieren progresar y tener un trabajo de vanguardia, que le permita no solo subsistir, sino desarrollarse. Tenemos que unirnos en un solo propósito, como lo hicieron en los 70s y 80s los coreanos del sur, tripartitamente y ahora su país es una economía importante a nivel internacional. Dejémonos de “varas” y lloriqueos.
