Las matemáticas son a la escuela como la abeja es a la flor.
Mario Arguedas*, Revista Visión CR.
La Matemática es una ciencia formal, ciencia del razonamiento que relaciona u opera entes abstractos, que promulga un conocimiento independiente del medio social y natural (aunque para las ciencias fácticas es lenguaje y herramienta).
En Matemática las verdades más que comprobación exigen demostración empleando para ello instrumentos y normas propias. Esto hace de la Matemática ciencia del pensamiento.
Su carácter es dual, mostrándose lo mismo lógica que intuitiva, particular que general, construccionista que analítica, concreta que abstracta, inductiva que deductiva, exacta que aproximada.
Su comportamiento es diverso, haciendo las veces de conocimiento puro con una particular estructura lógica o fungiendo como lenguaje, herramienta para las ciencias, instrumento para enfrentar el mundo práctico e inmediato, según sean las exigencias.
Empleando los subjetivos principios del zodiaco (asunto por lo demás irreverente), la ciencia matemática se describe bajo el perfil de un o una “géminis”: mutable (adaptable, cambiante), lógica, comunicativa, inquisitiva, versátil, ingeniosa, activa, animada, espontánea, de buen lenguaje, joven y moderna.
La abeja revolotea
La tarea central de la escuela tiene que ver con coadyuvar con la educación y educar es un proceso orientado a la promoción del desarrollo de los estudiantes para que luego ellos sean actores del bienestar social. Paulo Freire señala: «La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo».
Un proceso es un conjunto de actividades destinadas al logro de objetivos vinculados a la misión, visión y servicios que se ofrecen, por lo tanto, conlleva planificación, ejecución, evaluación, perfeccionamiento.
El término desarrollo tiene que ver con mejora en la calidad de vida y por lo tanto con bienestar físico, psicológico, social, material y espiritual. De ninguna manera el aula debe ser espacio de angustias, temores, fracasos.
La acción educativa plantea la exigencia de un ambiente propicio para el crecimiento, una tierra fértil donde pueda germinar lo mejor de cada estudiante, lugar donde las materias de estudio y las actividades curriculares en pleno se muestren como flores que convocan con su miel a las abejas, en un intercambio donde cada uno de los actores ofrece lo mejor y recibe recíprocamente un bien.
Como lo expresa el moralista y ensayista francés Joseph Joubert (siglo XVIII),“la educación es la flor de la humanidad”.
Es en ese contexto donde la Matemática se muestra como una flor más, con su potencialidad, disponiendo su fragancia generosamente, cual sol, alimento, símbolo o gozo para el alma; ejemplo de seducción orientado a hacer mejores personas, donde la labor del docente es convertirse en el mejor, el más eficaz y creativo de los jardineros.
Leemos a Malba Tahan (1987): «Cultivar la ciencia matemática por la utilidad práctica, inmediata, es desvirtuar el alma de la propia ciencia. No olvidemos que la Matemática tiene finalidades mucho más elevadas».
Por tener alto valor en el desenvolvimiento de la inteligencia y del raciocinio, es la Matemática uno de los caminos más seguros por donde puede llegar el hombre a sentir el poder del pensamiento, la magia del espíritu.
El estudio de la Matemática contribuye, por sí solo, a la formación de la personalidad; ante todo ejercita singularmente la atención, y, de ese modo, desenvuelve, concomitantemente, la voluntad y la inteligencia; habitúa a reflexionar sobre una misma cosa que no ocupa los sentidos, a observarla en todos sus aspectos y en todas sus variantes, a compararla con otros objetos análogos, a descubrir tenues y ocultos vínculos, y a seguir, en todos sus pormenores, la extensa cadena de deducciones; da hábitos de paciencia, de precisión y de orden; inicia el razonamiento en los recursos de la Lógica, eleva y encanta por la contemplación de vastas teorías magníficamente ordenadas y resplandecientes de claridad.
La Matemática es, en fin, una de las verdades eternas y, como tal, eleva el espíritu – del mismo modo que lo hace la contemplación de los grandes espectáculos de la naturaleza, a través de los cuales sentimos la presencia de Dios, Eterno y Omnipotente –.
Pero, como sentencia el profesor y escritor indú, Srikumar Rao, “solo cuando la flor brote, la abeja llegará”.
La simbiosis
El encuentro Matemática–Educación acontece en el marco de un campo de la docencia de nombre pedagogía, el cual se define como la ciencia que estudia la metodología y las técnicas que se aplican a la enseñanza y la educación.
El filósofo español Fernando Savater dicta que el reto central de la educación al día de hoy es recuperar la atención del alumno. Ello habla de persuasión, del fomento de motivos y compromisos, ese arte de hacer que los estudiantes asuman el aprendizaje que la enseñanza les ofrece.
Persuadir compromete trabajar en la promoción de un ambiente donde convergen diversos factores algunos de los cuales menciono.
1.Satisfacción: fuente primordial para aprender, razón primera de logro. La satisfacción personal requiere establecer el equilibrio entre el desconcierto y la resolución. Los retos que el aprendizaje de las matemáticas exige deben permitir al estudiante salir airoso, nunca estancarse en la desidia o el fracaso. La consideración de las teorías sobreinteligencias múltiples o la de las diversas formas de aprender, deben ser razón para favorecer capacidades o respetar limitaciones individuales, adecuando las exigencias en atención a ellas.
2. Conocimiento pertinente: lo fundamental, con claridad y rigor, es decir exigencia cognitiva pero no dificultad para comprender, al contrario, es ofrecer lo que explica las cosas, lo que fundamenta el conocimiento, lo que permite formar juicio, opinión, aquello que favorece el no ser “comparsas”.
Por lo demás, el conocimiento a nivel escolar, cualquiera que este sea o de donde provenga, en realidad constituye el pretexto para reunirse y promover la acción educativa, nunca es un fin en sí mismo. Cada alumno asumirá de él lo que bien pueda, de acuerdo a sus capacidades, pues no todos serán buenos en matemáticas.
El docente de matemáticas está para colaborar con los maestros de las demás áreas del currículo en la promoción de los talentos y de propiciar el talante (la iniciativa) de los estudiantes en los diversos campos del saber.
3.Dominio didáctico: técnicas, estrategias, herramientas que convoquen a participar y favorezcan la comprensión, como lo son, el reto permanente, ese que mantiene al estudiante “enganchado y ocupado”, ese que surge de la pregunta constante, oportuna, inquisitiva, parte de un ambiente de diálogo enriquecedor que propicia la formación de criterio, de juicio propio. El docente es un acucioso preguntador y por lo demás el que más duda y se equivoca en la búsqueda de llamar la atención y exigir a los estudiantes estar atentos y utilizar el conocimiento en la defensa de sus criterios.
Otro factor clave es el humor, esa chispa virtuosa que coloca todo pensamiento y toda acción en su debida dimensión y que hace de la inteligencia un agente para la creatividad.
4. Abordaje: El filósofo, ensayista y pedagogo español José Antonio Marina señala que la docencia debe abordarse desde tres ejes:
Ciencia o conocimiento, que es lo que va a permitir entender y valorar el medio. Con ello refiere a la atención comedida de la información (contenido) y su correspondiente interpretación (lectura).En este aparte debe considerarse la integración de la calculadora, esa menor pero interesante (por actual y moderna) herramienta que ha sido relegada de la escuela ante la incapacidad de poder transformar el ambiente de aula.
Ejercicio matemático: Utilice la calculadora si lo requiere. Empleando, una sola vez, los cuatro números que se le anotan y las operaciones fundamentales, para cada caso escriba la operación cuyo resultado sea 24
6, 3, 6, 1
4, 4, 8, 7
Arte o historia, posibilidad que favorece la transfiguración del conocimiento al permitir verlo desde perspectivas diversas propiciando así puntos de vista variados y con ello promoviendo el respeto a la diversidad de criterios o comportamientos.
Ética, que es la que permite sentir para transformar, la gran promotora de las actitudes, esas formas de responder apegadas a la razón y el corazón.
5. Informalidad respetuosa: aquella que, sin romper nunca la barrera del respeto, permite mantener con los estudiantes cercanía, calidez, aprecio, aceptación, disimulo, afecto, …en fin, todo aquello que permite al estudiante ser en libertad y sentirse cómodo, integrado.
Al ser la educación una actividad que surge de la convivencia, entonces lo importante no está solo en lo que como docentes se diga o exija, sino en lo que se muestre y en el cómo se muestre dicha coexistencia, «lo inenarrable” a que hace alusión Herman Hess en Sidharta (1993), cuando señala, ¿cómo te percibe el alumno? ,ello es lo que está obteniendo de ti.
6. Amor: esa virtud que nos humaniza, fruto de la compasión y el servicio, a la cual el maestro herediano Marco Tulio Salazar sintetiza en un puntual mandamiento: En educación, lo afectivo es lo efectivo.
*Mario Arguedas, profesor pensionado.
