¿Con qué o quién te identificas? … ¡Te diré cómo eres!

¿Con qué o quién te identificas? … ¡Te diré cómo eres!

  • Desde la música que escuchamos, el lenguaje que usamos, el color predominante en nuestra ropa, hasta los ejemplos que emulamos y otros elementos significativos, para bien o para mal, hablan por sí solos.
  • Niños y jóvenes son más susceptibles a adoptar modas, patrones de conducta y costumbres enajenantes, por lo que leer las señales a tiempo, podría evitar problemas a corto y mediano plazo.

Adriana Núñez, periodista Visión CR

¿Recuerdan el ancestral dicho: “dime con quién andas y te diré quién eres”? Pues pareciera que la vieja sentencia ha cobrado nuevos bríos en la era moderna y por eso los especialistas en conducta humana suelen obtener valiosa información sobre aquellos que les consultan por problemas específicos, al determinar no sólo quiénes les sirven de espejo sino también cuáles son sus “gustos” adquiridos o debilidades. Lo que consumimos, cómo nos comunicamos, la música que escuchamos, etc. podrían ser perjudiciales, afectar el sano desarrollo de la personalidad o simplemente anularla.

Por ejemplo, en una investigación realizada por la Universidad de Helsinki, Finlandia y publicada a principios de 2018, los investigadores afirmaron que -en muchos casos- el reggaetón, para citar una muestra, afecta las neuronas. Además, el estudio relacionó ese tipo de “música” con la falta de autoestima, los trastornos alimenticios, el consumo de sustancias y la depresión, sobre todo en los más jóvenes.

Otros datos, proporcionados por la Universidad de Palermo en Argentina, indicaron que las personas que escuchan reggaetón “buscan sentirse acompañados, así como tratar de escapar a la realidad o a las problemáticas que están viviendo». Por otra parte, aunque algunos consideran que puede ser una manera efectiva de “denuncia”, ciertamente sus contenidos, mayoritariamente, denigran a la mujer.

Snoop Dog está entre los primeros lugares en la lista de artistas que usan lenguaje vulgar

Lenguaje vulgar

La forma de expresarse de manera soez es otra característica importante pues se está utilizando en todos los niveles y como muchos niños y jóvenes no sólo emulan la forma de hablar de los adultos cercanos o de personas de su edad, sino también la de los diálogos protagonizados por artistas, cantantes e incluso políticos, desde los primeros años se acostumbran a utilizar términos peyorativos.

Las palabras son armas poderosas que pueden abrir o cerrar heridas. Pese a ello, en nuestros días, definitivamente el lenguaje vulgar ha ido cobrando fuerza como forma de desahogo a la frustración o frente a posiciones divergentes. En este tipo de comunicación verbal abundan las transgresiones a las normas y la utilización de “vulgarismos”, es decir, de palabras incorrectas, incompletas o mal pronunciadas.

En un artículo titulado “Las funciones sociales del lenguaje vulgar” realizado en Lyon, Francia por el Dr. Yaël Fenelon, el autor destaca tres funciones principales de ese tipo de lenguaje: la mención de lo que se considera tabú, la expresión de emociones fuertes y, obviamente, la ofensa.

La publicación hace hincapié en que precisamente, el análisis se centró en grupos que utilizan concretamente el lenguaje vulgar con un alcance subversivo. Ello les permitió demostrar que el lenguaje vulgar español, “en razón de todos los elementos estudiados, constituye una herramienta lingüística de subversión importante.” El desahogo puede ser necesario pero el uso reiterado de ese tipo de lenguaje, compromete la calidad de la interacción social pues conlleva frecuentes transgresiones. «El hábito no hace al monje, pero lo distingue» decía otro famoso refrán popular.

Contenidos “chabacanos”

En 2015, Deezer -un sitio digital de música – realizó un análisis de su catálogo de más de 35 millones de canciones, a través de la función Lyrics, para determinar cuáles eran los artistas, álbumes, canciones y géneros que utilizan el lenguaje más vulgar y obsceno.

Uno de los que lideró la lista por su “boca sucia” fue Snoop Dog, seguido de Jay Z, el rapero 2Pac, Eminem, Ice Cube y otros.

Política, lenguaje y gesticulación

En cuanto a personalidades políticas se refiere, aunque muchos usan los insultos y el «bullying» o acoso al referirse a otros, algunos van más allá de las palabras e impactan al público con sus actitudes y gestos corporales. Entre ellos, destacan los de prepotencia y brusquedad, utilizados para alardear de autoridad o de estatus y así ejercer dominio sobre los demás. Lo que antes se conocían como «bravuconadas».

Por desgracia, muchas personas que ostentan poder político son arrogantes y vanidosas y según los especialistas, generalmente actúan así para “enmascarar sentimientos de insuficiencia o baja autoestima”. Ese tipo de individuos con frecuencia arrastran seguidores que son influenciados por su comportamiento. No obstante, “contaminan, no lideran” dicen los expertos.

Ejemplos puntuales los tenemos los periodistas costarricenses muy cerca, pues hemos sido testigos de los insultos y desplantes que algunos altos funcionarios públicos y sus adeptos, han expresado contra nuestro gremio y ejercicio profesional tanto de forma directa como a través de redes sociales.

Hasta el color de la ropa genera reacción

Cuando de tonalidades se trata, a aquellos individuos que visten de negro todo el tiempo, los sicólogos -entre otros significados-los asocian con luto, tristeza, misterio, muerte y desolación, aunque ese color, utilizado en ciertas ocasiones especiales, está considerado por los expertos y críticos de moda como “sofisticado y lujoso”.

Todo dependerá del sentido de oportunidad o de si el empleo de ese único tono se convierte en una obsesión diaria. Hay que tomar en cuenta que variados estudios indican que si alguien se viste de negro siempre, es factible que provoque en los demás sensación de desconfianza.  Ni qué decir cuando se utilizan colores inadecuados en las paredes de ciertos espacios del hogar o del sitio de trabajo, por ejemplo. Podrían llegar a ser enervantes.

Por el contrario, según el escrito titulado “Historiografía de los colores”, el uso del color blanco fundamentalmente simboliza pureza, sencillez y transmite calma y serenidad, El rojo refleja acción, pasión, seducción, poder; mientras que el amarillo proyecta armonía, sabiduría, agilidad. Por su parte, el  azul significa estabilidad, confianza, racionalidad, en tanto que el naranja simboliza felicidad, entusiasmo, creatividad, éxito; y el verde, se asocia con la vida, naturaleza y esperanza.

Alternar colores según sea la ocasión y el humor de cada persona, está considerado normal. Pero si todo gira alrededor de un único tono, cabría la posibilidad de que exista algo más detrás de esa limitada selección. Los investigadores dicen que el color puede afectar absolutamente el estado de ánimo, comportamiento y niveles de estrés de las personas.

La moda gótica se basa en colores oscuros

Necesidad de aprobación constante

Para no extendernos mucho en otro tipo de ejemplos en torno a elementos y actitudes que eventualmente podrían resultar nocivos para quienes los tienen cerca, finalmente vamos a citar los de aquellas personas que constantemente están publicando datos sobre sus vidas en redes sociales e instando a sus amigos a que los emulen.

Un estudio de la Universidad de Miami efectuado hace una década, en 2014, señaló que las personas emocionalmente inestables publicaban más en Facebook que las que sí tenían estabilidad. Lo hacen “con el fin de regular sus emociones, recibir apoyo social y así conseguir bienestar” indicó el trabajo.

Sobre este tema, en un artículo dado a conocer por el medio digital español La Vanguardia y elaborado por la periodista Romina Vallés, el psicoanalista emocional Manel Navarro, declaró: “una cosa es que en alguna ocasión se nos haya ido la mano publicando aspectos de nuestra vida personal que nos delatan, porque somos humanos y todos tenemos momentos de bajón; otra cosa es que hay personas que están metidas en un bucle y que no paran de publicar contenidos arquetípicos. Ahí es donde tenemos el problema”

Imitar o compartir contenidos de algunos famosos “influencers” – y de otros sujetos no tan reconocidos- quienes usualmente trabajan básicamente para generar credibilidad en los productos o servicios de una empresa que les patrocina, puede ocasionar que se produzcan confusiones con los datos que se proporcionan, se publiquen falsedades o se tomen riesgos más allá de los límites con el fin de conseguir suficientes “me gusta” (likes).

Las indagaciones documentadas revelan que los niños y jóvenes son más susceptibles a la presión y es posible que se comparen constantemente con las personas a las que -con asiduidad- siguen en las redes sociales.

Tal y como lo señala “Internet Matters.org” en su página, algunos de dichos influencers pueden crear una sensación de ansiedad y estrés en las personas al presentar una vida perfecta que parece inalcanzable para la mayoría. Ello puede llevar a sentimientos de insuficiencia y a generar una mayor presión social para lograr el éxito” y la supuesta felicidad.

No podemos abstraernos del complejo devenir humano que nos rodea. Pero tampoco debemos permitir que la corriente nos zarandee a su gusto. De lo que se trata entonces, es de ser más reflexivos sobre lo que nos conviene o nos perjudica, de buscar alternativas que nos ayuden a mejorar como seres humanos, a fortalecer nuestras particulares habilidades y características en procura de generar relaciones de calidad y por supuesto, a priorizar el equilibrio emocional y el respeto por la dignidad personal y la de quienes nos circundan.

No siempre los «influencers» son buenas influencias para los niños y jóvenes

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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