Mario Arguedas, profesor jubilado.
“Somos lo que hacemos día a día. Luego, la excelencia no es un acto sino un hábito”.
Aristóteles
En artículos anteriores expuse sobre un enfoque alternativo que a mi entender debe orientar la enseñanza de las matemáticas escolares en atención a las circunstancias que privan en el mundo. En esta ocasión aprovecho para proponer algunas pautas pedagógicas puntuales que favorecerían ambientes de aprendizaje en el aula. Son falsillas sobre las cuales se pueden anotar muchas otras cosas y son el resultado de mis vivencias como docente de matemáticas para secundaria.
Al ser la educación un proceso entonces exige planificación, es decir, organización y ejecución detallada de las tareas necesarias para alcanzar los objetivos o metas establecidos en el planeamiento. Referiré de manera somera a la distribución propicia del tiempo lectivo y la evaluación.
Emplearé, como herramienta didáctica para explicarme, la figura de un campesino contratado para “chapear” un jardín, asociándolo a una lección de 80 minutos (dos períodos escolares consecutivos). Al respecto distingo tres momentos:
- Echando filo a las herramientas
El campesino toma su tiempo para afilar su machete y cuchillo, lo cual hace parsimoniosamente, hasta lograr poner la herramienta en nivel óptimo. Esto favorecerá el ser más preciso y rápido en la ejecución de su tarea central. En el aula esa figura evoca la fase de favorecimiento de un clima propicio de trabajo lo cual compromete un tiempo máximo aproximado de 20 minutos. Son acciones posibles:
- Recibimiento de los estudiantes por parte del docente en la puerta del aula (lo cual exige que el docente esté en el aula al menos 10 minutos antes). Saluda uno a uno, mencionando el nombre de cada uno, manifestando su alegría de verlos y anteponiendo buenos deseos por un día próspero.
- Espacio libre para que conversen entre estudiantes (mientras se pasa lista de asistencia).
- Comentarios a nivel de grupo, sobre el curso sobre asuntos del día que resultan del interés de los estudiantes. Es momento para compartir opiniones, externar sentimientos, sensaciones, dificultades, …
- Revisión grupal e individual de tarea asignada (si la hubiese).
- Inicia la corta
El campesino, con claridad en lo que tiene que hacer, inicia el “chapeado”. En el aula, dispuesto el ambiente, se continúa con la fase de desarrollo del tema del día, lo cual tardará aproximadamente 40 minutos.
- Se inicia con un ejercicio de silencio (1 minuto) orientado a convocar al trabajo del día. Todos en pie, responden a la invitación de “Gracias por hacer silencio”, llamado que el profesor empleará durante el desarrollo de la temática cada vez que sea necesaria su participación. Es una forma de crear el hábito de la escucha, en contraposición a la frecuente forma de “pueden callarse” que tiende a oírse en las aulas. El silencio no puede ser una orden, una imposición; sino un hábito que debe promoverse para que los estudiantes lo integren como acción clave en la participación de espacios de aprendizaje.
- Presentación del tema y señalamiento de expectativas. En este aparte me encanta iniciar con la pregunta ¿qué desearían que suceda en este espacio o qué esperan que suceda?, lo cual compromete un importante reto para el docente quien se verá en el encargo de atender dichas solicitudes.
- Se establecen compromisos del estudiante y normativas para la ejecución de un buen trabajo.
Siempre recomiendo ponerles nombres sugerentes a los temas e invitar a los estudiantes a que hacia el final de la sesión mejoren la propuesta del título asignado. En una conferencia sobre Numerología que ofrecí en la Universidad Nacional, un sábado a las 3 de la tarde, el título que le puse fue el anzuelo perfecto para llenar el auditorio: Conozca los números y pegue chances.
- Se ejecutan las actividades programadas para el día, empleando la pregunta aguda, el reto comedido y la participación abierta como acciones fundamentales. Me gusta emplear historias, frases célebres, videos o multimedia, datos curiosos, y fino humor.
Atención de los detalles
Concluida la chapea, el campesino afina detalles, hace específicos recortes que ofrecen belleza, recoge y deposita las basuras, guarda herramientas y convoca a su contratante a valorar el trabajo efectuado. En docencia eso alude a la fase de evaluación (últimos20 minutos de la lección).
Ningún proceso está concluido si no se evalúa. Cada lección debe ser evaluada para establecer los grados de acierto o avance. Dejar la evaluación para después es un contrasentido. Emplearla como elemento de presión o intimidación es un acto aberrante. La evaluación es un acto de aprendizaje y bien empleada es quizás uno de los más efectivos. Son posibilidades:
- Revisión grupal de lo actuado.
- Revisión (general) del trabajo de cada estudiante.
- Asignación de alguna tarea.
Otras consideraciones
Las explicaciones grupales deben ser puntuales, breves, para luego disponer al trabajo por equipos, donde se permite conversar, oír música (de ser posible), se platica de manera individual con aquellos alumnos que lo soliciten.
Debe procurarse que todo el trabajo se ejecute en el aula para no fomentar diferencias en las oportunidades de aprendizaje y rendimiento. Las tareas deben ser actividades cuya resolución esté al alcance de todos, lo que las hace de cumplimiento obligatorio, promoviendo de esta manera el sentido de responsabilidad al no permitir excusas.
Respecto a las pruebas acumulativas me aventuro a plantear algunas recomendaciones:
- Días antes del examen analice con el grupo la prueba: tipo de pregunta, tiempo de respuesta, cuidados a tener, materiales a emplear.
- Previo al examen realice una práctica similar a la prueba y en atención a ella procure que cada estudiante elabore en el aula una “hoja copia” con aquellos aspectos que considere oportunos, documento que puede usar como respaldo el día de la prueba. Contar con ella en el momento reduce los niveles de estrés o ansiedad y su elaboración exige estudio.
3. El día de la prueba no permita consultas que requieran su intervención (salvo en casos muy puntuales), para de esta forma favorecer una actividad realmente efectiva. Además, favorezca contar con el apoyo de tecnologías como la calculadora.
4. Prepare el aula para que en la lección siguiente al examen cada estudiante haga la revisión y calificación de su prueba, labor que se valora como trabajo de aula. Esta es una actividad (por cierto, muy gustada por los estudiantes) que cuenta con toda una estrategia de valoración para no permitir subjetividades. Estas acciones excluyen casi por completo el ausentismo a las pruebas, propicia nuevos aprendizajes, fomenta el sentido de responsabilidad y genera un alto grado de logro.
En resumen, busque que los estudiantes la pasen bien mientras aprenden los elementos básicos. Solo un convivio saludable educa. ¿Cuáles son tus recuerdos de estudiante? ¿Cuáles de ellos han impactado favorablemente en ti? ¿Qué hay del conocimiento visto en las diversas disciplinas?¿Lo retienes aún hoy?¿De qué te ha servido?
La mayor fortaleza de cualquier persona es una actitud gozosa, positiva y alegre, que le permita asumir la vida como posibilidad, nunca como suplicio. Como dicta el Jefe Samoano Tuiavii: Dios nos quiere haciendo nuestras cosas orgullosos y erguidos, y que seamos gente de ojos felices y miembros flexibles. Siempre.
