Mario Rodríguez*, Revista Visión CR.
Este es un concepto muy poco mencionado en nuestro país -afortunadamente-, pero al cual hay que ponerle mucha atención, pues en algunas partes del mundo ha tenido un desdichado auge, como ha sucedido en España en los últimos años, copando los medios de prensa, y causando gran indignación en la ciudadanía.
Obviamente, se trata de una manifestación de la violencia de género, esa que, algunos políticos en España y Argentina niegan, por ejemplo, el partido de ultraderecha Vox, y hasta el presidente Milei, con un discurso antifeminista.
La violencia contra las mujeres tiene una serie de manifestaciones, siendo que, puede afectar la esfera sexual, patrimonial, la libertad de tránsito, la integridad física, la dignidad, y finalmente, hasta la vida, en el peor de los casos, conocido como femicidio en nuestro país.
De hecho, al 14 de agosto de 2024“… habían ocurrido 40 muertes violentas de mujeres, de las cuales 14 muertes habían sido clasificadas como femicidios y 23 estaban pendientes de clasificar por parte de la Subcomisión Interinstitucional de Prevención de Femicidios…” (https://observatoriodegenero.poder-judicial.go.cr/index.php/soy-especialista-y-busco/estadisticas/femicidio). Y es importante aclarar la existencia de tres tipos de femicidio: el contemplado en el artículo 21 de la Ley de Penalización de Violencia contra las Mujeres; el femicidio ampliado; y el femicidio en otros contextos, regulado en el artículo 21 bis de la citada ley (reforma reciente).
Pero, aunque pareciera que el máximo daño posible es el femicidio, hay una situación en la cual es probable se ocasione el mayor de los dolores posibles a una mujer, y este es el atentado contra la vida de sus hijos, siendo justamente lo que se conoce como violencia vicaria, porque se sustituye a la mujer por los hijos, con la finalidad de infringir sufrimiento a la madre, e incluso, buscar que esta se suicide producto de semejante suplicio.
Suele suceder que, el victimario sea el propio padre de los hijos, aunque también, puede ser el padrastro o expareja que, ante una separación de la mujer, procede a acabar con la existencia de los niños, como una forma de venganza y de control patriarcal. Usualmente, estos actos sangrientos acaban con el suicidio del agresor, quien busca causar el mayor sufrimiento posible a la madre en señal de “castigo” ante la finalización de la relación.
Por ende, para comprender de una mejor manera el concepto, es importante abordar algunos de los casos más mediáticos acaecidos en España. Veamos:
- En el año 2011, Ruth Ortiz Ramos le comunicó a su marido, José Bretón Gómez, que quería divorciarse, siendo que, fruto de la relación tenían dos hijos pequeños, decidiendo la madre no separarlos del progenitor, a pesar de muchos años de terror al lado de su esposo, por agresiones constantes en su contra. Pues el 8 de octubre, aprovechando los días que pasaría con sus hijos, los llevó a una finca de la familia, y ahí les suministró antidepresivos para adormecerlos y así poder asesinarlos con más facilidad. No se suicidó, pero si fue detenido y encausado (https://www.rtve.es/noticias/20240912/carta-abierta-ruth-ortiz-educacion-igualdad-conseguira-erradicar-violencia-vicaria/16244217.shtml).
- La noche del 27 de abril de 2021, Tomás Antonio Gimeno Casañas, padre de Anna y Olivia Zimmerman, secuestró a sus propias hijas en lugar de devolvérselas a su madre, Beatriz Zimmerman, esto sucedió en Tenerife.
Tras cometer el crimen, Tomás Antonio llevó los cadáveres de las niñas a un puerto, donde en bolsas las depositó y las introdujo en un barco. Minutos antes de zarpar, había llamado a la madre de las víctimas para decirle que nunca más volvería a ver ni a las niñas… ni tampoco a él (https://elpais.com/noticias/tomas-gimeno-casanas/).
- El pasado 18 de marzo de 2024, en el municipio de Las Alcubillas (España), un padre asesinó a sus propios hijos y, posteriormente, se suicidó. Los niños de dos y cuatro años pasaban tiempo con su éste, luego de la separación de la madre, y fue justamente ésta las que los encontró sin vida (https://www.lasexta.com/noticias/sociedad/hombre-asesina-sus-dos-hijas-envenenandolas-quita-vida-mismo-metodo-gergal-almeria_2024031865f80541649e3a00016b234c.html).
Como decía supra, tal ha sido el impacto de este tipo de crímenes que, la violencia vicaria se integró en la legislación de género en España, con la finalidad de reconocer a las madres como víctimas directas de los delitos de esta naturaleza, incluyendo la posibilidad de recibir ayudas estatales.
Tanto en el país ibérico, como en el nuestro, la violencia de género repercute en las fibras más sensibles de la sociedad, en la familia, pero, principalmente en la persona que la padece.
Por ejemplo, en Costa Rica, por medio de los juzgados de violencia doméstica, es posible imponer medidas de protección a los denunciados, con ello se les obliga a salir de los domicilios, incluida la imperativa necesidad de no acercarse a la denunciante y al núcleo familiar.
También en España, cuentan con un sistema policial centralizado en el Ministerio del Interior, destinado al seguimiento y protección de las mujeres víctimas de violencia de género y de sus hijos e hijas en cualquier parte del territorio, conocido como VioGén; pero a pesar de ello, se han originado unos 52 casos de violencia vicaria, en donde en más de la mitad de los asuntos se suicidó el victimario, y siete lo intentaron. Además, en la gran mayoría de los hechos (47), el asesino era el padre del menor asesinado, mientras que en 5 era la pareja o expareja de la madre, y “… Sólo en 14 de los 52 asesinatos constaban denuncias previas por maltrato contra el homicida (…) En el 30% de los casos, el homicida era expareja de la madre y en el 70 %, aún era marido o pareja legal (https://efeminista.com/violencia-vicaria espana2024/#:~:text=La%20violencia%20vicaria%20se%20integr%C3%B3,a%20las%20ayudas%20del%20Estado)
Indudablemente, la violencia vicaria se puede considerar la forma más cruel de las violencias en contra de las mujeres. Siendo que debemos -como sociedad- advertir los riesgos que se puedan presentar en el país, con la finalidad de educar, sensibilizar y prevenir desde la niñez pasando por la adolescencia, para formar hombres comprometidos con el respeto pleno a las mujeres, por eso hago mías las palabras de Ruth Ortiz: «Solamente una educación en igualdad conseguirá erradicar la violencia vicaria”.