- Duración del sueño es vital para evitar mayores complicaciones y mantener la salud cardio vascular
Adriana Núñez, periodista Revista Visión CR
Desde hace muchos años, investigadores y médicos han mostrado una enorme preocupación por el aumento de los casos de Diabetes tipo 2 en Costa Rica. Un estudio realizado hace más de una década, estimó que al momento del sondeo, alrededor del 1.62% de la población en riesgo sufriría el padecimiento, subrayando además, que se podría esperar que de cada 1000 personas, al menos 16 estarían enfrentando la enfermedad.
El número de pacientes diagnosticados continuó creciendo y más recientemente, en octubre de 2023, el Ministerio de Salud informó que tan solo en la última semana del mes, se habrían detectado un total de 8.933 casos de diabetes mellitus, lo que representa un promedio de 20 personas diagnosticadas con esa enfermedad por día.
Anteriormente, durante el año 2022, se contabilizaron un total anual de 7.493 casos, siendo San José la provincia con más pacientes notificados con diabetes: 2.678, seguida de Alajuela con 1.331 y Cartago con 712 casos.
Malos hábitos de alimentación, falta de ejercicio físico, sobrepeso y otros factores detonantes se han estado barajando con insistencia. Son las mismas circunstancias que afrontan millones de personas en el mundo.
Por ello, los especialistas médicos y organizaciones de salud han realizado ingentes campañas para concientizar a los seres humanos sobre la importancia de prevenir la enfermedad.
Nueve de cada diez pacientes con diabetes padece el tipo 2, lo que acorta la vida en una media de diez años. También reduce el número de años de buena salud, debido a enfermedades cardíacas tempranas.
Como hemos mencionado antes, la diabetes tipo 2 es una enfermedad asociada al estilo de vida y su aparición está muy relacionada con la falta de actividad física y la obesidad.
A pesar de que se puede prevenir mediante actividad física, una dieta equilibrada y manteniendo un peso saludable, mucha gente ignora los consejos que se brindan para contribuir con su calidad de vida.
Y ahora, un nuevo estudio desvela consecuencias adicionales para aquellos que -diagnosticados con diabetes tipo 2- no son tratados de manera integral ni atienden adecuadamente algunos aspectos clave de su día a día, tales como la duración del sueño.
Ni mucho ni poco: dormir suficiente es vital
Recientemente, según un reporte de EuropaPress, una nueva investigación, que se presentará en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) de este año en Madrid, la cual se efectuará del 9 al 13 de septiembre, muestra que las personas a las que se les ha diagnosticado recientemente diabetes y que duermen poco o mucho tienen más probabilidades de sufrir enfermedades microvasculares, es decir, daños en los vasos sanguíneos pequeños, lo que podría conducir a complicaciones más graves.
El análisis en cuestión, es obra de los galenos Mette Johansen y Thomas Olesen, del Steno Diabetes Center Odense, del Hospital Universitario de Odense, en Dinamarca y puntualiza que “cada vez hay más evidencia que sugiere que las variaciones en la duración del sueño pueden influir en el riesgo de desarrollar complicaciones relacionadas con la diabetes.”
Las complicaciones microvasculares, como la retinopatía y la nefropatía, son importantes contribuyentes a las dificultades asociadas con la diabetes tipo 2.
Según lo refleja la investigación “la prevalencia del daño microvascular fue del 38% en los grupos de duración del sueño corta; mientras que entre quienes tienen una duración de sueño media, se redujo a 18%. Aumentó al 31% en el grupo de personas cuyo sueño es más largo.
“La duración de sueño corta se asoció significativamente con un riesgo 2,6 veces mayor de enfermedad microvascular en comparación con la duración de sueño óptima” recalca el estudio.
Por otra parte, la edad cuenta: “las personas menores de 62 años cuya duración del sueño es corta, presentaron un 23% de aumento en sufrir daño microvascular, mientras que a quienes estaban en una categoría de edad mayor a 62 años, se les asoció con un rango 5,7 veces mayor de sufrir daños a los vasos sanguíneos pequeños”.
La edad y el sueño
Al señalar la importancia de analizar los hábitos de sueño de las personas adultas conforme avanzan en edad, la investigación fue enfática al resaltar la necesidad de que “se realicen más estudios para establecer el papel de la duración y la calidad del sueño en esos pacientes».
Especialistas en la materia señalan que la cantidad de horas de sueño necesarias varía según la persona y cambia a lo largo del ciclo de vida pero que no obstante, “la mayoría de los adultos necesitan entre 7 y 8 horas de sueño cada noche”.
Por otra parte, indican que lo ideal es “dormir al menos un mínimo de 6 horas diarias” y que aunque por circunstancias atenuantes “durante un día o dos esa cantidad de sueño se vea alterada”, posteriormente se puede equilibrar la situación con solo dormir un par de horas extras.
Además de los hallazgos que refleja el estudio citado anteriormente, con respecto a la relación entre la duración corta del sueño y el aumento en los daños vasculares en pacientes con diabetes, otras investigaciones han indicado que en general, la falta de sueño también aumenta el riesgo de padecer obesidad, enfermedades del corazón e infecciones.
“Durante la noche, la frecuencia cardíaca, la frecuencia de respiración y la presión arterial suben y bajan, un proceso que puede ser importante para la salud cardiovascular” han dicho los estudiosos.
Según la ONG “Visiting Angels”, hay consejos puntuales que se deben aplicar en las rutinas de los adultos mayores para propiciar mayor calidad de sueño. Atender las sugerencias y equilibrar la rutina diaria serán esenciales para mantenerse bien la mayor cantidad de tiempo posible. He aquí algunas sugerencias:
- Proporcionar un ambiente tranquilo, sin ruidos ni luces durante la noche.
- Establecer una rutina en la que se contemple el momento de ir a dormir y se cumpla.
- Evitar los estimulantes (como el café), de 3 a 4 horas antes de la hora de dormir.
- Evitar las siestas, ya sea supliéndolas con actividades o paseos.
- Procurar hacer ejercicio con regularidad y en un horario por lo menos 3 horas antes de la hora de dormir.
- Dormir y despertar a la misma hora todos los días.