Fernando Fernández, Revista Visión CR.
Nombre científico: Colocasia esculenta. Familia botánica: Araceae
A pesar de haber sido parte fundamental de los patios de los abuelos campesinos desde siglos atrás, la malanga o taro como se le conoce en otros países, es una especie totalmente exótica, nativa de Asia, aunque muchos la ubican en Nueva Guinea en donde se dice que su cultivo se empezó a dar hace más de 7.000 años.
Pero también hay registros de su cultivo de hace 5.000 años en la India, por lo que puede ser considerada como uno de los cultivos más antiguos del mundo y de gran importancia para muchas culturas asiáticas y de la Polinesia. Inclusive muchos nutricionistas rescatan lo dicho por los egipcios, romanos y griegos cuando lo consideraban un alimento de gran valor, ya que nutricionalmente lo ubican con propiedades superiores al arroz y las papas.
Sus raíces carnosas llamadas cormos se consumen como verdura, en sopas, ollas de carne, guisos, asada o simplemente con sal, por el gran aporte de carbohidratos y fibra que da a la dieta, inclusive es un alimento ideal para preparar papillas para los bebés.
Las hojas tiernas también se pueden comer como verdura o simplemente sofritas y pueden utilizarse para envolver comidas igual que con las hojas de plátano (Mussa).
Tanto sus raíces como sus hojas aportan antioxidantes, fibra, proteínas, calcio, magnesio, manganeso, cobre, fósforo, potasio, zinc, vitamina A, B1, B2, B3, B5, B6, B9, C, D y E.
Toda la planta posee una sustancia química llamada oxalato de calcio que se desintegra fácilmente con solo cocinarla, por lo que no se debe comer cruda. Su consumo reduce problemas de estreñimiento, gases, inflamaciones, cólicos, diarreas, calambres, anemias y fortalece el sistema inmune, reduce el estrés, la presión alta, la probabilidad de desarrollar cáncer y problemas oculares, regula el azúcar en sangre.
En nuestro país
En Costa Rica se le ubica como una planta silvestre que crece en lugares sombreados y con buena humedad, como orillas de ríos, nacientes o zonas encharcadas y en donde puede desarrollar sus grandes y acorazonadas hojas y reproducirse fácilmente por medio de hijos, sin requerir mayores cuidados.
Colocasia viene del griego “kolokasion” un término dado a las raíces comestibles de este grupo de plantas y esculenta proviene del latín “escolentum” comestible.
La malanga, que en otros países se le conoce como taro o kalo es de suma importancia en muchas de las culturas del Mundo. Por ejemplo, en Fiji, durante la primera luna llena de mayo hay un periodo de vacaciones para celebrar el “Taro Day, en Hawai, el kalo o haloa como se le conoce, se le valora como a un ancestro porque según cuenta la leyenda, Wakea (Padre Cielo) y Papahānaumoku (Papa de la que nacen las tierras) tuvieron una hija, la cual luego tuvo un hijo (Haloa-naka) con Wakea, su padre, pero el niño nació murió y donde lo enterraron nació una planta de kalo, que sirvió de alimento a todos los descendientes, por eso también le llaman “la vara de la vida” o “aliento eterno”
Bien es cierto que, aunque su nombre quizás no te resulta familiar, su alto contenido en almidón hace de la malanga un ingrediente con bastante frecuencia en las papillas infantiles.
Tiene un sabor que recuerda un poco al de los frutos secos, así como su aspecto puede resultar parecido al de una raíz de jengibre, solo que con pequeños pelitos (raíces) en su capa exterior.
¿Cómo consumir la malanga?
Recetas con malanga hay muchas, quizás no tantas como con la papa, pero es cierto que muchas son bastante similares. Pero, lo más importante a la hora de incorporar la malanga a sudieta es tener claro que no debe consumirla cruda porque puede resultar tóxica.
Además de en papilla, su alto contenido en almidón también la hace un añadido perfecto a salsas acompañantes para carnes o cremas. Además se puede consumir cocida, como parte de un guiso tradicional junto a otras verduras o pollo, o hacer chips al igual que con la papa y la yuca.
Beneficios de la malanga
Rica en vitaminas y minerales
La malanga tiene componentes con un gran valor nutricional como las vitaminas del grupo B, especialmente la B6, del grupo C y del grupo E. además, es rica en potasio, magnesio, fósforo y manganeso.
Mejora la digestión
Es beneficiosa para el sistema digestivo al completo, ya que por su composición, evita el reflujo. Sin embargo, es en el tránsito intestinal donde la malanga resulta más beneficiosa. Su alto contenido en fibra la hace una aliada estrella contra el estreñimiento.
Disminuye el colesterol
Al reducir la grasa en sangre, la malanga actúa como un perfecto regulador del colesterol (bueno y malo).
Es antioxidante
Gracias a su alto aporte en vitaminas, su consumo se convierte en el perfecto antioxidante para el cuerpo.
Baja en calorías
100 gramos de malanga contienen tan solo 140 kilocalorías, con un mínimo contenido de grasa de 0,1 gramos. ¡El ingrediente perfecto!
Ya lo saben: a consumir malanga.