Música: aliada incondicional de la salud mental y emocional

Música: aliada incondicional de la salud mental y emocional

“La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido” (Leonard Bernstein, conductor y compositor 1918-1990)

Adriana Núñez, periodista Visión CR

Todos sabemos que el estrés es perjudicial para la salud, así como lo son algunas emociones negativas que nos vapulean a lo largo de la vida. Por ello resulta de gran relevancia, contar con herramientas y distintas maneras de disminuir la ansiedad y las sensaciones lacerantes que circunstancias diversas puedan ocasionarnos.

Quizás una de las alternativas más importantes y efectivas sea la de escuchar música pues definitivamente, innumerables pruebas científicas demuestran que contribuye puntualmente a mejorar la situación emocional mediante la armonización del sonido con el estado de ánimo.

Investigaciones como las realizadas por MindLab junto con otros estudios como los llevados a cabo por las Universidades de Nevada y la de Standford en California, Estados Unidos, apoyan la teoría de que la música tiene una conexión única con nuestras emociones.

Algunos expertos sugieren puntualmente que escuchar música a 432 Hz tiene muchos beneficios y otros afirman que puede ayudar a sanar el cuerpo y la mente, ya que contribuye, entre otras cosas, a promover la paz interior y la concentración, lo cual a su vez permite pensar y actuar con mayor claridad.

Sepa seleccionar la música adecuada

A fines de octubre de 2023, un estudio dado a conocer por la revista Frontiers in Pain Research, sugiere que no necesariamente se deben escoger melodías “alegres” cuando la persona está experimentando algún tipo de dolor emocional. Paradójicamente, la investigación publicada señala que “escuchar las canciones favoritas podría reducir la percepción del dolor; además, se descubrió que los analgésicos más eficaces eran las canciones tristes que relataban experiencias agridulces y emotivas”.

De forma concordante, la cadena noticiosa CNN puso como ejemplo -para reforzar esa percepción- el momento en que la famosa cantante Adele estrenó en 2011, su sencillo «Someone Like You» (Alguien como tú).

“Su agridulce balada resonó en millones de personas de todo el mundo. Más de una década después, sigue siendo una de sus canciones más populares. Su habilidad artística, así como la de muchos otros que han tocado nuestra fibra sensible con ritmos lentos y emotivos, tiene una forma de gestionar el dolor emocional del desamor y la pérdida” indicaron los presentadores.

La cantante Adele, quien lanzó su último álbum en 2021, ha indicado muy recientemente que desea, una vez terminados sus compromisos en Las Vegas a fines de noviembre, “tomarse un descanso” en su actividad artística. (Foto reciente de archivo)

Otros aspectos que distintas investigaciones han destacado, en relación con las propiedades e impacto de la música en quienes la escuchamos son:

– La música con un ritmo fuerte y/o acelerado nos hace sentir más alerta y concentrarnos mejor.

– La música alegre también estimula el cerebro, puede hacernos sentir optimistas y positivos ante la vida.

– Los ritmos musicales suaves, lentos y constantes son ideales para relajar la actividad cerebral induciendo a un estado de trance similar a la meditación; también se relajan los músculos creando una sensación de alivio mientras se libera el estrés.

Volumen y “tempo” cuentan

Específicamente para relajarse los investigadores encontraron que la música ideal es aquella que tenga un “tempo” (duración de cada nota musical) de 60 a 80 golpes por minuto (60-80 BPM) y que mantenga un ritmo constante, igual que el ritmo cardíaco normal.

En términos generales, los expertos recomiendan mantener siempre el volumen por debajo de 85 decibeles (dB) para mantener los oídos seguros.

Entre son los géneros musicales que han sido citados con mayor frecuencia en distintos reportes y estudios para relajarse, se mencionan los siguientes:

– Música instrumental lenta.

– Música clásica.

– Música nativa americana, celta o india en la que se utilizan instrumentos de cuerda, percusiones o flautas.

– Sonidos ambientales o de la naturaleza como la lluvia, el vaivén de las olas en la playa, la corriente de un río o fuentes de agua, particularmente más efectivos si se mezclan con otra música como jazz ligero.

Por su parte, la Asociación Americana de Músico-terapia, ha declarado que “todos los tipos de música pueden ser útiles para hacer cambios benéficos en la vida de una persona pero que no hay que forzarse a escucharla, sobre todo si es un tipo de melodía que no nos resulta agradable.”

No obstante, debemos tener en mente sus propiedades y la facilidad con la que tenemos acceso a ellas con solo escoger la melodía adecuada. Entre las bondades de la música, además de reducir el estrés y la ansiedad en niños y adultos, como hemos comentado, se encuentran además las que a continuación detallamos:

– Reduce el dolor, mejora el sueño, la memoria y la concentración; contribuye con la meditación, fortalece el sentido de pertenencia, ayuda en las terapias físicas y del lenguaje y fomenta la unidad.

No olvidemos que existe suficiente evidencia científica para comprobar que la música incide en nuestro cuerpo como lo haría cualquier otro sonido, pues los oídos mandan señales al cerebro en respuesta a dichos estímulos.

Esas señales favorecen la producción de dopamina y según sea el tipo de música que estemos escuchando, pueden influir de distintas maneras en el ritmo cardíaco, respiratorio y la presión sanguínea. Y por supuesto, contribuir a nuestro bienestar físico, mental y emocional.

 

 

 

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