Por Arturo Fournier, abogado jubilado y exdiplomático.
En el Mundo
El 19 de noviembre algunas personas conmemoran desde 1992 el Día internacional de los hombres, que tiene diferentes aristas y ha sido controversial, porque algunos de los sectores feministas consideran que a los hombres no se les debe celebrar ni reconocer nada, que tan sólo hay que denunciarlos y oponérseles, porque el machismo debe ser erradicado de la tierra.
Este día fue concebido -como algunas otras fechas- en los Estados Unidos de América, por un señor llamado Thomas Oaster, quien fungía como Director del Centro de Estudios Masculinos de la Universidad de Misuri-Kansas; razón también por lo que otras personas adversarias de todo lo que provenga de ese país, adversan la fecha.
A pesar de ello, a partir del último año del sigo XX (=1999), se empezó a celebrar internacionalmente, resaltando los propósitos iniciales: “abordar temas de salud masculina, resaltar el papel el papel positivo y las contribuciones que realizan los hombres en las comunidades y en la sociedad, promover la igualdad de género, la paz la no violencia, la equidad, la tolerancia y el entendimiento”.
Llama la atención que Ingeborg Breines, mujer directora del programa Mujeres y Cultura de Paz de la UNESCO, NN.UU., apoyó la iniciativa de haber escogido un día internacional también para los hombres, y consideró, con base en los roles para AMBOS géneros -promovidos por la UNESCO- que era “una excelente idea que proporcionará un poco de equilibrio entre ambos géneros”.
Como “contrapartida” -según algunos-, como “equidad, justicia y búsqueda de mejores alternativas para la vida en sociedad” -según otros-, el 20 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres, para solicitar que en todo el mundo se implementen políticas de educación que permitan erradicar esa nefasta práctica entre muchas parejas, cuando algunos hombres, en lugar de actuar con tolerancia y razonable entendimiento, recurren a la agresión, la violencia y -lastimosamente tantas veces- a los extremos del magnicidio, asesinando a sus parejas o a otras mujeres. Se busca como fin el de sensibilizar a todas las personas en todas partes del globo, para que denuncien y detengan la violencia contra las mujeres.
Este esfuerzo surgió desde 1981, y el día se escogió desde el 17 de diciembre de 1999 (mismo año que la anterior fecha) en honor y en reconocimiento a la gran lucha de tres hermanas -Patria, Minerva y María Teresa- de apellido Mirabal, asesinadas en 1960 en la República Dominicana, por oponerse al feroz régimen del dictador Leónidas Trujillo.
La fecha fue asumida por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante resolución 54/134.
También ese mismo día se conmemora la Revolución de las rosas, por un movimiento internacional que aboga contra la violencia obstétrica.
El 22 de noviembre de 1969 se firma aquí en San José de Costa Rica, uno de los documentos jurídicos más trascendentales: la Convención Americana de Derechos Humanos, razón por la cual también es conocida coloquialmente como: “Pacto de San José”, luego de una conferencia internacional en la que mi padre tuvo el honor de ser parte de la Delegación Costarricense que participó, negoció y firmó el documento.
Esa Convención pretendía dar seguimiento y asimilar en nuestro continente, los principios fundamentales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 10/dic/1948.
Previamente, los países americanos habían iniciado el proceso, mediante la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, aprobada en la 9ª Conferencia Internacional Americana, Bogotá, Colombia en 1948, vigente en nuestro país desde 1969.
La Convención fue ratificada en Costa Rica por la Asamblea Legislativa, mediante Ley N°4534 del 23/feb/1970, y fue publicada en la Gaceta N°62 del 14/mar/70; entró en vigencia el 18/jul/1978, conforme a lo establecido en artículo 74.2 de la misma Convención.
Hasta el año 2010 -41 años después-, sólo 11 Estados americanos habían dado rango y jerarquía constitucional a los tratados de derechos humanos, e inclusive algunos han pretendido negarlos cuando han sido denunciados por violaciones a algunos de esos derechos fundamentales.
Llama la atención que el país más grande del continente, los Estados Unidos, nunca ha querido ser parte de esta importante y fundamental Convención Internacional, ya que consideran -entre otras razones geopolíticas- que no hace falta porque ellos son el país del mundo que mejor aplica y defiende los derechos humanos.
En Costa Rica
El 20 de noviembre del 2021 fallece apenas a los 67 años, el connotado cantautor, guitarrista y escritor Dionisio Cabal, quien hizo grandes esfuerzos por continuar la tradición de recolección de la música popular, del rescate del folclor nacional, iniciado entre otros por Emilia Prieto Tugores, movimiento en el que se inició, como integrante del movimiento de música protesta y trova.
Ganó varios premios, entre otros el primer lugar como solista en el Festival de la Canción Política en Costa Rica; junto al grupo Tayacán, representa em 1975 por primera vez a Costa Rica en San Salvador, en un Festival Internacional de la canción, donde obtuvo el segundo lugar; luego el mismo año, también en representación del país, se presenta en el Festival Latinoamericano de solidaridad con Chile, martirizado por la sangrienta dictadura de Pinochet; y una de sus canciones fue seleccionada para ser incluida en el disco conmemorativo de dicha actividad.
Al año siguiente, siempre en representación de nuestro país, canta en el Festival Internacional de la Soberanía Panameña, apoyando el esfuerzo del hermano país, por recuperar la soberanía del canal interoceánico.
También fue un gran compositor. Formó parte de varios grupos musicales como Gente, Viva Voz y Cantares; también, junto a otros cantantes comunistas como él: Orlando “Macho” Gamboa, Rubén Pagura, y Luis Enrique Mejía Godoy, fundaron el Movimiento de la Nueva Canción Costarricense.
Continuó con gran éxito su labor musical, hasta su muerte, razón por la cual, el 17 de junio del presente año 2024, la Asamblea Legislativa lo declara ciudadano distinguido, en reconocimiento a su aporte a la cultura nacional.
El 25 de noviembre de 1977 se promulga la Ley No.6158, de creación del Centro Costarricense de Producción Cinematográfica del Ministerio de Cultura y Juventud, <https://centrodecine.us16.list-manage.com/track/click?u=2ebbfcfaecbdb7738be2f33e0&id=0f267559c5&e=ddd5d9262d> durante la administración Oduber Quirós y con don Guido Sáenz González como Ministro de Cultura.
Esas épocas del siglo pasado fueron de intenso apoyo a la cultura, a las artes y al desarrollo creativo.
Es “una institución adscrita al Ministerio, que se encarga de promover la actividad audiovisual en nuestro país. Es la entidad cultural y técnica especializada del Estado en el campo del cine y el video nacionales … organiza su quehacer en cuatro líneas programáticas” fundamentales “Preservación, Formación, Fomento y Difusión”.
Tuvo su impulso inicial desde el año 1973, don doña María de los Ángeles “Kitico” Moreno, bajo el lema: “dar voz a quien no la tiene”; empezó como Departamento de Cine, bajo el auspicio del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, una de las actividades loables de esa organización mundial, que hoy en día muchos ponen en tela de duda, y algunos hasta piden que sea eliminada.
Aún y a pesar de los poquísimos recursos con que cuenta, ha dado gran impulso a esta actividad humana, que en Hollywood califican de industria. Puedo dar fe de sus buenas gestiones, puesto que cuando fungí como Embajador en Rusia, recibí mucho apoyo del Centro, para promover la cultura costarricense en Moscú, donde logramos proyectar y someter a discusión y análisis, varias de las nuevas películas costarricenses, género que se ha desarrollado muchísimo en los últimos años.