El adiós del guayacán

El adiós del guayacán

“La verdad es más importante que los hechos”. Frank  Lloyd Wrigth

Fernando Fernández, Revista Visión CR.

Ha fallecido un valiente defensor de la libertad y la verdad.

Nos ha dejado el periodista Orlando Núñez Pérez, quien, durante algo más de 83 años, entregó su vida al priodismo con enorme pasión y convicción. “¡Siempre periodista! Nunca dejaré de serlo”, expresó el pasado mes de setiembre al diario La Nación en entrevista exclusiva.

Consideraba que como decía José Martí -de quien es descendiente por rama materna-  que “el periodismo, en lo externo, es una profesión pero a lo interno, es una vocación, un sacerdocio”.

Según relata su hija Adriana Núñez, editora de revista Visión CR, y quien veló por su padre hasta el último suspiro, aunque hace ya algunos años se había retirado de los medios de comunicación, el periodista Orlando Núñez Pérez seguía pendiente en sus últimos días del acontecer nacional e internacional y cuando la ocasión lo ameritaba, escribía artículos sobre diversos temas y personajes de interés.

Y recientemente manifestó una gran inquietud por la situación de la libertad de prensa en varios países de la región, incluido el nuestro, donde los periodistas profesionales son con frecuencia objeto de insultos, agresiones verbales y todo tipo de presiones.

“Es una pena que algunas personas no tengan claros los importantes roles que cumplen los colegas en beneficio de las grandes mayorías y de la defensa de la democracia en cada una de las naciones del continente y especialmente en Costa Rica. Creo que el periodismo de este siglo -mucho más investigativo que antes- es una prueba de los avances que en materia de comunicación se han producido”, comentó en un reportaje publicado por Revista Visión CR.

Su llegada a Costa Rica

“Recuerdo cuando llegué a San José a principios de los años 60. Se contaba con gente buena en el oficio, pero también había muchos personajes que solo se dedicaban a servirle de recaderos a poderosos empresarios, ministros y políticos de turno, por lo que la información no era realmente la que los pobladores necesitaban conocer”, comentó Núñez en esa ocasión.

Con su familia y amigos, en Costa Rica.

“A partir de la creación del Colegio de Periodistas, del cual fue fundador mediante la ley 4420 aprobada en 1969 y por supuesto con el apoyo de la primera escuela de Periodismo que se fundó un año antes en el seno de la Universidad de Costa Rica, la profesión dio un giro de 360 grados” , apuntó Núñez Pérez.

“Es una lástima -agregó- que erróneamente se le hayan fracturado al Colegio potestades que la ley de creación le otorga, como lo es la vigilancia sobre el desempeño ético de sus agremiados y la obligatoriedad de que éstos estén debidamente titulados e inscritos ante la institución. Eso les daba a los ciudadanos garantía de excelencia por un lado, y por otro, la seguridad de que -en caso necesario- sus reclamos por malas prácticas periodísticas, fuesen atendidos y resueltos con prontitud”.

La verdad y la mentira

“Ciertamente uno puede opinar o expresar lo que quiera, ateniéndose a las consecuencias legales; pero en el caso de la prensa, por respeto al público, quienes manejan la información deben poseer las herramientas éticas, morales y educativas que les permitan dar los pasos indispensables para garantizar fuentes fidedignas, veracidad y la verificación de los datos que publiquen”.

En ese sentido, la carrera profesional de Núñez Pérez es una muestra de servicio, rigurosidad y respeto por los demás.

Orlando Núñez comenzó a publicar a los 16 años, cuando se hizo cargo de un periódico local en el pueblo cubano de Madruga, donde nació.

El libro El Grito, fue publicado en Costa Rica en 1963 y narra la tragedia de los primeros balseros cubanos.

Poco después, siendo estudiante de Derecho en la Universidad de la Habana, también enviaba artículos a revistas y periódicos locales y durante algunos años laboró en un exitoso programa de análisis noticioso en el Canal 4 de la capital de Cuba.

A la vez, se desempeñó como presidente nacional de la juventud liberal cubana y mostró entonces sus dotes como orador.

Persecución en la isla

En 1960, poco después del triunfo de la revolución comunista en Cuba, su excompañero de estudios, Fidel Castro, con quien mantuvo frecuentes “encontronazos ideológicos”, dio orden de que le capturaran. Para esa fecha ya estaba casado con su novia de juventud Julia Artiles Isaac -de grata memoria-, con quien procreó tres hijos: dos nacidos en la isla y el menor en Costa Rica. “Ella era la muchacha más linda del pueblo” dice con nostalgia.

Durante un tiempo estuvo ocultándose en diversos sitios pero finalmente, como era amigo de los franciscanos -porque cantaba tanto las misas como zarzuelas en distintos actos culturales- ellos le escondieron en el convento hasta que logró asilarse en la sede diplomática de Costa Rica en La Habana; meses después pudo salir, escondido en un auto junto con el embajador tico y de ahí, tomar un avión hacia nuestro país. “Prometí, cuando toqué suelo costarricense, honrar siempre esta patria que salvó mi vida y la de mi familia” subrayó Núñez durante la entrevista con su hija Adriana.

La esposa y los dos hijos cubanos, tuvieron que esconderse también, pues en ausencia del padre de familia, la emprendieron contra ellos. Finalmente se reunieron en Costa Rica, durante la administración de Francisco Orlich (1962-1966), tras un largo periplo que los condujo primero a Mérida, en Yucatán, México.

Enamorado del periodismo 

Orlando Núñez fundó y dirigió la Oficina de Prensa de Casa Presidencial en 1970, al inicio de la última administración de José Figueres Ferrer. Fue director del periódico La República, del vespertino La Hora y del semanario Esta Semana. Como integrante del gremio periodístico, fungió como vocal de la antigua Asociación de Periodistas que impulsó el nacimiento de la escuela y del Colegio. Formó parte del primer grupo que acudió a las aulas universitarias -una vez fundada la escuela de Periodismo en la UCR- para obtener la necesaria acreditación profesional y así afiliarse a la nueva institución, en la cual participó no sólo como miembro de varias juntas directivas sino también como Presidente del Tribunal de Honor.

Acá conversa con el presidente Figueres.

Durante su ejercicio activo, colaboró con otros medios de comunicación tales como La Prensa Libre, Radio Monumental, varios diarios internacionales y mantuvo un programa radial estable en Radio Columbia denominado «De costa a costa» durante años. Trabajó también como agregado de prensa en el Consulado de Costa Rica en Miami, Florida.

Fue Presidente de la Federación Costarricense de Béisbol, período en el cual logró notables mejoras en las instalaciones del Parque Antonio Escarré y consiguió la donación de gran cantidad de artículos deportivos para distribuir entre los diferentes equipos.

Fungió además como promotor artístico y miembro de Junta Directiva de la incipiente Compañía Nacional de Teatro y contribuyó con el montaje y presentación de diversos espectáculos musicales y culturales en nuestro país.

Este año, el Colegio de Periodistas y profesionales de la comunicación de Costa Rica, le dedicó -en septiembre pasado- la Semana de la Prensa, ahora conocida como Semana de la Comunicación, en homenaje a su extensa y prolífica trayectoria.

Pese a su largo camino por el periodismo nacional, nunca olvidó sus raíces. “El problema con Madruga es que todos los días de mi vida pienso y sueño con ella. Recorro sus calles todos los días», manifestó a este medio.

Núñez era el último de siete hermanos y deja un legado en el gremio periodístico, pero también el recordatorio de fortalecer siempre la democracia y la libertad.

Como expresaba al inicio de esta nota, nos ha dejado un valiente que siempre luchó por la verdad y la libertad.

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