Fernando Fernández, Revista Visión CR.
En las profundidades de la selva amazónica brasileña, un coloso natural de 90 metros de altura se erige como el árbol más alto de Sudamérica. Se trata de un angelim vermelho (Dinizia excelsa), una especie nativa de la región, que ha sobrevivido por más de cuatro siglos, convirtiéndose en un símbolo de la resistencia y la importancia de la Amazonia.
Un hallazgo que tomó muchos años
El descubrimiento de este gigante no fue tarea fácil. Investigadores y guías locales se embarcaron en expediciones que duraron más de tres años, navegando ríos y atravesando terrenos difíciles para dar con el angelim vermelho.
Las condiciones climáticas extremas y la lejanía del lugar pusieron a prueba la determinación del equipo, que finalmente logró su objetivo en la Reserva Natural del Río Iratapuru, una de las áreas más protegidas de Brasil.
El angelim vermelho no solo impresiona por su altura, sino también por su rol fundamental en la lucha contra el cambio climático. Con un tronco de casi 10 metros de diámetro, este coloso alberga grandes cantidades de carbono, actuando como un sumidero natural que ayuda a regular el clima del planeta.
La Amazonia: un tesoro por proteger
El hallazgo de este árbol récord nos recuerda la riqueza y la fragilidad de la selva amazónica. Este ecosistema, hogar de una biodiversidad única en el mundo, se encuentra bajo constante amenaza por la deforestación y la explotación desmedida.
Si bien el angelim vermelho se alza como el gigante de Sudamérica, el título del árbol más alto del mundo lo ostenta Hyperion, una secuoya roja (Sequoia sempervirens) ubicada en el Parque Nacional Redwood de California, Estados Unidos. Con 115,9 metros de altura, Hyperion fue descubierto en 2006, destronando a otra secuoya del mismo parque, el “Stratosphere Giant”, que alcanza los 113 metros.
Para proteger a Hyperion del turismo masivo y preservar su entorno, la ubicación exacta de este coloso se mantiene en secreto. Se estima que Hyperion tiene entre 600 y 800 años y continúa creciendo gracias a las condiciones favorables de la zona.
El descubrimiento del angelim vermelho y la majestuosidad de Hyperion son un llamado a la acción para proteger los bosques del planeta. Estos gigantes, testigos silenciosos del paso del tiempo, nos recuerdan la importancia de preservar la naturaleza para las futuras generaciones.