Federico Paredes, analista agroambiental, RVCR.
Cuando el Gobierno de Francia le pidió a Ferdinand de Lesseps que se hiciera cargo de supervisar la construcción de un canal que uniera el Mar Rojo con el Mar Mediterráneo, no lo dudó dos veces y este diplomático francés, sin ser ingeniero, asumió esa responsabilidad. La construcción del Canal de Suez duró de 1859 a 1869 y ello agilizó notablemente el comercio mundial de Asia hacia Europa y América.
Por los 193 km de largo que separan el Mar Rojo del Mediterráneo pasan más de 20.000 buques-tanque por año, es decir, un promedio de unos 56 por día.
Francia, aprovechando la experiencia de Lesseps en Suez, había negociado en Bogotá, la construcción de un canal similar en el istmo de Panamá. En 1876 la Sociedad Civil Internacional del Canal Interoceánico de Darién inició la exploración del istmo bajo la supervisión del Técnico Naval francés Lucien Wyse, precisamente nieto de Lucien Bonaparte, de la familia de Napoleón Bonaparte.
Otra figura de relieve internacional que tuvo que ver con esta aventura fue el ingeniero Alexandre Gustave Eiffel, constructor de la icónica torre en París, que se encargó de diseñar y construir las esclusas de este canal.
En 1882 los franceses ayudaron a erigir un hospital cerca del Cerro Ancón en la ciudad de Panamá, que lucía hermosos jardines de plantas con flor. Para evitar que las hormigas zompopas (Attas cephalotes) conocidas en inglés como “leaf cutter ants” invadieran los jardines, los arquitectos e ingenieros diseñaron unas zanjas tipo canaletes con agua, evitando de esta forma este posible ataque.
Sin embargo, tuvieron que hacer algo similar con las camas de los pacientes, colocando recipientes con agua en cada pata de estas camas. Para ese entonces no se tenía conocimiento de la forma de transmisión de la fiebre amarilla y de la malaria, de forma que tales tarros con agua fueron el sitio ideal para que los mosquitos de Anopheles y de Stegomya fasciatase reprodujeran y tuvieran “la cena servida” con los pacientes ahí recluidos.
Tal fue el desastre de salud pública que la gente que llegaba para tratarse de alguna enfermedad salía del hospital más enferma de como había entrado; esto hizo que muchas personas rehusaran ir al nosocomio por el temor de ser infectadas de esa forma. De hecho, varios familiares de Lesseps fallecieron por causa de estas mismas enfermedades.
Tanto los problemas de salud como la escasez de fondos para continuar con la obra, hizo que el 15 de mayo de 1889 cesara toda actividad de la compañía constructora francesa en Panamá. Mientras tanto en París, todo se complicó por este fracaso, e incluso Ferdinand y su hijo Charles fueron acusados de mala administración ante las Cortes y condenados a 5 años de prisión, pena que afortunadamente para ellos, nunca se aplicó.
A los 89 años, Ferdinand de Lesseps gravemente enfermo de la mente, murió el 7 de diciembre de 1894. Por su parte, su hijo Charles vivió hasta 1923, pero antes de morir, pudo ver finalmente el Canal de Panamá construido por los estadounidenses y logró que la memoria y honra familiar fueran sustancialmente aclaradas.
Una de las principales causas del fracaso francés en terminar esta obra, fue la obstinación de Ferdinand de querer construirla a nivel del mar, como lo había hecho en Suez, pero sus amigos y colaboradores le quisieron hacer ver lo difícil que sería.
De Lesseps no midió que aquellos eran suelos arenosos y estos limo-arcillosos, de ahí el grado de dificultad, sin considerar además el tema de la topografía quebrada y no plana como la egipcia.
Por aquellos entonces, la provincia o Departamento de Panamá, perteneciente a la República de Colombia, gestaba a finales de los 1800, su separación de la nación sudamericana. No se puede ocultar que EUA “le metió el hombro” a los panameños e intervino navalmente bajo el Gobierno de Theodore Roosevelt, en un claro acuerdo con la oligarquía de aquel entonces, para lograr este cometido. La separación panameña de Colombia se concretó el 3 de noviembre de 1903.
El proyecto del Canal se encontraba en punto muerto. EUA tuvo un claro interés de continuarlo, dada la estratégica posición de Panamá y el interés geopolítico de esta obra en el mapa del Continente Americano. Dice el refrán que, “Nadie experimenta en cabeza ajena”, pero Estados Unidos, viendo los errores y problemas de Francia, los evitó para finalmente terminarlo en 1914. Desde ese año y hasta el 2000 EUA tuvo el dominio de la administración del Canal, mediante la figura de la Zona del Canal de Panamá, también llamada “Zona Americana”.
Antes del que el Presidente Jimmy Carter (recientemente fallecido a sus 100 años), le entregara esta obra al Gobierno panameño, los ciudadanos canaleros dieron una lucha sin cuartel para recuperar esa porción de tierra considerada como un enclave colonial, que iba de mar a mar, en pleno siglo veinte.
Fue mediante el Acuerdo Torrijos-Carter que Estados Unidos le hizo entrega oficial de la Zona y el Canal a la República de Panamá. Recientemente, el Presidente electo Donald Trump ha manifestado que EUA debería de recuperar el Canal por cuestiones de seguridad internacional ante la frecuente y peligrosa injerencia de China en “ayudarle” a Panamá en el mantenimiento de esta vía interoceánica.
Como dato interesante, cada buque carguero que pasa por el Canal con 1500 contenedores debe pagar $90,00 por contenedor, lo que da la cifra de $1.350.000 por buque. En el caso de los cruceros, la Autoridad del Canal ha cifrado el monto de $1134 por persona que viaje en el trasatlántico.
Esto nos da una idea de por qué Panamá es el país con mejor desempeño económico del Istmo, al tener estas millonarias cifras de dólares que acarician su PIB, mismas que ha sabido utilizar para alcanzar el desarrollo que tiene.
Trump es reacio a creer en el cambio climático, el cual es el verdadero enemigo de que los caudales del Canal hayan disminuido, afectando los niveles necesarios de agua para su funcionamiento. Así que no es tanto la intervención de la potencia china el enemigo, sino el desastre producido por el desorden climático.
De cualquier forma, el Presidente Trump no solo ha manifestado su deseo de “recuperar” el Canal, sino que ha mostrado su deseo de comprar Groenlandia y de anexar a Canadá como el estado numero 51 de la Unión Americana, amén de querer cambiarle el nombre al Golfo de México.
Lo cierto es que el cambio climático no solo es un factor que altera el medio ambiente, sino que es un elemento desestabilizador de la política internacional.