“Sugar babies” toman fuerza en Costa Rica

“Sugar babies” toman fuerza en Costa Rica

“Si tuviera que escoger sólo una cosa en mi vida de la que me siento orgullosa sería: ¡que nunca he sido una mujer mantenida! (Marilyn Monroe, 1926-1962, actriz estadounidense)

Adriana Núñez, periodista Visión CR

De acuerdo con el portal web SugarDaddySeek un “sugar baby” es una persona joven y atractiva -quien puede ser tanto mujer como hombre- que busca básicamente apoyo financiero en alguien de mayor edad pero con suficiente dinero para costear ciertas necesidades y caprichos materiales.

El apoyo proviene de las relaciones «azucaradas» que se establezcan con los denominados “Sugar Daddies o Sugar Mommies”, es decir, “Papitos o mamitas de azúcar” según traducción literal, que se constituirán en su fuente de recursos económicos a cambio de gozar de la compañía de personas mucho más jóvenes.

Pareciera que el fenómeno se produce en mayor número entre hombres de edad «madura» e incluso «avanzada» y jovencitas, que entre mujeres mayores y muchachos de menor edad, pues los estudios estiman que las féminas son menos proclives a “pagar” para mantener parejas casuales que los hombres, quienes como dirían popularmente, “son más flojitos con la billetera”.

Y por esa razón, vamos a centrarnos en el “boom” que existe de manera muy marcada en nuestro país, de parejas conformadas por hombres ya bastante “grandes” y muchachas prácticamente veinteañeras.

De acuerdo con una sección del diario digital español Murcia.com, mientras que en Europa, Alemania es el país que recientemente se ha posicionado por la “ingrata fama” de tener más sugar babies que el resto de las naciones del Viejo Continente, en América Latina, Costa Rica, México, Brasil y Colombia, están en franca disputa para alcanzar la cúspide del “rating”.

A muchas de ellas los principios del feminismo les importan un bledo y prefieren volver a las épocas en las que la cabeza-según decir masculino- solo servía para mantener -perfectamente arreglada- la cabellera.

Desequilibrio, riesgo y sumisión

Aunque en las páginas de citas los promotores defienden a capa y espada las diferencias que existen entre trabajadoras del sexo y esta nueva especie de «novias» o acompañantes, algunas de las cuales consiguen convertirse en parejas formales e incluso llegan al matrimonio, lo cierto es que muchas de las condiciones que sus “patrocinadores” exigen contemplan, lógicamente, aspectos tales como sumisión a ciertos caprichos -de distinta índole- atención constante, capacidad de entretenerlos y por supuesto, relaciones sexuales. Como señala el viejo refrán: “quien paga la orquesta, manda en la fiesta”.

De acuerdo con María Camila Salas, periodista del diario colombiano El Tiempo, entre los riesgos y desafíos que enfrentan las féminas involucradas en el tipo de relaciones descritas, se encuentran:

  1. Desigualdad de poder y posible explotación: las relaciones entre “Sugar Babies” y sus “benefactores” pueden generar desequilibrios de poder debido a las diferencias económicas, lo que a veces redunda en situaciones de explotación.
  2. Complejidades emocionales: en muchos casos, las “Sugar Babies” enfrentan “sentimientos de dependencia emocional y dudas sobre si son valoradas más allá de su aspecto o de su papel en la relación”.
  3. Pérdida de autonomía: dependiendo del grado de apoyo económico, las jóvenes podrían llegar a sentir que ceden su independencia financiera y personal.
  4. Intimidad y privacidad: la naturaleza de esas relaciones puede implicar situaciones íntimas riesgosas que ponen en peligro no solo la integridad física sino también la privacidad de muchas jóvenes.
  5. Riesgos de seguridad: conocer personas nuevas en redes sociales, páginas de citas, etc. y adentrarse súbitamente en entornos privados puede aumentar la posibilidad de que se produzcan circunstancias inseguras e incluso abusivas.

La brecha de edad sí cuenta

Después de haber evaluado más de 3 mil casos, los investigadores de la Universidad de Emory en Atlanta, Estados Unidos, llegaron a la conclusión de que entre más grande es la diferencia de edad en una pareja, más probabilidades hay de que la relación no rinda frutos ni se mantenga por mucho tiempo.

Más aún cuando aspectos que nada tienen que ver con la interacción meramente económica, de repente entran en juego; entre ellos, que la persona más joven, se involucre, sexual o sentimentalmente, con alguien más cercano a su edad.

Otro factor importante es que la diferencia de edad muy pronunciada entre dos personas en convivencia o relación, más temprano que tarde generará tensiones debido a la lógica falta de sincronía entre los intereses, hábitos y expectativas de cada cual. Y en la mayoría de los casos, también pasarán por el tamiz de la crítica social, se justifique o no.

La dinámica está descrita en varios manuales en los que explícitamente se informa sobre los riesgos de lo que en sonados casos denominan como “relaciones impropias”, término que no solo se aplica a las que incluyen a personas menores de edad, sino también a aquellas en las que la diferencia de edad, en este caso la del “Sugar Daddy” suma varias décadas. Si a ello le agregamos su posición de poder en virtud del financiamiento que provee, la desigualdad de condiciones se agrava en detrimento de la parte más joven.

Tenemos claro que el tema material: disfrutar de regalos, tener dinero tanto para necesidades básicas como para lujos y esparcimiento, etc. es la base de muchas conexiones de ese tipo; aunque debemos acotar que existen casos en los cuales realmente se forman vínculos de mutuo apoyo y genuino afecto entre personas de distintas generaciones.

No obstante, si ahondamos en los aspectos sicológicos que inducen a muchas mujeres a mantener relaciones con hombres que podrían ser sus padres o abuelos, los expertos indican que una de las motivaciones principales sigue siendo la búsqueda de estabilidad económica.

A través de numerosos estudios, los investigadores y psicólogos han encontrado que mientras los hombres prefieren la apariencia sobre los recursos, muchas mujeres valoran los recursos sobre la apariencia. Como diría mi vecina: ¡Billetera mata galán! Sobre todo en estas épocas donde se ha normalizado apreciar a las personas por lo que poseen y no por lo que son. Apreciación que a veces resulta peligrosa…

 

 

 

 

 

 

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