“Con sólo darnos cuenta de que nuestro trabajo y nuestro negocio, en cuanto sirven a otros y son recompensados por otros, dentro de las reglas de la comunidad, no son nuestras actividades privadas sino nuestra función social.”
“La posición moral que Costa Rica ocupa, como país de libertades, de respeto a la dignidad humana, de gobierno representativo, no debe perderse jamás. Para preservar esta posición se necesita el concurso diario de todos; ya seamos funcionarios o ciudadanos privados. Somos un país pequeño, y esa posición moral es nuestra única riqueza”
(José Figueres Ferrer)
Adriana Núñez, periodista Visión CR
La identidad cultural es un concepto que abarca las tradiciones, costumbres, valores y creencias que definen a un grupo social. Dichos factores contribuyen al sentido de pertenencia de los individuos, al fortalecimiento de la autoestima general de los pueblos y a la forma como se identifican a sí mismos.
De acuerdo con numerosos sociólogos y estudiosos de los cambios constantes que han sufrido diversas sociedades del mundo, “una de las variables más connotadas que ha acelerado la pérdida de la identidad cultural en distintos pueblos y naciones, ha sido la globalización”.
Así lo reseñan algunas plataformas de análisis tales como la peruana Parc.com al afirmar; “aunque este fenómeno -el de la globalización- ha permitido una mayor interconexión entre países y culturas, también ha llevado a la difusión de costumbres y estilos de vida que a menudo eclipsan las tradiciones locales.”

En numerosos espacios, los analistas han sido enfáticos en acotar que las generaciones más jóvenes, las cuales desde su niñez han estado expuestas a una cultura global a través de distintos medios tales como la televisión o el Internet, “tienden a adoptar comportamientos que no siempre reflejan sus raíces culturales”.
Ello lo subraya puntualmente un artículo suscrito por Daniel Melo Sea, graduado en Turismo Sustentable de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México, al enfatizar en su publicación que la situación implica -muy particularmente para las poblaciones indígenas pero también para otros grupos sociales tanto de zona rural como urbana- no solo una enorme pérdida de identidad sino también un “retroceso” que muchas veces se ve reflejado en la afectación del turismo cultural.
Consecuencias de la pérdida identitaria

Entre los daños que conlleva la pérdida de la identidad cultural, se citan no solo la desaparición de tradiciones y costumbres importantes, sino también la de valores que han sido pilar en la construcción de relaciones más respetuosas y pacíficas a nivel de la sociedad.
Para muestra un botón: en muy pocos años, nuestra sociedad -defensora del diálogo y del entendimiento- se ha transformado en una colectividad mayoritariamente grosera y violenta. Ha sido permeada por dinámicas contrarias a la legalidad que amedrentan, coaccionan, insultan y matan…
Estas nefastas transformaciones, incluso provocan -como reiteradamente ocurre en Costa Rica- que entre otras cosas, se produzca en miles de personas una indiferencia inexplicable ante la desaparición no solo de valores intangibles -como el respeto- sino también de tesoros tangibles, como los que representa el patrimonio histórico-arquitectónico de las distintas provincias del país.
Y es que en el caso de Costa Rica, expertos en el tema aseguran que nuestra nación siempre ha estado muy “abierta” a adoptar costumbres ajenas a las propias.
Así lo señala un documento fruto del Seminario de Valores Costarricenses realizado por la Universidad Metropolitana Castro Carazo, en el cual textualmente se indica que además de adoptar modas, conductas, tipos de música, comidas, etc. de otras latitudes, “basta con que un tico pase una semana como máximo en países con acentos diferentes al nuestro, para que éste regrese con características -idiomáticas- propias de la nación en la que estuvo de visita”.

En la publicación, se insiste además en que otras razones para tal pérdida identitaria, son, por ejemplo, “que las familias pasan menos tiempo juntas y los niños aprenden menos sobre su herencia”. Y como resultado, “los jóvenes sienten menos orgullo nacional y conocen menos sobre la historia y los símbolos de Costa Rica. Razones por las que insisten en la urgencia “de revitalizar los valores e identidad costarricenses”
A nivel de los seres humanos que conforman un núcleo: familiar, social, etc. la pérdida de identidad representa un grave peligro pues conlleva aspectos negativos que perjudican a los individuos no solo a nivel personal sino también cultural y económico. Los daños afloran a través de sentimientos de desarraigo, desconexión, impotencia, depresión, ansiedad, falta de sentido común y confusión.
Educación y reencuentro entre generaciones
Lamentablemente, a través de algunos medios formales e informales de comunicación, la avalancha de publicidad engañosa, noticias falsas, modas y costumbres ajenas irrelevantes, el diálogo continuo sobre temas fútiles y la manipulación del discurso político y social, con frecuencia logran penetrar a gran parte de la población, debilitando su capacidad de discernimiento.
Frente a ese fenómeno tan negativo, el recurso más relevante que se puede emplear es la enseñanza. Por ello resulta indispensable que cada país incorpore la identidad cultural en su sistema educativo.
Y como parte de ese proceso de recuperación de la identidad nacional, la labor de recopilación de información fidedigna procedente del ideario colectivo, en el cual los adultos mayores de cada comunidad representan un papel vital, se convierte en una fuente inmejorable de conocimiento.

Gobiernos locales, escuelas, colegios, universidades e instituciones, tienen frente a si el reto de fomentar encuentros entre generaciones para facilitar la transmisión de valores, reseñas históricas, anécdotas y ejemplos a quienes están en edad de absorber esas vivencias.
Menuda tarea que corresponde no solo a quienes administran el país sino también a todos los individuos conscientes y orgullosos de ser costarricenses “de pura cepa”.
Si tras la fundación de la Segunda República, nuestra nación se dio a conocer internacionalmente por su nivel de educación, salud, creatividad, prosperidad económica, principios democráticos y don de gentes, pareciera que en momentos en que se nos está señalando mundialmente por los niveles de inseguridad, penetración del narcotráfico, corrupción y libertinaje, va siendo hora de que una “tercera república” tome forma con el concurso -sobre todo moral- de autoridades en distintas materias, y muy especialmente, de los ciudadanos de a pie.
Adriana…muy buen artículo,pero se te olvidó mencionar lo más importante y vos que sos de orígen cubano lo sabés, porque la gente de Cuba nunca pierde su raíz. Aquí en CR se está perdiendo el» voceo» y el correcto uso del usted, para ser reemplazado por el «tuteo» y una mezcla horrible de indefinida de todo a la vez. Si perdés la forma de hablar tradicional, perdemos nuestra nacionalidad. Saludos!
Cierto, la forma de hablar es parte integral de cada cultura. Por eso utilicé el comentario de la Universidad Castro Carazo que menciona la facilidad con la que muchos viajeros que tras pocos días afuera, regresan al país con modismos y acentos distintos a los nuestros. Gracias por el comentario. El voceo es un tema importante a rescatar. Saludos cordiales
Gracias Adriana..me alegra coincidir.Saludos!