Mario Rodríguez, abogado.
Iniciaron las justas olímpicas, el evento más importante del deporte, reuniendo a miles de atletas de todos los países, con 206 delegaciones, incluyendo la de personas Refugiadas, y el equipo Neutral (Rusia y Bielorrusia).
Tradicionalmente, el equipo ruso ha sido por antonomasia, uno de los más numerosos, pero en esta ocasión, contará con sólo 15 atletas, a raíz de la guerra en Ucrania. Lo harán de forma neutral, sin bandera, ni la entonación del himno nacional. También, hay restricciones para Bielorrusia, nación que ha apoyado de forma abierta a Putin. Mejor suerte ha tenido Israel sin sanciones por la guerra en Gaza.
Ahora, esto no es del todo nuevo, pues en las olimpiadas anteriores en Tokio, ya había sido reducido de forma significativa el equipo ruso, debido a los cuestionamientos con el tema de dopaje, y en Los Ángeles 1984, no acudieron por el boicot ante la guerra fría.
Ahora bien, el hecho de que, sólo 15 atletas compitan de forma neutral, es amor al olimpismo, pues creo que no debe ser bien visto por los líderes de su país, pero el espíritu olímpico les puede más.
Debo aceptar que sólo conozco a Daniil Medvedev, quien desde hace varios años es uno de los mejores exponentes del tenis mundial, codeándose año tras año con Federer, Nadal, Djokovic, y más recientemente con Alcaraz y Sinner.
Pero estas justas nos han traído otros ejemplos de personas que, harían cualquier cosa por representar su bandera, y “contrario sensu”, deportistas que se bajaron del barco del olimpismo por razones que poco se entienden, veamos algunos ejemplos en ambos casos.
Sorprendente, la historia del jugador australiano de hockey, Matthew Dawson, quien tomó la decisión de amputarse una falange del dedo anular de su mano derecha, con tal de ser parte del equipo. Esta situación se dio debido a que -de no haberlo hecho- la recuperación se hubiese prolongado más allá de los juegos, cercenando con ello su anhelo de estar en París.
Al respecto, el jugador dijo: “tomé la decisión tras recibir información del cirujano plástico en ese momento, no sólo por la oportunidad de jugar en París sino también por la vida futura (…) La mejor opción era quitarme la punta del dedo”. Simplemente impresionante dónde puede llegar el sueño olímpico.
Otro gran ejemplo, pero en este caso de nuestra representación costarricense, es Brisa Hennessy, quien, si bien nació en Costa Rica y vivió hasta los 8 años acá, tuvo la oportunidad de representar a los Estados Unidos de América, aunque es obvio que la competencia es enorme en el surf estadounidense femenil.
Pero lo importante de todo esto es el coraje, la determinación, la calidad, y la valentía de nuestra máxima exponente a una medalla en París, quien, se ausentó durante varios meses de las competiciones internacionales por problemas de salud (trastornos alimenticios), que logró superar, y en donde compartió esos duros momentos y el proceso vivido con todos sus fans, al afirmar:
«Atácalo con todas tus fuerzas, porque esa es la única forma en que vas a poder superarlo», dice Hennessy a Olympics.com. “Necesitas afrontar ese reto. Si alguien me hubiera preguntado si quería hacerlo, probablemente no lo hubiera hecho, pero si supiera la persona que soy ahora después de enfrentarme a él, volvería a hacerlo cada día«.
Otra situación que, es digna de reflexión, es la vivida por el voleibolista de playa neerlandés Steven van de Veld, quien hace 10 años fue condenado por un tribunal inglés por la comisión de un delito sexual en perjuicio de una persona menor de edad, pena que ya cumplió. Resulta interesante resaltar que, tanto en Costa Rica, como en Europa, la pena de prisión tiene un fin resocializador, es decir, se busca que, el cumplimiento de la sanción (4 años en este caso), logre la reinserción de la persona a la sociedad.
Incluso, aunque parezca broma, en Países Bajos se cierran las cárceles por los bajos niveles de delincuencia, y los tratamientos y abordajes a los privados de libertad cuentan con los mayores estándares de calidad en el ámbito penitenciario.
Es más, el propio VAN DER VELDE, reconoció sus acciones, y las ha tildado como el “peor error” de su vida, pero ha negado de forma rotunda ser un depredador sexual, aunque esto, no ha convencido a algunos jefes de delegaciones de otros países, como la australiana.
Incluso, el mismo Comité Nacional de Países Bajos ha expresado su sorpresa ante el revuelo provocado, ya que el atleta ha estado participando en muchos eventos internacionales, pero al llegar los juegos, generó esta reacción.
En esta situación, veo a una persona que, ha logrado reinsertarse a la sociedad por medio del deporte, aceptando su error, y mostrando su deseo de continuar con su vida, lo cual es consecuente con la carta olímpica la cual indica que: “El objetivo del Olimpismo es poner siempre el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre, con el fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana”.
Finalmente, como toda moneda tiene dos caras, veamos los ejemplos no tan positivos. En primer lugar, el mejor ciclista del momento, y quien acaba de conseguir el doblete Giro- Tour, el esloveno Tadej Pogacar ha renunciado a representar a su país en las olimpiadas.
Y si bien, la decisión parece bastante razonable, por el desgaste obvio de la proeza lograda, lo cierto del caso es que, la verdadera razón, es un disgusto con la federación eslovena de ciclismo, por la no convocatoria de su pareja, la también ciclista Urška Žigart. Así las cosas, lamentablemente, París no tendrá al mejor ciclista del momento, por una decisión antojadiza, y meramente personal.
Además, la mejor gimnasta japonesa del momento, Shoko Mivata, ha sido expulsada del equipo olímpico, ya que, fue encontrada fumando, lo cual generó un cisma en el país nipón, y en una sociedad que se precia de ser extremadamente estricta.
En fin, mientras miles de atletas añoran ser parte de los Juegos Olímpicos de París, otros se bajan con tremenda sencillez, lo cual revela que cada cabeza -o más bien, cada deportista- es un mundo…
