Fernando Fernández, Revista Visión CR.
Los esenios fueron una secta judía que surgió en el siglo II a. C. y estableció la comunidad de Qumrán. Se enfocaban en la pureza ritual, copiaban libros de las escrituras judías y escribían comentarios sobre los libros de los profetas. Creían que la historia estaba predestinada y su teología apocalíptica daba lugar a una visión del mundo polarizada entre el bien y el mal.
Orígenes
La rebelión macabea de los judíos del año 167 a. C. expulsó a los ocupantes griegos y estableció un reino independiente de Israel. La familia de los Asmoneos (que lideró la rebelión) combinó el cargo de rey con el de sumo sacerdote en el Templo de Jerusalén. No todos estaban contentos con el gobierno asmoneo. Los reyes en Israel debían ser de la tribu de David, Judá, y el sumo sacerdote debía descender de Sadoc, el primer sumo sacerdote en el reinado de Salomón; los asmoneos no podían reclamar ninguno de los dos linajes.
Este es el período en el que encontramos pruebas de lo que los expertos denominan sectarismo judío. Varios grupos de judíos formaron sectas dentro del conjunto religioso. Todos estaban de acuerdo en los fundamentos de la ley de Moisés y los libros de los profetas. La diferencia predominante era la capacidad de vivir en esta cultura griega, ahora cosmopolita, y aun así conservar los rasgos de identidad y las tradiciones únicas de los judíos. El grupo conocido como los esenios era uno de los más opuestos al gobierno asmoneo, así como al funcionamiento del Templo en ese periodo.
El nombre «esenio» sigue siendo un debate problemático entre los estudiosos; la palabra en sí no aparece en los manuscritos esenios, sino solo en los escritos externos al grupo. Aquí encontramos «essaios», sin explicación, pero puede indicar «santidad» o «cumplidores de la Torá (la ley de Moisés)».
Las principales fuentes acerca de los esenios provienen del filósofo judío Filón de Alejandría (20 a. C. – 50 d. C.), del militar romano Plinio el Viejo (23-79 d. C.) en su Historia Natural, y del historiador judío Flavio Josefo (36-100 d. C.). Los esenios son descritos como una comunidad separada al norte del oasis de Ein Guedi, a orillas del Mar Muerto (Qumrán). Todos los escritores afirman que estos esenios eran célibes.
Las principales fuentes para el estudio de los esenios son La Guerra de los Judíos (75 d. C.) y Antigüedades Judías (94 d. C.) de Josefo. En estas obras, Josefo describió las diversas sectas judías como «filosofías de los judíos». A partir de los detalles de Josefo, podemos resumir lo siguiente con respecto a los esenios:
- Alrededor del año 150 a. C., un «maestro justo» sin nombre, en oposición a los Asmoneos, llevó a sus seguidores al desierto y estableció una comunidad en Qumrán. En sus documentos, el maestro justo y sus seguidores fueron perseguidos en Jerusalén.
- Los esenios también vivían en pueblos y ciudades, donde sus miembros contraían matrimonio. Había una comunidad en Jerusalén; una de las puertas de entrada a la ciudad era conocida como la Puerta de los Esenios en el siglo I.
- Los miembros tenían un período de iniciación de tres años (adoptado posteriormente por los cristianos) y hacían hincapié en los rituales con agua del bautismo, y la restauración de la pureza. En Qumrán, pudieron instalar un número sorprendente de cisternas y canales de agua en el lecho de roca para estos rituales.

La mayoría de los miembros de Qumrán se dedicaban a copiar los libros de las escrituras judías y a escribir comentarios sobre los profetas y los libros apócrifos. Los detalles de la vida comunitaria se escribieron en La Regla de la Comunidad y El Documento de Damasco (Pacto de Damasco). Al ingresar, las posesiones personales y la riqueza acumulada se compartían con todos los miembros, según las necesidades. En relación con el concepto de celibato, al igual que «esenios», la palabra equivalente a celibato no aparece en los escritos de Qumrán. El cementerio de Qumrán fue excavado en la década de 1950, donde se descubrieron 43 esqueletos, algunos de los cuales eran mujeres y niños. Sin embargo, la práctica de reutilizar los cementerios significa que algunos de ellos podrían ser también de antiguos beduinos. La excavación de las tumbas restantes se ha detenido en Israel debido a las críticas de los rabinos por la profanación de las tumbas de estos muertos.
Jesús y los esenios
Jesús seguía los ritos de los esenios, la secta judía que se asentó en Qumran, donde fueron hallados en 1947 los famosos Manuscritos del mar Muerto.
Se trata de una tesis de bastantes teólogos que fue dada a conocer por sorpresa, por el Papa Benedicto XVI. Ésa sería la clave para resolver la «aparente contradicción» que, según el Papa, contienen los Evangelios sobre el día de la muerte de Cristo.
Ratzinger es un apasionado de la figura de Jesucristo, y de hecho le dedicó su último libro.
Según el pontífice, el enigma de partida es el siguiente: como se sabe, hay tres Evangelios, el de Lucas, Marcos y Mateo, que son similares. Por eso se les suele llamar sinópticos. Lo más probable es que sean copias del más antiguo, el de Marcos, aunque todos fueron escritos entre 40 y 50 años después de la muerte de Jesús. Luego está el de Juan, que es del año 100 y debió de beber de otras fuentes.
Pues bien, entre ellos hay una diferencia crucial sobre la fecha de la muerte de Cristo: los tres sinópticos sitúan la Última Cena en el día de la Pascua judía, banquete a base de cordero que conmemora la liberación de Egipto, la noche en que un ángel hizo una escabechina salvando a quienes estaban sobre aviso y habían marcado la casa con sangre del animal.
Sin embargo, Juan dice que Jesús murió mientras se sacrificaban los corderos, es decir, la víspera de Pascua, por lo que no habría podido celebrar la cena. «Esta contradicción parecía irresoluble hasta hace unos años», explicó el Papa en aquella ocasión. «Los exégetas pensaban que Juan no había querido comunicar la fecha de la muerte de Jesús, sino una simbólica para hacer evidente la verdad más profunda: que Jesús es el nuevo y verdadero cordero».
Han sido los Manuscritos del mar Muerto los que han dado «una posible solución convincente», según reconoció Benedicto XVI.
Judíos disidentes
Los esenios, que se consideran un antecedente del cristianismo primitivo, eran una secta judía disidente, enemiga de fariseos y saduceos, que vivía en el desierto. Por ello celebraban las fiestas con un calendario propio y hacían la cena de Pascua un día antes y sin cordero, porque eran vegetarianos.
Y esto explicaría todo el enigma. Según el Papa, «Jesús celebró la Pascua según el calendario de Qumran, y sin cordero, como la comunidad de Qumran». El cordero, añadió el Papa, era el mismo Jesús, que iba a morir al día siguiente.