Dra. Olga Arguedas: “El médico debe ser empático, misericordioso, cálido”

Dra. Olga Arguedas: “El médico debe ser empático, misericordioso, cálido”

María Isabel Solís, periodista y salubrista, Revista Visión CR.

Además de las clases de cirugía, medicina interna, pediatría o ginecoobstetricia, un profesional en ciencias médicas debe tener nociones de habilidades blandas que le permitan ser empático, misericordioso y cálido con sus pacientes.

Esa es la reflexión de la Dra. Olga Arguedas, exdirectora del Hospital Nacional de Niños, quien en una entrevista con VisiónCR, destacó la importancia de que tales profesionales tengan una relación uno a uno con sus pacientes.

A juicio de esta experimentada inmunóloga y pediatra, los resultados terapéuticos mejoran considerablemente, cuando las y los profesionales en medicina desarrollan un gran proceso de comunicación con sus pacientes.

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Olga Arguedas: “El médico debe ser empático, misericordioso, cálido”.

Para la profesional, no basta la pericia médica o quirúrgica, se requieren ingredientes adicionales que mejoren esa relación médico-paciente.  De acuerdo con lo reseñado por esta pediatra de 38 años de experiencia, el  pasar por diferentes cargos y niveles de atención, le permitieron comprender la importancia de ponerse en los zapatos del paciente.

Recordó que un profesor que tenía les hablaba sobre la importancia de conocer algo del paciente antes de que entrara a su consultorio. Aquella lección la interiorizó, al punto que aprendió a conectar con ellos en el momento de la consulta, pues destacó que la interacción es fundamental para conocer más detalles relacionados con su entono y para romper el  hielo.

El médico debe mostrarle al paciente que lo conoce y hacer una conexión afectuosa.  Preguntarle si le gusta leer y qué libro está leyendo, saber a qué equipo nacional e internacional es aficionado, el tipo de películas o juegos que le gustan, entre otros.  De esta manera se logra una mayor conexión, empatía y confianza.

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El médico debe mostrarle al paciente que lo conoce y hacer una conexión afectuosa. 

Ese clima de confianza permite profundizar en la historia clínica y conocer a fondo sus condiciones de vida expresar sus pensamientos y aclarar las dudas que tenga en relación con el diagnóstico y el tratamiento.

Para esta reconocida pediatra quien está jubilada, pero realiza una gran labor docente, el médico debe saber escuchar, ver el paciente, conectar con él y debe establecer una relación totalmente horizontal.

A su juicio es muy importante que durante la consulta, el profesional en ciencias médicas elimine todo tipo de distractores como el teléfono celular y coloque algún rotulito para evitar interrupciones que corten ese proceso de comunicación.

Otro de los grandes consejos que ofrece la exdirectora del Hospital Nacional de Niños es adecuar el lenguaje a las condiciones de manera que haya una comprensión de cualquier término del que se hable. “No podemos impresionar con nuestra jerga”, sentenció.

Se debe comprender, dijo, que cuando a un paciente se le da un diagnóstico escucha nada más los primeros minutos, después se produce un bloqueo y por ello no se le puede recriminar que no haya entendido.

En estos casos, se debe tener la sabiduría para comprender la situación y preguntarle que si necesita llamar algún pariente o amigo.  Si bien el contacto físico está muy restringido en la actualidad, se les puede dar una palmada y sentarse a su lado.

La relación médico paciente.................. - Meditips
Cada pequeño éxito que alcanza el paciente, lo celebra el médico.

Otros los trucos que esta pediatra utiliza para obtener mejores resultados es que cada pequeño éxito que alcanza el paciente, lo celebra y, al mismo tiempo, le pone nuevas metas.

Uno de los consejos que ofrece es que el mensaje que se brinde sea muy claro y evitar visiones catastróficas que lo único que hacen es bloquear al paciente y, en su lugar dejar canales abiertos de comunicación para aclaración de dudas.

Otra de las prácticas que, a su juicio, tiene muy buenos resultados es el trabajo con pares, grupales y familiares pues entre todos se aclaran dudas, se comparten inquietudes y se obtienen buenos réditos.

El primer ingrediente es la paciencia, no tenemos derecho a enojarnos, si el paciente no comprendió lo que se le dijo, hay que volver a explicar, volver a intentar y ser humilde y reconocer que necesitamos ayuda.  “Me funciona más un enfoque de esperanza, que un enfoque derrotista frente al paciente”, argumentó la destacada profesional.

 

 

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