Las religiones -bien comprendidas- permiten alcanzar mayor espiritualidad

Las religiones -bien comprendidas- permiten alcanzar mayor espiritualidad

  • Actualmente, en muchas sociedades se promueven actitudes totalmente contrarias a los valores morales y espirituales contenidos en los preceptos básicos de distintas denominaciones religiosas.
  • Cuando no caen en extremismos que laceren el libre albedrío o la integridad de cada individuo, las religiones reconocidas por grandes mayorías, proporcionan un marco ético general que facilita la confianza, cooperación, gratitud y sentido de la vida.

Adriana Núñez, periodista Visión CR

“Entiendo por religión no ya un conjunto de ritos y costumbres, sino lo que está en el origen de todas la religiones, poniéndonos cara a cara con el Creador” (Mahatma Gandhi, 1869-1948)

Según la Organización de Naciones Unidas, “en su diario quehacer, muchas personas hacen frente a la discriminación basada en su religión o creencias. Esa discriminación puede manifestarse en la forma de limitación de su acceso a la enseñanza pública, a los servicios de salud o a los cargos públicos.” Pero no sólo dichos factores limitantes les afectan.

En nuestros días, se está produciendo un notable incremento del rechazo, burla y agresión contra personas que pregonan públicamente sus preferencias religiosas. Incluso en las sociedades donde la libertad religiosa es un derecho constitucional, especialmente los adeptos de algunas tendencias minoritarias a veces expresan gran preocupación por la persecución que sufren.

Pero ello no sólo afecta a los grupos religiosos más pequeños, sino también a miembros de agrupaciones que incluyen en sus filas a millones de seguidores.

Entre ellas se encuentra -con la mayor cantidad de creyentes- el Cristianismo, fe que profesan más de 2400 millones de personas en el mundo. Para los cristianos, la ruta, es clara: «Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Si me conocierais, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis y le habéis visto».

En segundo lugar está el Islam con 1400 millones, seguido del hinduismo con alrededor de 1200 millones de seres humanos; lamentablemente, en número similar a esta última cifra, se encuentran personas que no profesan creencia religiosa alguna.

En fin, los cuatro grupos religiosos más grandes -el cristianismo, el islam, el budismo y el hinduismo- representan unas 5,466 millones de personas, es decir, alrededor del 71 % de la población mundial.

Pensando en fortalecer la protección de quienes profesan distintas creencias, en Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), celebrada en 1992, se aprobó una Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas, cuyo fin era apuntalar y difundir los principios enunciados en instrumentos jurídicos anteriores, tales como la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales o la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia, entre otros.

Pero muchas personas hacen caso omiso de dichos derechos y obligaciones y cada vez más, algunos se atreven a molestar, ridiculizar y violentarse contra quienes predican sus creencias, viven acorde con principios religiosos o los defienden en diferentes escenarios.

Religión y espiritualidad

Aunque existen significativas diferencias entre ser solamente “religioso” o ser una persona “espiritual”, generalmente la religión -que es un conjunto de creencias y prácticas emanadas de una organización determinada- contribuye a que muchísima gente, mediante el aprendizaje y la comprensión de las implicaciones que tienen los actos cotidianos en su bienestar y en el de los demás, se cuestionen cuál es el propósito y sentido de la vida y consecuentemente, se esfuercen por conectar de forma adecuada con quienes les rodean y también con el entorno natural.

Según el artículo “Timeline of Religious Tolerance” (Cronología de la tolerancia religiosa) incluso los antiguos pueblos paganos en su mayoría no descartaban la existencia de los dioses de las demás culturas “y en muchos casos buscaban homologarlos o verlos como distintas versiones de sus propias deidades”.

Salvador Cabedo, autor

Además, de acuerdo con la obra “Religión y autonomía: la importancia del respeto” publicado por Salvador Cabedo Manuel (1939), Profesor Emérito de Filosofía en la Universitat Jaume I de Castellón: Doctor en Filosofía por la Universidad de Valencia y por la Universidad de Munich, “las religiones constituyen una de las manifestaciones culturales más preciadas de la humanidad y una fuente de sabiduría. En ellas se encuentran depositadas algunas de las preguntas sobre el origen y el futuro del universo, el destino de la humanidad y el sentido o sinsentido de la existencia humana.”

Efectivamente, especialistas en psicología social, reafirman que la religiosidad promueve diferentes fortalezas humanas, especialmente al estimular capacidades tales como las de perdonar, agradecer e inclusive mantener relaciones interpersonales más saludables y un alto sentido de justicia y de esperanza. En general, las creencias de quienes son religiosos usualmente definen sus actos y no solo son una fuente de contención ante las emociones negativas sino también de consuelo en momentos de dificultad.

A pesar de lo enunciado, en algunos países asiáticos y europeos -por ejemplo- se están presentando cada vez con mayor frecuencia, actos de desprecio por la religiosidad y consecuentemente, por personajes y símbolos que la representan. Tantos avances en distintas ramas del conocimiento humano no han sido suficientes para que ciertas personas sepan diferenciar entre los loables propósitos que caracterizan la doctrina religiosa y los errores que cometen algunos de los seres humanos que la promueven. Igual sucede con las instituciones democráticas; muchas veces se ataca la institucionalidad y no a aquellas personas que fallan en las funciones que en ellas desempeñan.

Y por eso los ataques de «tirios y troyanos» continúan. Sobre ello dio cuenta -hace casi una década- la Universidad de La Sabana, en Colombia, al señalar en un documento publicado en 2015, que “más de 50 millones de personas en el mundo son perseguidas por sus creencias, cifra que igualó el número de refugiados de la Segunda Guerra Mundial.” El estudio señaló en su momento, que en 35 naciones la situación de los creyentes era preocupante.

“En cifras, se calcula que hay 55 países en donde la realidad de los fieles es crítica. En otras 26 naciones esta situación empeora, al punto que personas de un culto específico arriesgan su vida si hacen manifestaciones públicas de su religión. Pese a que el informe destaca algunos avances de tolerancia con relación a la libertad religiosa, hay 20 países que generan preocupación media y alta, entre ellos: Irán, Emiratos Árabes Unidos, Cuba y Qatar; le siguen Zimbabue y Taiwán, que están en las categorías «preocupante» y «alarma baja», respectivamente” dijeron los investigadores colombianos.

Para muestra un botón. Hace pocos días, se produjo durante la inauguración de los Juegos Olímpicos 2024 en París, Francia, uno de los actos más deplorables de discriminación e irrespeto a las creencias religiosas de millones de personas. Y por ello, obispos franceses, empresas estadounidenses, personalidades políticas y ciudadanos en general -tanto del país galo como de otras naciones- reaccionaron al denigrante acto de ‘drag queen’ que escenificó ‘La Última Cena’ durante la apertura del magno evento deportivo.

De inmediato surgieron infinidad de excusas pero las imágenes ya le habían dado la vuelta al mundo. ¿Realmente son estos ejemplos de irrespeto por la historia y por los demás, lo que deseamos heredarle a las nuevas generaciones? Millones pensamos que no. Y es que la libertad de uno termina donde comienza la de otro.

¿Y en Costa Rica?

De conformidad con las consideraciones basadas en casos concretos y publicadas por el Centro de Información Jurídica en Línea (CIJUL) en nuestro país, el artículo 75 de la Constitución Política permite el ejercicio de otros cultos distintos a los de la religión católica, preponderante en la nación, razón por la que coexisten libremente y en paz, distintas religiones desde hace siglos.

No obstante lo anterior, según comunicado del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, dado a conocer en junio de 2022, Costa Rica registró un crecimiento del 71% en discursos de odio y discriminación durante el período que antecedió a la publicación, específicamente a través de redes sociales.

En esos momentos, Allegra Baiocchi, Coordinadora Residente de las Naciones Unidas en Costa Rica, destacó que la campaña electoral y el tema político potenciaron el significativo crecimiento que han tenido los discursos de odio en nuestra nación. Y lamentablemente, siguen creciendo…

La religión fue uno de los temas preponderantes del estudio, en el cual se centraron alrededor de 53.000 ataques virulentos, seguidos de otros tópicos tales como racismo y discapacidad, tres aspectos que presentaron, de acuerdo con la experta, “un crecimiento exponencial preocupante”.

Ante esa realidad, organizaciones tales como “Ministerios En Contacto” recomiendan a los creyentes, “profundizar en el fundamento de sus creencias y estar listos para dar una explicación respetuosa sobre ellas”. Adicionalmente, insisten en que cada persona debe respaldar sus palabras con el ejemplo de una vida íntegra, pues si alguien mantiene un estilo de vida hipócrita, el testimonio dado carecerá de valor.

Por otra parte, existen los estrados judiciales ante los cuales se pueden interponer las denuncias por persecución o discriminación religiosa y en caso de violarse la libertad de culto, el perjudicado puede interponer una demanda ante la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

Lo importante quizás es que no permitamos -quienes profesamos distintas creencias religiosas- que la avalancha de groserías, insultos, epítetos vulgares y reacciones hepáticas, nos amedrenten.

“Todas las grandes religiones son básicamente lo mismo, ya que todas buscan la paz mental y la bondad, pero es muy importante practicar esto en nuestra vida diaria. No únicamente en la iglesia o el templo” (Dalai Lama)

“Lo que no quieras para ti, no lo quieras para tus hermanos” (Talmud judío)

“La religión está en el corazón y no en las rodillas” (Douglas William Jerrold, dramaturgo inglés, 1803-1857)

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