Carlos Manuel Echeverría, viceministro-subdirector de la OFIPLAN de la Presidencia de la República.
El gobierno del presidente Trump ha dado un golpe de timón extraordinario. La lógica que se ha mencionado es la siguiente: subir aranceles para proteger la producción nacional y atraer inversiones, especialmente de empresas transnacionales originarias de EEUU.
El presidente Trump ha dicho que, por la vía de los aranceles, podría el gobierno federal generar tantos ingresos como para sustituir el impuesto de la renta. Así mismo, se busca negociar reciprocidad con los países afectados, lo que para muchos de éstos puede ser nefasto, porque las economías incipientes tienden a ser débiles y no diversificadas.
El asunto es complejo y señala un cambio paradigmático importante en el comercio, que podría ser temporal o duradero, según se comporte el resto del mundo y las empresas trasnacionales. Una intensa y nociva guerra comecial no se puede descartar. Cabe acotar que en general los aranceles impuestos son cerca de la mitad de los promedios que EEUU alega le cargan a sus exportaciones en los diversos países. Obviamente EEUU no quiere hacerle demasiado daño a los compradores en EEUU y quisiera pensar, que hay conciencia de que un daño a economías débiles crea inestabilidad política y económica. En el caso de Nicaragua por ejemplo, el debilitar su industria maquiladora en textiles, puede traer serias consecuencia para Costa Rica. En el caso de Cambodia (Khemer), un país de bajo ingreso y nivel de desarrollo, posiblemente con mucha influencia china, lo que puede suceder es que el país se alinee más decididamente con los chinos.
Las consecuencias serían serias si se mantiene la batería de aranceles: si empresas migran a EEUU bajo la protección arancelaría que tendría que volverse permanente, producirían lo que ya EEUU a su nivel de ingresos general y de desarrollo científico y tecnológico no debe producir. A un mayor costo, o sea, a un nivel de ineficiencia, que no se da cuando se produce en un país con condiciones precisas para generar ese bien. De allí la división internacional del trabajo y su impacto, fundamentado en la capacidad productiva y los costos, así como en los términos de intercambio comercial entre países. También la globalización que tiene miles de años de estarse formando y hoy en día, a los niveles científicos y tecnológicos actuales y futuros, es una realidad objetiva y por lo tanto, no se irá…a Dios gracias, pues es mucho lo que se perdería. Sería involucionar.
No creo “la mano” que está jugando Trump sea improvisada. Leyendo se da uno cuenta de cosas: ¿Además del desmantele del proteccionismo arancelario a nivel mundial, no siempre justificado, podría ser que está buscando hacer al US dólar menos atractivo para que baje su precio y que hacer que las exportaciones de EEUU sean a su vez más competitivas, atrayendo a su vez mayor inversión extranjera? ¿Podría ser que provoque una recesión para forzar a la Reserva Federal a bajar la tasa de interés a fin de impulsar a las empresas y reducir los costos financieros de un estado super endeudado? ¿Se estará gestando un cambio paradigmático más profundo que vaya más allá de lo comercial? Es de analizar con seriedad.
Ciertamente con la China hay una situación muy particular que debe cambiar. Pero meter a “todo el mundo en el mismo saco”, puede ser como abrir una caja de pandora, con impacto negativo en la confianza, los riesgos económicos y el valor del dólar, así como su papel como principal moneda en la dimensión internacional. A los EEUU le puede salir “el tiro por la culata” y además, arrastrarnos al vacío.
La incógnita en este momento es total. A diferentes niveles de desarrollo, hay bienes que un país puede producir y muchos que no. El tema de la China es que es todo a la vez… economía primitiva al lado de la crecientemente más sofisticada. El estado nunca ha abandonado el dirigismo dentro de un marco autoritario, como se lo decía a los amigos norteamericanos cuando viví en Washington DC entre el 2006 y el 2010. La China sigue siendo marxista y ve el capitalismo de estado como un esquema para facilitar un rápido desarrollo; Marx planteó el comunismo para países desarrollados, no para los que no lo son. La China manipula costos y precios ciertamente. Merece un alineamiento diferente pero no puede ser ignorada. Francamente, no quiero ni pensar que hubiera pasado si la Revolución Cultural hubiera triunfado y si de Deng Xiaoping no hubiera estado presente.

Thomas Friedman argumenta en un artículo reciente que China le está ganando la batalla a los EEUU. Eso me preocupa. Quisiera ver a EEUU promoviendo las ideas, principios y valores que han hecho a esa nación grande. La nación del mundo, donde hay de todo y todos lados.
Volviendo al tema de los aranceles y su peligro, menciono lo siguiente: no todos los productos resistirán igual: la elasticidad de la demanda sin duda jugará un papel importante. Otro tema: estamos hablando de bienes finales e intermedios y cadenas productivas, algunas de las cuales ya incluyen a Costa Rica. Manejar esa realidad para “arancelear” es complejo. De los servicios no se ha hablado, no están “arancelados”. Como Costa Rica, EEUU es fuerte en servicios. En el caso de Costa Rica, favorecen el equilibrio de nuestra balanza comercial.
A Costa Rica no le fue tan mal. EEUU dice que le imponemos a los productos de EEUU un 17% de arancel. Vía TLC tienden a bajar como es el caso de los lácteos. Nos pusieron el mínimo, 10%. Trump ha dicho que él negocia, presidente transaccional, al fin y al cabo, con quien lo llame. Más exactamente… que él “atiende el teléfono”. Así que,presidente Chaves, “manos a la obra” … llame.
Especulo que lo que hay ahora en el tablero cambiará en las próximas semanas o meses; es necesario hacerse presente, hacerse valer, para que el devenir sea favorable. Todo indica que el “friendshoring” y el “nearshoring” están vivos en el caso de Costa Rica. Hay que amacizarlos.