Mario Arguedas, educador jubilado.
La experiencia es algo que no consigues hasta justo después de necesitarla
Sir Laurence Oliver
De pronto, mi teléfono no admite la recarga de su batería. Lo intento con el cable personal y no logro que cargue. Busco otros enchufes, y no lo admite. Cambio a otros cables y tomas de corriente y nada. La batería me anuncia un 15% de carga y estoy por perder la posibilidad de comunicarme, esto al caer la tarde del 24 de diciembre, cuando se hace necesario contestar o enviar los saludos navideños.
En medio de la crisis de dependencia que me produce la tecnología mal empleada, busco oficinas que puedan atender tan inesperado asunto, pero no las hay, ya cerraron, está próxima la Nochebuena.
Luego recuerdo un truco matemático que admite resolver casos que parecen perdidos, una fullería que, como tantas otras en esta disciplina, mostrando un “sin sentido” permiten el logro de soluciones a situaciones encontradas: multiplicar dos veces seguidas por menos uno.
Resulta que, si requiero simplificar la expresión fraccionaria:
Entonces multiplico numerador y denominador por -1,de esta manera no altero la fracción, pues -1/-1 = 1, y 1 es neutro en la multiplicación (es como no haber multiplicado).
De esta manera logro determinar que (a – b)/(b – a) siempre será -1, independientemente de los valores de a y b, cuando a es diferente que b.
Esta acción, que cuando la conocí me pareció redundante y por lo tanto ilógica y hasta risible, se asemeja (en su esencia, aunque no en su contenido) a aquella famosa ley de tricotomía que “sabiamente” dicta que todo número real es positivo, negativo o cero; verdad de Perogrullo por lo obvio de su propuesta, fundamento de diversas demostraciones matemáticas.
Además, recordé épocas pasadas, cuando los televisores se prendían con una perilla. De pronto el “tele” no encendía bien y entonces apagábamos y prendíamos varias veces, hasta lograr imagen completa.
Con estas experiencias en mi haber, apagué y prendí el teléfono, en acción (-1 x -1), obtuve un 1, y la batería empezó a cargar.
Fue así como inicié con los saludos de Nochebuena y Navidad. Ahora me preparo para el año nuevo, con un “As bajo la manga”.