El arte: la más real de las realidades

El arte: la más real de las realidades

Jacques Sagot, pianista y escritor.

El cuadro de la iglesia de Auvers-sur-Oise de Van Gogh hace que la materia inanimada adquiera vida propia.  Es que, en este lienzo, no hay, a decir verdad, materia inanimada.  La tela podría pasar por un monumento al animismo: la iglesia sufre, se contorsiona, se estremece, parece aplastada por el cielo azul y los dos caminos que la estrujan, es una criatura viva, todo en ella dice, todo en ella expresa.  Para usar un decir común, “solo le falta hablar”.  Es una enorme prosopopeya pictórica: una cosa asume cualidades y facultades humanas.  Sentimos el dolor de la piedra torturada.

La iglesia de Auvers-sur-Oise - Wikipedia, la enciclopedia libre

Sentimos que, como cualquiera de nosotros, aspira al cielo insondable y estrellado.  Sentimos que se sabe templo.  Sentimos, aún más, que nos seduce con su dolor y -a un nivel más básico- con las sinuosidades de sus líneas.  Antes que una iglesia, es una solitaria mujer que ora… y quizás también desea.

Cuando conocí el monumento original (38 kilómetros al noroeste de París), experimenté una profunda decepción.  Sentí que él era la réplica de la verdadera iglesia, la que Van Gogh había retratado.  Donde el pintor capturó el alma misma de las piedras, no encontré más que un discreto templo del siglo XIII, entre gótico y románico.  Pero no vibraba ni respiraba como el de van Gogh: se le había volado el alma.  Era no más que materia inerte.  La iglesia de Van Gogh es más espíritu que materia.  Lo que topé en su lugar era mineral y roca pura.  Era, en todo caso, infinitamente menos que la obra del pintor.  Y he aquí como la virtualidad -el caso es frecuente- supera en verdad, en palpitación, en autenticidad de vida, al modelo real.  Jamás entraría a la iglesia de Auvers-sur-Oise.  Daría, en cambio, cualquier cosa por penetrar en el edificio que pintó Van Gogh (de hecho, he fantaseado con ello a menudo).  Hay algo, en la iglesia de la tela, que es a un tiempo místico, mágico, torturado y erótico.  Y no me cabe la menor duda al respecto: es mujer.

Facts about Vincent van Gogh | Architectural Digest

En el cementerio de esta pequeña pero mayestática ciudad de 7 000 habitantes está enterrado Vicent Van Gogh y su hermano Theo, muerto tan solo seis meses después de él.  El enamorado de los girasoles descubrió y compartió con nosotros una nueva, inédita manera de contemplar el mundo.  Es lo propio de los grandes poetas, filósofos, músicos y artistas de toda índole.  Encontró una realidad -la iglesia de Auvers-sur-Oise-, y la transfiguró, la fecundó con su magia, la sublimó, hizo de ella algo infinitamente más preñado de magia y poesía, más misterioso, más místico.  Algo que pareciese sacado de los arcanos eleusinos.  ¡Ah, divino delirio, proyección sobre la piedra del ardor de un alma inmensa que transmutaba todo cuanto trasladaba al lienzo!  La iglesia de Auvers-sur-Oise es de mentirillas.  Créanme, sé de lo que hablo: la verdadera, la única, la eterna, es la que Van Gogh soñó.

 

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