Erwin Wino Knohr, Revista Visión CR.
El último fracaso con respiración artificial del Deportivo Saprissa fue la decisión de enviar un puñado de jugadores a préstamo al futbol europeo.
Es ahí dónde hay que detener el foco: todas las personas que vieron con normalidad esa noticia, unos meses después empezaron a sentirse incómodos como quien empieza a incubar un resfriado. No les culpo. Es gente que ha visto estampitas futboleras con la imagen de Messi, Ronaldo, o el mismo Navas que fue el último mohicano en este continente.
Saprissa prestó a Kevin Chamorro, Douglas Sequeira, Luis Paradela y Warren Madrigal. Sequeira no jugó con el Nacional de Portugal y regresó al país.
Chamorro sigue calentando banca en el Estoril Praia, Paradela sufrió una lesión que lo dejará fuera y Madrigal en el Mestalia del Valencia (equipo B) hasta ahora solo tiene expectativas y sigue soñando.
Pero además de esa lista Alonso Martínez se refugió en la MLS Roan Wilson en el Gil Vicente portugués y Brando Aguilera también en el Río Ave del futbol de Portugal.
El caso de Manfred Ugalde es diferente. Lo hace en un futbol no avalado por FIFA, por lo cual no tiene exposición fuera de Rusia en un campeonato sin competencia, me refiero a torneos de la UEFA o de equipos campeones Además es un campeonato muy corto por las inclemencias del tiempo en ese país.
Jewisson Bennett que tenía una proyección promisoria, según la prensa nacional, se refugió en el futbol de Grecia y desapareció.
Un caso reciente es el de Anthony Walker, actual portero de Herediano. Sporting de Lisboa lo adquirió proveniente de las Ligas Menores de Saprissa con 18 años. Después de tenerlo en el equipo B durante un año decidió enviarlo a Barreirense para adquirir rodaje. Sin embargo no jugó por lo cual Sporting no le renovó el contrato.
Libre fue al Praiense (Isla Tercera de Azores), luego al Santarém, todos participantes en el Campeonato Nacional, (no es la primera división), donde jugó hasta regresar al Herediano el año pasado.
La mayoría de estos jugadores se manejan muy bien en las redes sociales y la prensa les instaló una imagen casi revolucionaria como los jugadores del futuro del futbol nacional.
Por qué no triunfan estos jugadores en Europa?
Conozco muy bien el futbol portugués. En Portugal pueden jugar ocho futbolistas extranjeros a la vez, por lo cual Saprissa se aprovechó para enviar a préstamo, no vendidos, sus jugadores sin ninguna certeza de ser comprados.
Sin embargo aunque en Portugal un equipo puede tener en su planilla 10 o 12 extranjeros, produce muchos jugadores en ligas menores que les permite alimentar las selecciones nacionales y exportar al resto de Europa y otras ligas fuera de este continente.
Es un futbol muy competitivo. Técnico – táctico sin llegar a dominar en Europa en la Champions, considerada la mejor competencia mundial.
Llegar a Europa no es como viajar de Limón a Tibás, o de Alajuela a Heredia. En el verano las temperaturas rondan los 37 grados celsius y en el invierno rozan en varios poblados los cero grados con lluvia o nieve.
La alimentación es muy diferente a la nuestra. El idioma es otra barrera y la relación social no se asemeja en nada a la nuestra por lo que pasado algún tiempo se deprimen y pierden la motivación.
En la parte futbolística nuestros jugadores llegan con deficiencias técnico – táctico y de fortaleza mental que son descubiertas desde los primeros 10 entrenamientos y un par de partidos.
Aunque la metodología actual de entrenamiento en el futbol es en espacios reducidos, con mucha intensidad y dinámica, las canchas donde realizan los partidos en Europa son casi en su totalidad de medidas máximas.
En nuestro futbol varios equipos aplican una metodología moderna de entrenamiento, pero los partidos se juegan en canchas muy pequeñas, casi potreros, excepto el Estadio Nacional, el Saprissa, el Alejandro Morera Soto y en Cartago donde pueden darle nivel a nuestro futbol. El resto son recintos para jugar antifutbol de barrio que no ayudan al jugador a superarse.
Podrán triunfar nuestros jugadores con esas condiciones en Europa?
A la fecha no hay ninguno, excepto Patrick Sequeira en el Casa Pía portugués que le comienza a sonar la flauta. Poco a poco los jugadores van regresando a su habitat natural donde incluso ganan mucho más dinero que en la tierra que les prometieron.
*El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto.
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