El Santos de Pelé: para el universo perfecto de Platón

El Santos de Pelé: para el universo perfecto de Platón

Jacques Sagot, Revista Visión CR.

El Santos de Pelé.  En su corte, Dorval, Coutinho, Zito, Mengalvio y Pepe, con Luis Alonso Pérez, “Lula” como director técnico.  Un festival.  Particularmente letal fue la dupla ofensiva Pelé – Coutinho, el “Rey” y el “Virrey” –los llamaban–.

Muere a los 75 años Coutinho, leyenda en el Santos y el Brasil de Pelé
Coutinho y el Rey Pelé.

Coutinho se ganó la titularidad debido a las constantes lesiones de Pagao, apodado “piernas de cristal”.  Ganaron la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental en 1962 y 1963. El primer año arrollaron al Peñarol y al Benfica.  El segundo, al Boca Juniors y al Milán.

Recorrieron el mundo entero como embajadores del fútbol, sedujeron a varias generaciones de amantes de nuestro deporte con su estilo, que Pelé ha descrito como similar al del Barcelona de Messi.  El Santos fue fundado el 14 de abril de 1912, el mismo día en que naufragaba el Titanic.  “Un gigante se hundía, otro nacía” –fue el decir de la gente–.

De nuevo: el Santos es sinónimo de Pelé, como el Real Madrid lo es de Di Stéfano, el Bayern de Beckenbauer, el Ajax de Cruyff, el Corinthians de Rivellino, o el Barcelona de Messi.  Menos “glamuroso” y mediático que los grandes equipos españoles, el Santos subyugó al mundo con su juego acompasado, pródigo en toque, abundoso en pases –prefiguración del tan cacareado “tiki-taka” ibérico–, y un Pelé cuya dimensión ha tendido, injustamente, a oscurecer a figuras de la talla de Zito (campeón mundial en Suecia 1958 y Chile 1962) y Edú, un magnífico atacante capaz de devastadores disparos de larga distancia.

Los goles y visitas del Santos de “Pelé” a Costa Rica
El Santos de Pelé.

Durante los 18 años en que Pelé jugó con el Santos, el equipo ganó 24 títulos mayores, en cuenta dos copas Libertadores y dos copas Intercontinentales.  Solo en 1959 Pelé marcó 127 goles con el Santos: fue el año más prolífico de su carrera.  El cuadro fue recibido por doquier como un emblema y representante ad hoc del fútbol latinoamericano.  En alguna ocasión fueron a jugar a Nigeria.  El país estaba a la sazón en guerra.  Pues fíjense ustedes que se declaró una tregua civil y la guerra fue suspendida con el único propósito de que la ciudadanía pudiera ver al Santos jugar.

El 17 de julio de 1968 en el estadio El Campín se celebró un partido amistoso entre el Santos y la Selección de Colombia, que se aprestaba a jugar en las Olimpíadas de México.  El árbitro, Guillermo “el Chato” Velásquez, expulsó a Pelé en el minuto 35 por protestar de mala manera un penal no pitado a su favor.  Pelé abandonó el estadio… hasta que los 60 000 mil espectadores a coro exigieron el reingreso de “O rei”.  Los directivos colombianos presentes en el encuentro dispusieron que Pelé volviera al terreno de juego y que se cambiase el árbitro.  Y así fue.  El Santos ganó el encuentro 4-2 con tres goles de Pelé.

La recordada expulsión de Pelé en Colombia por Guillermo 'Chato' Velásquez  | Curiosidades de fútbol | Futbolred
La recordada expulsión de Pelé en Colombia.

¿Qué otro jugador puede jactarse de haber generado semejante irregularidad?  Tal era la devoción con que el mundo seguía sus andanzas a través de cuatro hemisferios y siete mares.  Las finales de la Copa Intercontinental de 1962 y 1963, jugadas contra el Benfica y el Milán respectivamente, nos muestran a un Pelé exuberante, irrefrenable.  Hacía y servía goles como el mago que saca de su sombrero una interminable tira de retazos multicolores.  Estos partidos nos permiten observar un aspecto del juego de Pelé rara vez señalado: su portentosa potencia física.  En los “trabonazos”, el balón invariablemente quedaba en sus pies.  Amén de sus destrezas como juglar de la pelota, resulta impresionante su condición atlética, la complexión recia y maciza de su cuerpo.

Pero el Santos era más que Pelé.  El primer partido contra el Milán por la Copa Intercontinental en 1963 significó una derrota por 4-2 para el Santos. En el partido de vuelta, sin un lesionado Pelé, el equipo equilibró el resultado con un triunfo por el mismo marcador: 4-2, para forzar el desempate.  En el tercer juego –también sin Pelé– el Santos se impuso con penal de Dalmo.  El Santos tenía tal cantidad de talento per capita, que podía jugar y ganar campeonatos sin su jugador estelar.  Era un fútbol improvisatorio, libre fantasioso, una exhibición de talento que honraba la dimensión espectacular del fútbol, esto es, su esencia de espectáculo, no únicamente de competencia y resultados.

A nuestra pequeña Costa Rica el Santos llegó en 1959, 1961 y 1972, jugando contra la Selección Nacional, el Club Sport Herediano, y dos veces, a dieciséis días de distancia, contra el Deportivo Saprissa.  Todos los partidos se celebraron en el antiguo Estadio Nacional, y fueron ganados por el Santos.  Pelé anotó cinco goles, entre ellos, uno de chilena en el triunfo de 5-3 sobre Saprissa de 1972.

Cuando Pelé llegó a Costa Rica como tricampeón del mundo
Cuando Pelé llegó a Costa Rica como tricampeón del mundo. (1972)-

Un jugador saprissista de quien tengo el privilegio de ser amigo me contó algo que revela mucho sobre la personalidad de Pelé.  Poco antes de este encuentro –el equipo andaba a la sazón en gira de pretemporada, derrochando su talento por toda Latinoamérica–O Rei visitó el camerino de Saprissa y tomó la palabra para decir lo siguiente: “Buenas noches, amigos.  ¿A cuál de ustedes le corresponderá marcarme hoy?”  El defensa de marras alzó la mano.  Pelé prosiguió: “Muy bien.  Márqueme de la mejor manera que pueda.  Yo sé que todo defensa sueña con poner en su currículum: “anuló a Pelé en un partido amistoso celebrado en bla, bla, bla”.  Comprendo su aspiración.  Pero déjeme decirle: yo ya soy un jugador veterano, no tardaré en retirarme, y ya he ganado tres campeonatos mundiales.  Lo último que quiero es tener que pasar mi vejez en una silla de ruedas por alguna fractura producto del marcaje artero.  Así que, amigo, oiga bien lo que le voy a decir: márqueme limpiamente, caballerosamente.  Si me maltrata le juro que lo quiebro.  Sé cómo quebrar defensas: lo he hecho ya varias veces en mi vida: ¿estamos de acuerdo?” La advertencia de Pelé dejó a todo el equipo en estado de catalepsia.  El resultado fue, en efecto, un marcaje limpio y noble.

La advertencia de Pelé no estaba de más.  Pelé fue inmisericordemente golpeado y hostigado muchas veces durante su larga carrera: faltaban aún muchísimos años para que se implementara la noción de fairplay, y no fue sino hasta México 1970 –cuarto y último campeonato mundial de Pelé– que el sistema de tarjetas fue implementado.  Es perfectamente comprensible que adoptara estas medidas profilácticas, a fin de evitar una vejez en estado de discapacidad.  El pequeño discurso que le ofreció a Saprissa en su camerino era un ritual suyo: lo repetía con cualquiera que fuese el equipo que jugara.

Los goles y visitas del Santos de “Pelé” a Costa Rica
Con Marvin Rodríguez (El Buzón de Rodrigo).

Por lo demás, Pelé subyugó a la afición costarricense por su bonhomía, caballerosidad, simpatía, sentido del humor, y humildad.  Se paseaba por las calles capitalinas sin escolta, entraba a los cafés y a las boîtes para bailar y cantar… era un ser humano encantador.  El Santos entrenaba en el popular balneario “Ojo de Agua”, para deleite de todos los presentes.  No había en él secretismo, hermetismo ni primadonismo alguno.  Se prodigaba con sus admiradores, sabía mimarlos.  El equipo cobraba 15 000 dólares con Pelé, y 10 000 dólares sin el Rey, esto a la altura de 1972.  Un cuadro de ensueño.  En su último partido en Costa Rica, ante el Deportivo Saprissa (triunfo santista 5-3) Pelé anotó un histórico gol de chilena.  O Rei era dueño exclusivo de esa jugada.

¿Fue este partido transmitido por algún canal de radio o televisión?  ¿Existirá aún el riel?  Sería un documento de inmensa significación histórica y patrimonial.  Interpelo de esta manera a las estaciones de radio y televisión que sin duda cubrieron el evento.  Por una vez, señores y señoras del periodismo deportivo: sálganse del miope “aquihora” (el hic et nunc), y aborden su disciplina con una perspectiva historicista, arqueológica, documental y museológica.

 

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