Esfuerzo conjunto

Nelson Murillo, periodista.

Los procesos de elección de los partidos para elegir el candidato o candidata presidencial, ya sean abiertos como el del PLN, o mediante una asamblea nacional, robustecen la democracia si en realidad son honestos, equitativos, legítimos, transparentes y con propuestas viables y consensos para acelerar el progreso integral del país.

Siempre Costa Rica estará por encima de las banderas partidistas, sobre todo hoy cuando se hace imperativo, como nunca antes, reconstruir la patria, solventar el severo deterioro que la menoscaba y devolverle la fe a los costarricenses, en general, en el sistema de salud, educativo y político bien manejados. Ojalá con base en alianzas de partidos abocados a elaborar una agenda de desarrollo conjunta, viable, justa y perentoria.

Costa Rica somos todos y nos urge sacar a nuestra querida nación de los cuidados intensivos donde evidencia una parálisis sin parangón que apenas le permite subsistir, en gran medida por el acecho de grandes problemas como la inseguridad, el deterioro social y agropecuario, la corrupción, la destrucción del ambiente, y el deseo de acabar con nuestra institucionalidad para centralizar el poder en grupos con intereses muy particulares incluso con venganzas y el irrespeto diario a la ciudadanía. Ronda el fantasma de una autocracia que, por dicha, no rima para nada con la idiosincrasia de los ticos.

Casi todas las semanas vemos con dolor y rabia cómo decisiones manipuladas favorecen a integrantes de las oligarquías que contribuyen al caos nacional que afrontamos con desesperación e incertidumbre. Muchos de los privilegiados se creen intocables por sus poderosas influencias y los millones de colones o dólares que aportaron a la campaña electoral del cuestionado y repudiado partido en el poder que gobierna para las élites. Más que obvio.

Grande es, y ha sido, nuestro Estado social de derecho, como bien sabemos. Muchos logros esenciales desde hace décadas han dado brillo a la gran Costa Rica democrática y ecológica en el mapa mundial.

De manera que los partidos serios, verdaderamente comprometidos con el país, el apego a la ley y la equidad de los habitantes, se aboquen a redactar una agenda conjunta para rescatar lo que aún nos queda, muy consecuentes con la geopolítica actual, los avances tecnológicos, así como oportunidades de educación y empleo en especial para los que menos tienen. Sin dejar de lado, por supuesto, algunas propuestas comunes que ya cobran fuerza en aras del interés nacional, sin un sello electoral específico, hasta ahora.

Sin acciones mancomunadas, sin proyecto país, sin plena consciencia de reconstruir la patria en un plazo perentorio, con el esfuerzo de todos, resultará difícil para los costarriceses ver el sol claro de nuevo y, de ser posible, mucho mejor que antes.

Ningún candidato, ningún partido, por sí solo, será capaz de de enfrentar los grandes desafíos que nuestra dura realidad impone con el fin de contar con una Costa Rica aún mejor de la que tuvimos. La receta de unificación quizá suena un tanto obvia, pero no resultará fácil un esfuerzo conjunto viable para superar el cáncer y la metástasis que políticos irresponsables han desarrollado a lo largo y ancho del territorio y nuestra soberanía marina.

¡Juntos por Costa Rica hoy más que nunca! Solo así llevaremos el barco a buen puerto.