Por Arturo Fournier, abogado jubilado y exdiplomático.
Semana del 23 al 29 de diciembre del 2024
Aunque en esta semana acontece uno de los hechos históricos más trascendentales de la historia de la humanidad: el nacimiento de Jesucristo, no me referiré al mismo, puesto que ya varios colegas han publicado artículos en esta Revista sobre las costumbres navideñas, el origen de algunas tradiciones como el árbol, etc., de modo que los insto a revisarlos.
Sólo quisiera soñar con que rescatemos más la figura y las enseñanzas de ese gran hombre, en lugar de estar envueltos en el torbellino de qué vamos a comprar, cómo gastar dinero que tal vez ni tenemos, queriendo honrar más al “vellocino de oro” (el consumo desenfrenado), que las enseñanzas de Cristo: amor al prójimo, no juzgar a los demás, la pureza de corazón y la solidaridad humana.
En el Mundo
23 de diciembre de 1790 nace Jean-François Champollion, historiador, lingüista, egiptólogo francés influenciado por los descubrimientos de la campaña de Napoleón en Egipto, conocido como “Champollion el Joven”, considerado como el padre de la egiptología, ya que nos legó su magnífico descubrimiento, mediante el cual descifró el contenido de la piedra de Rosetta trilingüe, lo que nos permitió entender más la cultura y la historia de esa zona del mundo, así como la forma de leer los jeroglíficos, que algunos consideraban simples signos, imágenes ideográficas, no un idioma.
Él logró demostrar que las suposiciones en boga eran incorrectas (“eclipsando sobre todo al erudito británico Thomas Young”) porque el modo de escritura sí contenía información histórica, e “hizo posible comenzar a recuperar muchos tipos de información registrados por los antiguos egipcios”.
En Francia hizo un doctorado en Historia Antigua, pero ya desde muy joven -por dicha- se había destacado como niño prodigio en filología, lo cual -evidentemente- le fue de mucha utilidad para el gran paso de acercarnos a la historia del gran país faraónico.
Por sus dotes, pudo ocupar muchos puestos de honor en varias Academias y círculos científicos, donde también resaltó, porque hablaba copto y árabe con gran fluidez, como si fueran su lengua materna.
¡Cuánto más nos hubiera aportado!, de no haber muerto extremadamente joven, en París el 4 de marzo de 1832, APENAS CON 41 AÑOS. Está enterrado en el maravilloso cementerio de Père-Lachaise, cuya visita recomiendo altamente, no sólo por la belleza de las tumbas, sino por la cantidad de gente destacada que ahí tiene su “domicilio” final.
También un 23 de diciembre de 1810 nació quien luego fue uno de los más destacados alumnos de Champollion: Carl Richard Lepsius, lingüista, bibliotecólogo y egiptólogo alemán, fundador de la arqueología moderna.
Estudió la prehistoria griega y romana. Profundizó todos los escritos de su maestro, luego, a petición del rey Federico de Prusia visitó todas las colecciones europeas de objetos egipcios, viajó a Kemet (nombre autóctono del país) y Nubia donde aprovechó para profundizar en las lenguas locales, exploró 67 pirámides y más de 130 tumbas de nobles, empezó sus publicaciones sobre la transcripción de jeroglíficos; hizo excavaciones y en 1843 encontró los restos del Laberinto de Egipto, de la pirámide de Amenemhat III, el “Decreto de Canopo”, un documento que se puede comparar a la piedra Rosetta, exploró numerosas tumbas antes no descubiertas. Se le reclama haber destruido algunos monumentos para poder apropiarse de sus restos y llevarse unos 15.000 objetos a los museos de su país.
Publicó numerosos libros.
Un asteroide fue nombrado en su honor.
Un 23 de diciembre de 1972 se produjo un fuertísimo terremoto, que destruyó la ciudad de Managua; dos años después, en la misma fecha, un hecho tuvo consecuencias más profundas en el plano cívico y político, el 27 de diciembre de 1974, cuando un comando del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua, organización casi desconocida hasta esos momentos, disfrazados con uniformes de la Guardia Nacional, integrado por 5 mujeres y 9 hombres (casi dentro de las actuales reglas de equidad de género), tomó la casa del presidente del Banco Central de Nicaragua: José María -Chema- Castillo, mientras ofrecía una fiesta de fin de año, hecho relatado con lujo de detalles en una de las novelas de Gioconda Belli.
También hubo cambios para el mismo grupo armado, puesto que fue el momento en que empezaron a usar la categoría de “Comandante Cero” para el jefe del grupo, que escogió el nombre de: Juan José Quesada (en honor a uno de sus integrantes, asesinado por la Guardia Nacional). El objetivo fue escogido luego de leer una publicación “rosa” en el diario El Clarín, sobre los eventos sociales a llevarse a cabo ese día.
Como cortesía y respeto a los empleados y trabajadores, antes que nada, liberaron a los músicos, meseros y a las mujeres.
El dueño de casa se resistió, corrió y se encerró en su habitación, para hacer uso de muchas armas que ahí tenía (mucha gente se cuestionó cómo ¿sería que las finanzas públicas del Banco Central -del cual era Presidente- se manejaban con armas?), y lamentablemente falleció en su intento, puesto que el objetivo del comando era que nadie saliera lastimado.
Entre los rehenes se encontraba el reconocido Guillermo Sevilla Sacasa, cuñado del dictador Somoza, uno de sus primos Noel Pallais, varios Embajadores, el gerente de la compañía petrolera ESSO, y cantidad de líderes y empresarios afectos al régimen tiránico.
El arzobispo de Managua: monseñor Obando y Bravo, fue escogido como mediador para las negociaciones, que fueron exitosas para los insurgentes del FSLN, ya que, el 30 de diciembre consiguieron todas sus demandas, entre otras: ser llevados al aeropuerto en autobús (en el camino la población les dio expresivas muestras de apoyo, nunca antes vistas), liberaron cantidad de presos políticos, obligaron a la prensa de la dictadura a publicar comunicados políticos denunciando la situación del país, hicieron público el planteamiento político del Frente, y además recibieron un millón de dólares.
Era la primera vez en 40 años, que el férreo régimen se tambaleaba y sufría una derrota tan contundente.
Aquí en Costa Rica las multitudes nos tiramos a las calles para festejar el éxito de la operación, con la esperanza de que terminara la repudiada dictadura, para conseguir libertad y democracia en el hermano país.
En Costa Rica
El 24 de diciembre de 1864, -el propio día de Navidad- nace Manuel González Zeledón, conocido con el seudónimo de Magón, renombrado escritor costarricense que promovió mucho la cultura y la literatura nacional, haciendo énfasis en “cuadros de costumbres, que permiten ver la vida y la personalidad del pueblo costarricense de finales del siglo XIX,” especialmente de aquellos vecinos de San José.
Durante el siglo pasado sus agradables cuentos y obras eran de lectura obligatoria o recomendada en los centros de enseñanza, así todos conocimos sus textos.
Destacan: “La Propia, El Clis de Sol, Para justicias, el tiempo, Un día de mercado en la Plaza Principal, ¿Quiere usted quedarse a comer?”, y muchas más. Prosa criolla de muy agradable lectura, dotadas de un fino humor y una fisga muy propia de los habitantes del valle central. “Amenas narraciones costumbristas donde describe la vida campesina de su época y los bellos paisajes tropicales de su país, haciendo gala de su ingenio, gracia, jovialidad e ironía.”
También publicó una sola novela y algunos artículos políticos, especialmente en un diario El País, fundado por él y otros escritores, recopilados después por la Universidad de Costa Rica, institución preocupada por recoger y promover la literatura y la cultura nacional.
El 29 de octubre de 1953 la Asamblea Legislativa dictó el Decreto Nº46, mediante el cual lo reconoció como Benemérito de las Letras Patrias; y a partir de 1962 el gobierno otorga el Premio Nacional de Cultura Magón, a los ciudadanos que hayan dedicado su vida y destacado en el campo de la cultura.
Aunque no era tico, fue tal el furor que causó en nuestro país, que podemos considerarlo también como nuestro, un 26 de diciembre 1904 nace Leopoldo Fernández, el famoso “Tres Patines”, creativo cómico cubano, destacado por el programa “La Tremenda Corte”, con un intrincado juego de palabras y de expresiones, dotadas de gran humor y simpatía, texto que en muchos casos era improvisado por él y por el famoso Señor Juez.
Radio Columbia lo sigue transmitiendo todos los días, de lunes a viernes, a las 22 horas (10 de la noche), para gran entretenimiento de sus oyentes.
Finalmente, el 29 de diciembre 1937 se inaugura el balneario de Ojo de Agua en Belén, Heredia.
