José Luis Valverde, periodista.
Luis Alberto Monge Álvarez, posiblemente el tico más auténtico en la silla de Casa Presidencial, nunca nadie irrespetó su reconocida predilección por la bebida y la bohemia.
Se desternillaba de la risa cuando le contaban algunos de los tantos chistes en circulación, no para denigrarlo, por el contrario, la manera como el pueblo se apropió de su personalidad bonachona.
“¿Don Luis Alberto, porqué a usted le gusta el traguito ?”. Es que cuando estaba chiquito, mamá me decía…bebé …bebé”.
Se sostenía el voluminoso abdomen, mientras gozaba de la fisga del tico.
Gustaba ver películas de su amigo Cantinflas, todos los episodios del Chavo del Ocho, estaban listos para ser reproducidos, quiso al pueblo, el pueblo lo quiso.
Nunca nadie en su presencia gritó ¡guaro…guaro!
Luis Alberto Monge Álvarez, en el Mercado Central, una placa honra su pasado de chinamero, en la Asamblea Legislativa, cuelgan dos pinturas, expresidente de la República y Benemérito de la Patria.
Definitivamente, hasta los amantes del vino y la bohemia, eran distintos a los de ahora.