Fernando Fernández, Revista Visión CR.
La atleta y bioquímica no recomienda a nadie seguir sus pasos y reconoce el coste «sobre todo mental» de su hazaña.
Es martes, último día de 2024, y en la ciudad flamenca de Gante acaba de concluir la última maratón global del año. Pero otro acontecimiento ensombrece esta importante cita deportiva. Una de sus participantes, la atleta Hilde Dosogne, ha batido, en principio, un nuevo récord mundial al convertirse en la primera mujer en correr un maratón durante todos los días del año.
«Me alegro de que haya terminado», ha declarado después de cruzar la línea de meta. Además de la recompensa por su perseverancia al correr al menos 15.444 kilómetros en un solo año, la mujer de 55 años también ha recaudado unos 60.000 euros destinados a la investigación del cáncer de mama.
Dosogne tuvo que presentar evidencias fotográficas y de geolocalización a diario, además de informes de testigos independientes para cumplir con los requisitos de la organización Guinness World Records. De confirmarse la veracidad de su hazaña, el récord debería ser oficialmente suyo en unos tres meses.
La mujer de 55 años se uniría así a Hugo Farias, el brasileño que tiene el récord masculino de 366 días, que logró en São Paulo, Brasil, el 28 de agosto de 2023. En la categoría femenina, Dosogne competiría en una liga propia: el récord actual de Erchana Murray-Bartlett de Australia es de 150 días desde el 16 de enero de 2023.
Un hito de persistencia personal
Una cosa es segura: Dosogne no quiere que su hazaña se convierta en un brillante ejemplo de vida saludable, sino más bien de persistencia personal, ya que tuvo que luchar contra la gripe, la Covid 19, más de una docena de accidentes, ampollas e incluso bursitis.
Sin embargo, en general, fue su cerebro el que sufrió más este proceso. «La tensión mental es más dura que la física. Por supuesto, físicamente, todo tiene que estar bien. De lo contrario, no puedes correr cuatro horas todos los días. Pero fue un esfuerzo más mental estar allí en la línea de salida todos los días», ha declarado a Associated Press.
Dosogne pudo correr la mayoría de sus maratones en un terreno plano cerca de una masa de agua dulce, a las afueras de la ciudad universitaria de Gante, donde el fuerte viento del mar del norte se convirtió en su competidor más duro.
Como ingeniera bioquímica, la deportista aficionada comenzaba su trabajo extra temprano para poder hacer la maratón todas las tardes. Y como no podía correr a toda velocidad a diario, se limitó a mantener 10 km/h, lo que también permitió que amigos y testigos pudieran correr junto a ella.
La única vez que su hija Lucie sintió que no lo lograría fue el día en que sufrió un accidente después de 27 kilómetros de carrera. Entonces tuvo que ser llevada a Urgencias con un dedo dislocado. Como consecuencia de pasar demasiado tiempo allí, su hazaña diaria se truncó. ¿La solución? «Empezó de nuevo desde cero», dice Lucie.
