César Fernández Rojas, educador jubilado.
La virtud de la humildad, así como el amor y la prudencia, propician las condiciones morales que hacen, en su integridad, a una persona buena, de bien.
Dice Aristóteles: En toda cantidad continua y divisible pueden distinguirse tres casos: primero el más, después el menos y, en fin, lo igual (…) Lo igual es una especie de término intermedio entre el exceso y el defecto, entre lo más y lo menos. El medio, cuando se trata de una cosa, es el punto que se encuentra a igual distancia de las dos extremidades, el cual es uno y el mismo en todos los casos. Pero cuando se trata del hombre, cuando se trata de nosotros, el medio es lo que no peca, ni por exceso ni por defecto; y esta medida igual está muy distante de ser la misma para todos los hombres.(Cfr. Aristóteles. Moral a Nicómaco. Austral, 1984, pág. 96).
El medio, cuando se trata de una persona, esta medida igual está muy distante de ser la misma para todos los hombres, en todos los casos:
sumisión——–humildad——–arrogancia.
Debido a la prudencia o moderación, menciona Aristóteles, cuando reducimos las obras a este punto medio, decimos que las obras están bien hechas, y se las quiere alabar, que nada se les puede añadir ni quitar; como dando a entender que, así como el exceso y el defecto destruirían la perfección, (en este caso a la humildad)sólo el justo medio puede asegurarla. Este es el fin, lo repetimos a que se dirigen siempre los esfuerzos de los buenos artistas en sus obras; y la virtud que es mil veces más precisa y mil veces mejor que ningún arte, se fija constantemente como la naturaleza misma en este medio perfecto. (Cfr. Aristóteles. Moral a Nicómaco. Austral, 1984, pág. 105). (El destacado en propio del autor).
La humildad es un camino para la superación personal cuando la sobriedad orienta el reconocimiento de las aptitudes y los talentos propios; lo cual no es señal de debilidad, de timidez ni de temor, sino una indicación de que se sabe de dónde provienen las fortalezas, para aprovechar las oportunidades y surgir en la vida.
Según Alejandro Melamed la humildad es una cualidad que destaca a los mejores. Se puede pensar en la humildad desde dos enfoques: la humildad personal y la voluntad profesional. La humildad personal la demuestran con modestia elocuente, evitan la adulación pública, nunca se jactan. Actúan con una callada y serena determinación, se apoyan principalmente en estándares inspirados y no en un carisma inspirador. Canalizan la ambición hacia la empresa, no hacia sí mismos y establecen sucesores para una grandeza aún mayor en la siguiente generación. La voluntad profesional se encuentra en que por demostrar modestia elocuente son claros catalizadores de la excelencia.
Hay dos situaciones que ilustran de manera muy elocuente el perfil de los líderes que tienen humildad: el éxito y el error. Ellos asumen la responsabilidad por los errores y comparten el crédito del éxito. Se miran al espejo a la hora de asignar responsabilidades por los malos resultados; nunca culpan a otras personas, a factores externos o a la mala suerte, sino que se ven a sí mismos. Del mismo modo, observan por la ventana a la hora de atribuir el mérito por el éxito de la empresa a sus equipos.
Hablan menos de logros personales y más de los éxitos compartidos. Se focalizan más en brindarse a otros que en recibir servicios de los otros. El ego es uno de los factores claves para entender muchas de las situaciones organizacionales que se presentan a diario y a quienes participan. Un ego muy sano es una condición necesaria para ser más humildes; y dicha humildad ayuda a crear contextos de trabajo más positivos, de aprendizaje, servicio, gratitud y desarrollo sostenidos.
Si todos los que trabajamos en el ámbito de las organizaciones -públicas, privadas, ONGs- adoptáramos una actitud un poco más humilde, muy probablemente la transparencia, sencillez y simplicidad con la que operaríamos sería muy superior, se generarían menos conflictos y se incrementarían los resultados sostenibles. La humildad, en definitiva, es una manera de pararnos frente al otro, la sociedad y al mundo. Es una actitud ante la vida: mirando al cielo, pero con los pies sobre la tierra. Porque ser más humildes es, simplemente, ser más humanos). (Cfr. Alejandro Melamed. Humildad: esa rara cualidad que destaca a los mejores. 8 abril 2020. https://es.linkedin.com › pulse › humildad-esa-rara-cualidad.).
Debemos tener presente que la ética se fragua, se moldea, se consolida por medio del pensamiento reflexivo, el pensamiento crítico y el análisis razonado que orienta a las conductas y las apreciaciones personales. En este sentido, la honorabilidad, la dignidad y el entendimiento son cualidades de la recta razón que abaten cualquier sometimiento, cualquier subjetivismo, represión o limitación, y que favorece la manifestación del carácter -de las virtudes y valores-, como antídoto contra la sumisión o la arrogancia, por la razón que fuere.
El entendimiento –entendido como talento y agudeza-favorece, como dice Alejandro Melamed, el principio de que nadie se considere poseedor de un derecho especial sobre la justicia y la verdad, que nadie se considere superior a otro, en tanto, las personas tienen perspectivas igualmente válidas, por lo que merecen respeto y consideración.
El diccionario Oxford Languages refiere al entendimiento con dos definiciones: 1. Facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad. 2. Capacidad de pensar y obrar con buen juicio, prudencia, reflexión, sensatez y responsabilidad.
Las personas humildes también son líderes. Un líder es una persona que participa en la organización modelando su futuro, que es capaz de inspirar a las personas a su alrededor, de realizar cosas difíciles y de probar cosas nuevas, simplemente significa andar hacia delante. Es todo lo que significa. Y todos los seres humanos tienen capacidad para adelantar. Peter Senge. (El destacado es propio del autor).
El entendimiento conduce al pensamiento reflexivo y crítico de un asunto de causas, razonamiento, efectos, comprensión, hallazgos, profundización, comparación, interpretación, decisiones y consecuencias. La realidad, la justicia y la verdad no se adivinan ni son una expresión especulativa.
Es la capacidad de pensar y obrar con buen juicio, prudencia, reflexión, sensatez y responsabilidad. (Definición el diccionario Oxford Languages sobre el entendimiento, mención supra citada).
A la virtud de la humildad se la ha de mirar con soltura, donaire, gentileza y distinción. Y es así porque la humildad, el pensamiento reflexivo, el pensamiento crítico y el entendimiento están uncidos para valorar las opiniones, criterios y normas que ofrece el entorno, y son, en realidad, personas capaces de formar un criterio propio y válido, de tomar las propias decisiones en las distintas situaciones que presenta la vida.
Una persona madura se conoce bien a sí misma, tiene discernimiento, independencia y autonomía. Esa es la condición esencial de la virtud de la humildad: el conocimiento verdadero de sí mismo. Permite analizar, pensar, comparar y repensar, lo que se quiere y se desea, y someterlo al escrutinio del propio raciocinio, para decidir con criterio, para tomar la decisión adecuada; además, requiere de la prudencia y la auto contención de las conductas personales para actuar en consecuencia, moderando la propia excelencia, lo que significa reconocer sus habilidades y logros, y mantener una actitud de respeto hacia los demás, como una disposición de vida.
Una historia verdadera. El periodista Juan Diego Villareal del periódico La Nación (sábado 7 de setiembre de 2024) nos ofrece un modelo de vida ejemplar: Andrea Sanabria, una humilde pero valiente deportista, ganadora en 10 ocasiones de la carrera del cerro Chirripó, Andrea y sus compañeros de la Selección Nacional de la federación de Deportes de Montaña participaron el pasado fin de semana en la competencia Sky Running Championship 2024, en Soria, España resultando ganadora.
Andrea, la reina del Chirripó se entrena con botas de hule. En la oscuridad de las montañas de Talamanca, la indígena Cabécar Andrea Sanabria se levanta a las 3 de la madrugada, les da de comer a las gallinas y los cerdos.
La reina de la Carrera del Chirripó, quien ha ganado en nueve ocasiones, primero debe atender a su familia y a las bestias de su comunidad, antes de pensar en ir a entrenar, casi siempre en botas de hule, para evitar ser mordida por una serpiente.
Sanabria no utiliza geles o vitaminas, tampoco tiene masajes de recuperación. Ella simplemente cumple con sus labores, atiende a sus cuatro hijos y su esposo Ismael Salazar, para entonces y solo entonces, sale a correr en medio de la montaña, por los trillos hechos para llegar el asentamiento indígena de Sitio Hilda, en Alta Talamanca, siempre y cuando no llueva porque el terreno se vuelve peligroso y traicionero.
Desconoce lo que son las curvas de rendimiento, tenis a la medida o camisetas especiales. En cambio, debe preocuparse por ayudar a sembrar y cuidar las hortalizas de la pequeña finca en el poblado.(Texto del artículo del 6 de marzo de 2018).
Como de costumbre, Andrea Sanabria se despertó a las 4 se la madrugada con el sonido de las montañas de Talamanca. (…)Encendió el fogón de leña y preparó el desayuno mientras alistaba sus cosas para el viaje de su vida, el cual la alejaría de su hogar y de sus seres queridos como nunca antes. Se despidió de sus cuatro hijos y, antes de que saliera el sol, comenzó a caminar junto con su esposo, Ismael Salazar. (…) Su corazón latía más rápido y con más fuerza que de costumbre mientras recorría los ascensos y cruzaba los puentes colgantes que separan su hogar de Alto Chirripó. (Cfr. Juan Diego Villarreal).
La reina del Chirripó se entrena en la montaña con botas de hule y cocina en fogón de leña. Puro Deporte, La Nación. 6 de marzo del 2018. Reina del Chirripó hizo realidad el sueño de competir en España. Puro Deporte, La Nación. 6 setiembre del 2024.
