Mario Rodríguez, abogado y comunicador.
Se han acabado las olimpiadas, y como todo en la vida, nos ha dejado situaciones buenas, y, otras no tanto. Así que empecemos por las primeras, en donde se rescataría en términos generales el “performance” de una serie de atletas sobresalientes.
Y en ese sentido, iniciamos con Kaylia Nemour, quien, con solo 17 años, se hizo de la presea dorada en las barras asimétricas. Dicha gimnasta es francesa de nacimiento, pero fue rechazada para participar en las justas olímpicas, ya que en el año 2021 fue operada de la rodilla por osteocondritis.
Ante lo anterior, optó por representar al país de origen de su padre, otorgándole una medalla de oro a Argelia. Indudablemente, una historia de superación ante la adversidad, y contra todos los pronósticos.
El segundo atleta que destaco es el hombre más veloz del planeta, el corredor Noha Lyles, quien obtuvo la presea dorada en los 100 metros libres. Lo impresionante de Lyles, es la forma como absorbe la presión que muchas veces el mismo se auto impone.
Por ejemplo, durante el 2023 fue objeto de múltiples críticas en su propio país, pues censuró que los monarcas de la NBA se autodefinieran como “los campeones del mundo”, en clara referencia de que, se trata de un torneo jugado exclusivamente en los Estados Unidos de América, lo que le valió un reproche de gran cantidad de deportistas estadounidenses.
Pero Lyles dejó a todo el mundo callado, cuando en las eliminatorias y en la semifinal fue superado, e incluso, durante la final no era el favorito, pero, obtuvo el primer lugar, dejando atrás 20 años de derrotas para su país en la prueba reina del atletismo de pista.
Detalle para tomar en cuenta, nuestro protagonista padece de asma, alergias, dislexia, TDA, ansiedad y depresión, es decir, es un gran ejemplo de vida para todos, al convertirse en campeón del mundo. Y como si esto fuera poco, logró la medalla de bronce en los 200 metros, portando el Covid-19.
También, es indispensable referirse a la boxeadora Cindy Ngamba, quien obtuvo la primera medalla para uno de los equipos que desgraciadamente se hace más numeroso (37 integrantes en 2024).
Y me explico, pues Ngamba es integrante del equipo de Refugiados. Recordemos que, muy acertadamente, el COI creó este equipo desde las olimpiadas de Río 2016, para aquellos atletas sin patria (desplazados, migrantes).
El caso de la citada boxeadora es todo un ejemplo de superación, pues migró a los 11 años a Reino Unido, y se le brindó el estatus de refugiada, pues en su natal Camerún podía ser encarcelada por ser gay, y ahora es toda una referente del deporte olímpico.
En el mismo sentido, resalto a otra mujer, y me refiero a la ucraniana Yaroslava Mahuchikh, quien obtuvo el oro en el salto de altura. Esta joven de solo 22 años huyó de la guerra provocada por la invasión rusa a su país, y, además, irónicamente, destronó a la campeona rusa Mariya Lasitskene, quien era la vigente campeona olímpica en Tokio.
Sin lugar a la duda, una historia de reivindicación, superación personal, y de mucha alegría en estos momentos de tanta tristeza para el pueblo ucraniano.
Y entre las cosas buenas, y realmente insólitas, la situación de los tenistas checos Katerina Siniakova y Tomas Machac. Ambos obtuvieron el oro en dobles mixtos en tenis, pero lo tremendamente increíble es que eran pareja sentimental, y unos días antes de la competición terminaron su relación.
Ante lo anterior, decidieron competir y obtuvieron el máximo logro, en una final vibrante contra la representación china. Al ser consultados al final del torneo, dijeron: “somos profesionales”.
Una muestra de agallas, amor propio, deseos de superación y de éxito, pues de los deportes colectivos, quizás el tenis en parejas es uno de los que exige mejor sincronización, y de ello pueden dar fe el dúo Nadal- Alcaraz, quienes sucumbieron en las primeras de tanteo.
Y finalmente, en el campo de lo admirable y positivo, el “selfie” de los jugadores de tenis de mesa de las dos Coreas, recibiendo sus medallas. Al respecto, no se debe obviar que, a raíz de la Guerra de Corea (1950-1953), las relaciones han sido tensas, al punto de que, el presidente norcoreano constantemente profiere amenazas, y últimamente, estuvo enviando globos con basura a sus vecinos.
Dichosamente, en un gesto de paz, quedó plasmado que, las desavenencias son exclusivas del régimen dictatorial, y que, entre los ciudadanos de ambas naciones puede existir un clima de armonía, representado en esta foto para la historia.
Lo malo
Uno de los puntos negativos de las olimpiadas, fue el estado de la villa olímpica, en donde, la intensidad de las quejas ha ido en ascenso: alimentación deficiente, camas inadecuadas, mucho calor, etc. Al punto de que, el equipo de Serbia de baloncesto la abandonó y se fue a un hotel, el cual fue pagado por dos de sus estrellas de la NBA.
También, el nadador sensación de Italia Thomas Ceccon, fue “pillado” tomando una siesta en un parque, debido a las elevadas temperaturas dentro del recinto olímpico. Lo anterior, tiene una clara explicación, pues, mientras las olimpiadas de Sochi (Rusia) tuvieron un coste de 59, 700 millones de dólares, París ha invertido 9, 000 mil millones, lo cual parece evidenciarse en las situaciones expuestas por los mismos atletas.
Lo feo
Y para finalizar, no se puede olvidar el estado del río Sena, el cual se convirtió en el lugar donde nadaron los triatlonistas. Precisamente, antes del inicio de las olimpiadas, la ministra de Deportes se lanzó al agua, con la intención de demostrar “las buenas condiciones”, pero, justamente el mismo día de la inauguración, las fuertes lluvias traerían la contaminación, y esto impidió el entreno previo a las competencias, las cuales efectivamente se desarrollaron.
Pero con un costo importante, ya que varios deportistas vomitaron luego de la prueba, y, además, la atleta Claire Michel de Bélgica fue internada al portar la peligrosa bacteria E. coli, lo cual era altamente previsible, poniendo en el “ojo del huracán” a los organizadores.
Así que no queda más que esperar cuatro años más, para disfrutar de “Los Ángeles 2028”, ojalá con una mejor organización.