“Estamos ligados por vínculos tenues a la prosperidad o a la ruina”
“Sé que usted busca el conocimiento y la sabiduría, como yo lo hice una vez; y espero vivamente en que la satisfacción de sus deseos no resulte ser una serpiente que le muerda, como ha sucedido en mi caso” (Mary Shelley)
Adriana Núñez, Visión CR
Nacida el 30 de agosto de 1797 en el Reino Unido, Mary Godwin no tuvo la dicha de conocer a su madre, Mary Wollstonecraft, autora de la obra “Vindicación de los derechos de la mujer”, quien falleció de fiebres a las pocas semanas del parto.
La pobre mujer, dejó al morir a una hija que había concebido fuera de matrimonio y a la pequeña recién nacida, a cargo del marido, el filósofo William Godwin, quien a los pocos años, volvió a casarse con una viuda a la que la pequeña Mary detestó desde el principio, pues la culpaba de haberla apartado de su padre.
El progenitor era un hombre de cuestionada reputación debido a las constantes deudas que lo acosaban, pero aún así, le proporcionó a su hija una buena educación no sólo porque contaba con una enorme biblioteca a disposición de la niña, sino también porque pudo contratar para ella un tutor y una institutriz.
Inquieta intelectualmente desde temprana edad, Mary se enamoró perdidamente -durante la adolescencia- del reconocido escritor, ensayista y poeta inglés Percy Bysshe Shelley (1792-1822) autor de famosas obras tales como “Ozymandias, Oda al viento del oeste y La máscara de anarquía”.
A los 16 años, en 1814, abandonó su hogar y familia para seguir a Shelley -quien era casado- y con él viajó a Suiza y Francia. Como ni siquiera su padre intervino en la decisión, no les importó el escándalo cuyo ruido alcanzó los círculos sociales y literarios más importantes de la época.
Dos años después, cuando la primera esposa del famoso poeta, cansada de perseguirlos, en un momento de desesperación se quitó la vida, pudieron contraer matrimonio. Fruto de su relación y tras varios embarazos fallidos, nació un único hijo, Percy Florence Shelley.
Una vida de pérdidas y tormentos
Un par de años después de casarse, la pareja se instaló en Italia. Vivieron en Milán, Lucca, Venecia, Nápoles y Florencia. Durante ese período, mientras que el escritor produjo algunas de sus obras maestras, entre las cuales se mencionan: el drama lírico Prometeo liberado (1819), la tragedia Los Cenci (1819) y diversos poemas líricos, Mary, quien participaba activamente en tertulias en las que conoció a Lord Byron, había escrito ya su primera obra, Frankenstein o el Moderno Prometeo, considerada “el primer relato moderno de ciencia ficción”.
Según lo narra el periodista Abel G.M. especialista en historia, “fue en una de esas veladas donde nació el germen del monstruo que perseguiría a Mary el resto de su vida. Byron propuso al grupo que cada uno escribiera una historia de terror; sin embargo, a ella no se le ocurría ninguna idea y empezó a sufrir una creciente ansiedad”.
Una noche, la conversación derivó hacia la naturaleza de la vida y si esta podía ser generada de forma artificial. Cuando Mary se fue a dormir, de repente tuvo una visión que definió como “un siniestro terror”:
“Vi al pálido estudiante de las artes prohibidas arrodillado junto a la cosa que había creado. Vi el espantoso fantasma de un hombre tendido, y luego, por obra de algún potente mecanismo, mostró signos de vida y se agitó con un movimiento inquieto y antinatural. Espantoso como era; porque sumamente espantoso sería cualquier esfuerzo humano para burlarse del mecanismo estupendo del Creador del mundo”.
Plasmada su pesadilla en la famosa novela, que se publicó -primero de forma anónima- en 1818, describe con detalle la vida de Víctor Frankenstein, un hombre atormentado que desafía a la propia naturaleza al crear a un ser abominable, al que finalmente rechaza, oprimido por el peso de haberle dado vida artificialmente.
Tenía la autora apenas 20 años cuando produjo la temible historia que sin embargo, tras su publicación, se convirtió de inmediato en un éxito gigantesco.
Tiempo después Mary escribiría: “¿Cómo pude yo, entonces una muchacha joven, idear y explayarme en una idea tan horrible?». Aunque su arrepentimiento llegaba un poco tarde pues la segunda edición apareció con su nombre, en las ediciones posteriores publicadas a partir de 1831, la autora ya había logrado revisar el texto original a profundidad y eliminar algunas de sus páginas más perturbadoras.
Pero la zozobra en la vida de la escritora no terminó ahí: su amado esposo había fallecido en 1822, poco antes de alcanzar los 30 años, mientras navegaba en la Bahía de la Spezia, en medio de una tormenta.
Antes de que su cuerpo fuese incinerado, Mary pidió que le extrajeran el corazón; lo envolvió en la hoja de un poema y durante 25 años, hasta el momento de su muerte, trasladó la reliquia con ella.
A pesar de que Mary Shelley produjo otras cuatro novelas, biografías de varios personajes, numerosos relatos de viaje y poesías, después del impacto de Frankenstein, solamente su obra “El último hombre” ha sido considerada por algunos críticos como lo mejor de su producción literaria. El libro narra la destrucción de la raza humana debido a una horrible plaga y fue publicado en febrero de1826.
Tras años de enfermedad, la escritora murió en Londres -víctima de un tumor cerebral -en 1851.