Nuestro futbol está domesticado

Nuestro futbol está domesticado

Erwin Wino Knohr*, Revista Visión CR.

Lo más sorprendente de nuestro futbol es que es percibido como un torbellino o un tsunami del que no podemos escapar; solo nos queda guarecernos de sus peores efectos.

Desde hace muchos años, ¿cuántos más?, nos queda cenar una tortilla palmeada llena de ibuprofeno después de cada partido, porque el ruido en los medios de comunicación siempre viene con el volúmen al máximo.

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Cuando “Pepe” Figueres, expresidente de la República, dijo que los costarricenses somos un pueblo domesticado, no se imaginó que su expresión se iba a perpetuar.
Hay frases que se repiten por todos lados: falta trabajo, hay que tener paciencia, la inseguridad asusta, la educación está en el abismo, la culpa es de los otros. Así somos los ticos de domesticados pero los dirigentes solo hacen bulla y no hacen nada.
Si los tomates suben a cuatro mil colones el kilo, la excusa es porque hay una guerra entre Ucrania y Rusia, aunque en los países cercanos a esa guerra cuesta 700 colones el kilo.

Si las obras de infraestructura se inauguran sin terminar, fue para beneficiar a los conductores, aunque quedan a medio palo, y lo más risorio es que inauguran la colocación hasta de un puente Bailey.

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Los asesinatos superan los 900 por año pero importa poco porque dicen que se están matando entre pandillas. Y así podría seguir enumerando ridiculeces de un pueblo domesticado que todo lo acepta sumisamente.
Los dirigentes de turno del país se presentaron como la salvación, pero seguimos tan mal o peor que hace seis meses, uno, cinco o diez años.
Jugó la Selección Nacional frente a Estados Unidos y los comentarios es que falta trabajo: ¿Acaso el futbol nacional se comenzó a jugar hace una semana? El futbol costarricense no tiene verdaderos diques de contención para evitar un torbellino o tsunami.
El comité disciplinario sanciona a jugadores de Herediano y Saprissa y unos días después los castigos casi se eliminan, y los medios de comunicación y la población domesticada les importa poco esas decisiones.
Ahora trajeron a Miguel “Piojo” Herrera como entrenador de turno. Presentó sus credenciales en la cancha frente a los gringos y el resultado fue desastroso pero el análisis es que falta trabajo.
Trabajo dónde. ¿en esta selección o en el futbol nacional? Nos apalearon en todo: en el marcador, en el control, en el dominio del partido y los jugadores nunca pudieron demostrar la interpretación en cada jugada.

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Contra los gringos el resultado fue desastroso.

El jugador nuestro no sabe interpretar lo que sucede en la cancha, que no es lo mismo que aplicar un sistema, correr, jugar por las bandas o meter pata y si no lo aprendieron lucieron mejengueros, artesanales igual que en los partidos del campeonato nacional.
La conclusión de los comentaristas es que falta trabajo, paciencia, pero lo cierto es que por estar domesticados todo luce floreado. Esperemos que los dos próximos partidos contra la Selección de Belice nos deje dormir sin tener que comer tortillas llenas de iboprufeno.

** El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto.

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