Gustavo Araya, politólogo.
Se burló y acosó a mujeres y no importó.
Se burló y acosó al personal de salud y no importó.
Se burló y atacó a políticos, y se le aplaudió.
Se burló y atacó a medios, y se le aplaudió.
Se burló y atacó a agricultores, y se le aplaudió.
Se burló y atacó a diputadas, y se le aplaudió.
Se burló y atacó a sindicalistas, y se le aplaudió.
Se burló y atacó a las personas representantes de instituciones, y se le aplaudió.
Se burló y atacó a la Contralora, y se le aplaudió.
Se burló y atacó a magistraturas judiciales, y se le aplaudió.
Se burló y atacó a la Fiscalía General, y se le aplaudió.
Se burló y atacó a ganaderos, y se le aplaudió.
Se burló y atacó al OIJ, y se le aplaudió.
Se burló y atacó a ancianos, y hoy parece no gustar…
Probó, ha probado y probará todos los límites, personales, profesionales, legales, constitucionales, éticos y morales.
No le importa el país.
No se burla ni ataca al narcotráfico.
No se burla ni ataca al crimen organizado.
No se burla ni ataca el desempleo.
No se burla ni ataca la crisis de educación.
No se burla ni ataca la crisis en salud.
No se burla ni ataca la crisis de infraestructura.
No se burla ni ataca la crisis de ambiente.