Carlos Revilla Maroto, comunicador.
Las elecciones regionales alemanas con el retroceso del SPD, la casi desaparición del Partido Socialista Francés, aunque repuntó un poco en las últimas elecciones parlamentarias con el Nuevo Frente Popular (NFP); fuertes retrocesos en Holanda, la crisis que ha vivido el PSOE en España… y especialmente la crisis que vive el Partido Liberación Nacional en Costa Rica. Significa entonces lo anterior ¿qué se ha agotado la socialdemocracia?
Una pregunta difícil de contestar, los principios y valores ahí están, no han cambiado, incluso se han enriquecido con los paradigmas del nuevo siglo.
Quiero darle un poco de contexto a este análisis. Las diferencias entre los partidos socialdemócratas no son de ahora. Es más, la principal crisis a principios del siglo 20, fue en la primera internacional, que se disolvió precisamente por diferencias sobre la Primera Guerra Mundial. En términos generales la socialdemocracia era pacifista, es decir no apoyaba la guerra, pero, y uno muy grande, el Partido Socialdemócrata Alemán sí apoyó la guerra. Hasta ahí llegó la primera internacional y la hermandad entre las organizaciones políticas. Sin mencionar, por supuesto, a Bernstein que le puso un estate quieto a Lenin y Marx; pero esa ya es otra historia.
Lo anterior para ejemplificar que lo socialdemocracia ha sido muchas cosas buenas, pero también se ha distinguido por grandes diferencias. De joven se hablaba de la socialdemocracia de Suecia como de «avanzada de izquierda» o de la «capitalista» alemana. Su auge se dio especialmente en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se implementaron estados de bienestar robustos.
Pero, ahora resulta que todas son al estilo «capitalista» como la alemana de aquellas épocas, es decir se trata solo de gestionar el capitalismo y no defenestrarlo, y ni se diga de Costa Rica con el Partido Liberación Nacional, claramente hacia la derecha en los últimos tiempos. Esto anterior se podría resumir en que los partidos socialdemócratas dejaron de ser reformistas, así de sencillo.
Sin embargo, capitalismo aparte, en las últimas décadas, la socialdemocracia ha enfrentado otros desafíos, incluyendo:
- Globalización: La integración económica global ha dificultado la implementación de políticas económicas redistributivas a nivel nacional.
- Crisis económicas: La crisis financiera de 2008 y sus secuelas expusieron las limitaciones de algunas políticas socialdemócratas.
- Cambio demográfico: El envejecimiento de la población en muchos países desarrollados ejerce presión sobre los sistemas de bienestar social.
- Tecnología y empleo: La automatización y la economía digital están transformando el mercado laboral, lo que requiere nuevas respuestas políticas.
- Cambio ideológico: Algunos partidos socialdemócratas han adoptado políticas más centristas o neoliberales (de derecha), lo que ha llevado a críticas de que han abandonado sus principios fundacionales.
- Competencia política: La aparición de nuevos movimientos y partidos, tanto de izquierda como de derecha, ha fragmentado el apoyo tradicional a los partidos socialdemócratas. En algunos países, los partidos verdes, populistas o de extrema derecha han ganado terreno.
- Crisis del modelo neoliberal: Algunos argumentan que la crisis del modelo neoliberal, con sus desigualdades crecientes y su incapacidad para resolver problemas sociales fundamentales, ha puesto en jaque a la socialdemocracia.
- Conflictos y guerras. El conflicto de medio oriente con la guerra de Gaza. La guerra en Ucrania y la relación con Rusia en un mundo multipolar, con una nueva guerra fría en ciernes han hecho emerger las diferencias, especialmente debido a posiciones propias de cada país. Para mencionar solo dos conflictos muy importantes.
En detalle podemos analizar la guerra en Gaza, que es importante, debido a que nos puede orientar sobre como ven los diferentes países y partidos socialdemócratas este conflicto, y en especial acerca del genocidio que se está dando actualmente en Gaza por parte de Israel.
En Europa las posiciones han sido muy disímiles, por ejemplo el SPD con un apoyo prácticamente irrestricto a Israel, donde pareciera que lleva a cuestas un sentimiento de culpa -como nación- por el holocausto, y que trata de sobrellevar apoyando a Israel casi sin reparos. En cambio en España, el PSOE se ha decantado por una posición de poyo a Palestina (no a Hamas que es diferente), donde incluso tomó la valiente decisión de reconocer el Estado Palestino, ya esto como país, al ser Pedro Sánchez el Secretario General del PSOE y además presidente del país, y critica abiertamente a Israel por su actitud genocida en Gaza.
Concretamente sobre Costa Rica y el Partido Liberación Nacional, es vergonzante que ni siquiera el partido tenga una posición, ya sea a favor o en contra del genocidio. Solo un pronunciamiento condenando el ataque terrorista de Hamas el 7 de octubre del 2023, que fue lo que originó la crisis actual en Gaza. Pero del genocidio perpetrado por Israel nada de nada.
Ahora bien, no todo es negativo. A pesar de los desafíos anotados, en algunos lugares la socialdemocracia sigue siendo relevante. Por ejemplo, países como los nórdicos en Europa, continúan implementando políticas socialdemócratas exitosas, combinando altos niveles de bienestar social con economías competitivas. También algunos partidos y líderes socialdemócratas están explorando nuevas políticas y alianzas para adaptarse a nuevos desafíos contemporáneos, como pueden ser la justicia climática, la economía verde y la reducción de la desigualdad, que podría decirse es el desafío del siglo 21.
La socialdemocracia ha demostrado históricamente su capacidad para adaptarse a nuevos contextos y desafíos, claro no siempre de la mejor forma como con la llamada llamado «tercera vía». La crisis actual podría ser una oportunidad para redefinir y revitalizar el proyecto socialdemócrata. Si se hace de forma correcta, esa capacidad de la socialdemocracia para renovarse y ofrecer respuestas a los nuevos desafíos será clave para su futuro. Lo anterior, junto la capacidad para construir alianzas con otros actores políticos, tanto de izquierda como de centro, será fundamental. Eso sí, en Costa Rica será difícil lograrlo con Liberación Nacional, que sigue pensando como partido hegemónico, donde todo debe girar a su alrededor, y ya sabemos que eso es una quimera.
Para terminar, la pregunta sobre si la socialdemocracia se ha agotado es compleja, y hasta podría decirse que es una simplificación excesiva, aunque creo válida para los alcances de este artículo. Entonces, no existe una respuesta única y definitiva, ya que depende de diversos factores y de cómo se defina y evalúe la socialdemocracia.
Espero que en Liberación Nacional sepan interpretar correctamente el signo de los tiempos, y comprendan que su futuro dependerá de esa capacidad para adaptarse; algo que por el momento se ve lejano, a pesar de todo lo que está pasando y está en juego en el país, especialmente con la amenaza del populismo de derecha.
Un punto que dejaré para un próximo artículo, es el cisma que existe actualmente a nivel internacional, entre la Internacional Socialista y la Alianza Progresista, que no necesariamente incide directamente en la socialdemocracia, como tal, sino en su capacidad de respuesta cohesionada ante el desafío de la extrema derecha.