Álvaro Campos Solís, periodista.
Los esfuerzos de Israel y Estados Unidos para que escalen las guerras que ahora se libran en Ucrania y Oriente Medio, sería una estrategia para descarrilar las gestiones que adelanta el grupo de los BRICS, orientadas a la creación de un Nuevo Orden Económico Mundial, opinan expertos en geopolítica.
El grupo de los BRICS surgió en el 2006 y está liderado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Recién se han sumado importantes naciones petroleras como Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopia. Numerosos países, entre ellos Cuba y Venezuela han anunciado su interés de participar en el seno de esa comunidad.
Expertos en geopolítica sostienen que la propuesta de crear un Nuevo Orden Económico Mundial es más complejo y entraña mayores peligros que resolver los conflictos bélicos que tienen lugar en el cercano y el Medio Oriente, los cuales siguen cobrando la vida de miles de personas en particular niños y mujeres.
“La historia moderna nos enseña que asumir el liderazgo mundial, ya sea total o compartido, esta precedido por grandes guerras que se resuelven en la mesa de negociaciones y que, por lo general, modifican los mapas terrestres y políticos”, sostienen los expertos.
La idea de los BRICS es convertirse en un contrapeso de Estados Unidos y sus aliados, lo que implica el surgimiento de una nueva comunidad mundial con nuevas reglas de juego en lo político, económico y financiero. No menos importantes resulta la creación de una nueva moneda que facilite el intercambio comercial, sin la hegemonía del dólar. Lo ideal sería que haya dos monedas, afirman los expertos que favorecen la existencia de dos polos de poder.
En opinión de expertos en geopolítica resulta sorprendente el silencio que guardan al respecto las grandes empresas mediáticas, prefiriendo informar de nuevos ataques contra Líbano y la Franja de Gaza y la guerra en Ucrania, así como de las amenazas que surgen a diario sobre el posible uso de armas nucleares.
Los grandes imperios informativos, supuestamente, ven con reservas el surgimiento de un nuevo centro de poder mundial. La actitud de esos medios resulta paradójica, pues en lugar de informar sobre los avances o retrocesos de propuestas como la de los BRICS, insisten en revelar supuestas amenazas de guerra nuclear.
La población del mundo entero sabe que ningún jefe de gobierno con capacidad nuclear estaría dispuesto a dispararse en un pie. En caso de que sobreviva, tendrá que terminar sus días en un hospital psiquiátrico o en prisión
El tema en cuestión parece no interesarle a Estados Unidos ni a sus aliados. Para ellos la posibilidad de compartir el pastel del comercio mundial, por el momento es tabú.
En algún punto de 2021, Los países emergentes que forman el grupo de los BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- dejaron de ser un bloque aspiracional y pasaron a convertirse en un bloque geopolítico de pleno derecho en la comunidad internacional.
Fue ese año cuando sorprendieron con su progreso económico y el PIB de los BRICS superó al de sus homólogos del G7 (integrado por Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania y Japón), en términos de paridad de poder adquisitivo como porcentaje del PIB mundial.
El G7 es una organización que incluye a las siete economías «avanzadas» más grandes del mundo, las que dominan el comercio mundial y el sistema financiero internacional.
Y es que, pese a que los BRICS incluyen a grandes potencias mundiales, como China y Rusia, y países de gran peso en sus continentes, como Sudáfrica y Brasil, sus miembros se quejan de que las naciones occidentales controlan organismos importantes como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que prestan dinero a los países, con todo lo que eso significa.
La próxima cumbre de los BRICS está prevista para los días 22, 23 y 24 del presente mes. Tendrá lugar en Kazán, ciudad rusa a 600 kilómetros de Moscú.
Un nuevo orden económico, en donde partcipen capos de mafiosos como Maduro, Ortega y Díaz Canel, además de Putin que secuestraron los estados de Venezuela, Nicaragua y Cuba no es algo conveniente ni esperanzador. Mucho por el contrario, es una amenaza de que estas mafias legitimadas por narcodictaduras se normalicen y se extiendan.