José Luis Valverde, periodista.
Las personas en el poder se rodean del círculo de los aduladores, con el agravante, en tiempos de redes sociales, muchos ficticios o de mentirillas.
Rodrigo Chaves Robles, deshoja la margarita, (no la Penón, de gran cariño entre el pueblo, nunca materializado en las urnas presidenciales).
ME QUIERE NO ME QUIERE…
El mandatario se pregunta si me quiere o no me quiere , sueña con la presidencia de la Asamblea Legislativa a partir del 2026.
La popularidad, al menos en política, no es sinónimo de voto en la soledad del recinto electoral.
El Presidente convocó a las masas a volcarse a las calles a apoyar la denominada Ley Jaguar, nadie le dio pelota.
Se fue al Mercado Central a darse un baño de pueblo, en un ambiente controlado por guardaespaldas y las hordas que acuden al llamado, como cuando fueron a “vitorear “ a Marta Esquivel, hoy arropada ministra de Planificación de la red de cuido.
TIRO POR LA CULATA.
Hace unas décadas en la hermana republica de Nicaragua, todos daban por sentado el triunfo avasallador de Daniel Ortega, enfrentado por la presidencia a Violeta Barrios.
Las encuestas eran arrolladoras a favor del hoy presidente en el país del norte.
El sociólogo Víctor Borge (nuestro director de tesis en la Universidad de Costa Rica) ideó su propio escrutinio, no preguntaba directamente o por teléfono a la gente, le entregaba una boleta de votación simulada y la urna, ahí la gente, en la intimidad, expresó su preferencia por doña Violeta, luego para gran sorpresa de muchos, confirmada en la elección nacional.
¿SE LA JUGARÁ?
Rodrigo Chaves Robles, se la jugaría, lo hizo presidente un pequeño porcentaje del padrón electoral, él sólo aceptaría la máxima jerarquía del Poder Legislativo.
A lo mejor, quién sabe, se quede, como decía mi santa madre: “Sin Inés y sin el retrato”.