¿Quién ganará el debate?

¿Quién ganará el debate?

Kamala Harris y Donald Trump están cambiando radicalmente su forma de prepararse para el debate presidencial de mañana martes, lo que prepara un enfrentamiento que refleja no solo dos visiones distintas para el país, sino también dos políticos que abordan los grandes momentos de manera muy diferente.

El New York Times informó que la vicepresidenta está recluida en un hotel histórico en el centro de Pittsburgh, donde puede concentrarse en perfeccionar respuestas precisas de dos minutos, según las reglas del debate. Ha estado trabajando con asistentes desde el jueves y eligió un lugar que le permite a la candidata demócrata la opción de mezclarse con los votantes de los estados clave.

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Harris, durante su visita a Pittsburgh.

Trump, el candidato republicano, descarta públicamente el valor de estudiar para el debate. El expresidente está optando en cambio por llenar sus días con eventos relacionados con la campaña con la premisa de que sabrá lo que necesita hacer una vez que suba al escenario del debate en el Centro Nacional de la Constitución en Filadelfia.

Aunque los preparativos de los dos bandos para la gran noche de Filadelfia no podrían ser más diferentes, ambas partes ven el debate de la misma manera, según las entrevistas con casi dos decenas de personas cercanas a los candidatos, muchos de los cuales insistieron en el anonimato para hablar de los preparativos. Los equipos de Harris y Trump lo ven como un momento crucial para definir a Harris ante millones de votantes indecisos que saben lo que piensan de Trump, pero que aún sienten curiosidad por ella.

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Trump de visita en la pequeña Habana (foto New York Times).

Sacar a relucir los instintos más autodestructivos de Trump es una prioridad para Harris, al igual que mostrarse con cabeza fría y actitud presidencial.

Hillary Clinton, la última mujer que debatió con Trump, dijo en una entrevista el jueves: “Cuando le dije que era una marioneta rusa, se quedó tartamudeando en el escenario. Creo que ese es un ejemplo de cómo sacar un hecho sobre él que realmente lo desconcierta”.

En las sesiones de preparación para el debate de Trump, el representante Matt Gaetz, de Florida, ha adoptado el papel de plantearle preguntas difíciles, incluso sobre temas incómodos como sus condenas penales, según una persona con conocimiento de las reuniones. Tulsi Gabbard, la excongresista demócrata que atacó memorablemente a Harris en un debate de las primarias presidenciales de 2019, también ha estado ayudando a Trump a prepararse.

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Tulsi Gabbard, la excongresista demócrata que dio su adhesión a Trump.

Los asesores de Trump son muy conscientes del riesgo de que pueda parecer demasiado agresivo, como lo hizo en su primer y desastroso debate con Joseph R. Biden Jr. en 2020, cuando Trump, enfermo de covid.

A los asesores de Trump les preocupa que no sea capaz de evitar mostrar su profundo desprecio por Harris o que parezca dar lecciones a una oponente femenina.

Aunque respetaba a Clinton por ser “inteligente” y trabajadora, Trump cree a todas luces que Harris no es inteligente, dicen sus asesores y aliados. En privado, utiliza un lenguaje misógino para describirla y cuenta chismes sobre sus pasadas relaciones sentimentales, entre ellas con Willie Brown, exalcalde de San Francisco.

Los aliados y asesores del expresidente le han instado a ser un “Trump feliz” en el debate, en lugar de un “Trump rudo y bravucón”, como dijo un aliado cercano, y a presentar un caso político contra Harris. Este enfoque también entraña riesgos: un aliado advirtió que si Trump trataba de permanecer en su mejor comportamiento, podría limitarse demasiado y parecer que tiene “baja energía”.

El equipo de Trump tiene un objetivo claro para el debate: obligar a Harris a asumir su asociación con el impopular Biden y a asumir la responsabilidad de las partes de su presidencia con las que los votantes están más descontentos. Trump se ha centrado en particular en el alto costo de vida; el caos en todo el mundo, especialmente en Ucrania y Medio Oriente; la seguridad pública, y la inmigración.

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Jason Miller, asesor principal de Trump.

“No se puede ‘pasar página’ cuando se es el único responsable de la actual pesadilla económica y fronteriza que vive nuestro país”, dijo Jason Miller, asesor principal de Trump, cuando se le preguntó por la estrategia de debate de la campaña.

Los asesores de Trump esperan que pueda crear su propia versión del famoso momento de Ronald Reagan en su debate de 1980 contra el presidente Jimmy Carter, cuando Reagan preguntó a los telespectadores si se sentían mejor ahora que antes de que Carter llegara al poder.

A diferencia de Biden, ella no se ha centrado directamente en presentar al expresidente como una amenaza fundamental para la democracia estadounidense. Ha tratado de minimizarlo como un personaje viejo que repite sus mismas jugadas. Y lo ha pintado como un tipo rico a quien solo le importa ayudar a otros tipos ricos, una línea de ataque populista que resuena entre los votantes en los grupos de discusión.

Harris también ha abandonado la infructuosa estrategia de Clinton de denunciar a Trump como racista y misógino. Los asesores de la vicepresidenta creen que es una pérdida de tiempo decirles a los votantes lo terrible que es Trump, dado lo difícil que es encontrar un votante que no tenga ya una opinión fija de su carácter, sea buena o mala. En lugar de eso, Harris intenta conectar con la pequeña franja de votantes indecisos que se sienten amargados por la economía y preocupados por el futuro, y que quieren saber qué hará cada candidato para mejorar sus vidas.

Y a pesar de todo lo que se comenta en los círculos liberales sobre que Trump está bombardeando su campaña con su comportamiento indisciplinado, Harris y las personas instaladas en el hotel con ella no lo subestiman.

Un reto para Harris es que Trump, quien se enfrentó a Biden en el escenario en junio, tiene una experiencia más reciente en debates que la vicepresidenta. Ella debe tratar de sacudirse el óxido al tiempo que se anticipa a lo que será estar a unos metros de distancia de alguien a quien nunca ha conocido, pero que ha atacado sus políticas, su pasado político e incluso su identidad racial.

Harris's Debate Tutor: A Lawyer Unafraid of Telling Politicians Hard Truths - The New York Times
Karen Dunn.

Las sesiones de Harris, en el Hotel Omni William Penn de Pittsburgh, han sido dirigidas por Karen Dunn, una abogada demócrata que también ayudó a Clinton a prepararse para los debates. La copiloto de Dunn es Rohini Kosoglu, ex asesora de política interior de Harris y jefa de gabinete en el Senado.

Algunas otras personas con las que Harris se siente cómoda y en las que puede confiar para que ofrezcan comentarios duros se han unido a las sesiones, dijeron personas informadas sobre el proceso.

Entre ellos se encuentra Sean Clegg, un consultor político que fue uno de los principales estrategas de la campaña de Harris en 2020.

El talento de Clegg, dicen las personas que trabajan con él, es que conoce a Harris lo suficientemente bien como para animarla a hablar de una manera que sea accesible; si oye algo que suena demasiado denso, se lo hará saber.

El debate será transmitido por la cadena ABC y a través de YouTube.

El encuentro comenzará a las 21:00 horas (a las 19:00 horas tiempo de México) y durará 90 minutos.

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