¡Uf, que calor!

Federico Paredes, analista agroambiental, Revista Visión CR.

Recientemente, unos 1300 fieles en Arabia Saudita sufrieron los embates de un calor insoportable, durante la celebración del “hach” de los musulmanes. Esta fiesta oficialmente terminó el 19 de junio (2024). El gobierno saudita decidió colocar en La Meca, mega sombrillas en una gran explanada para que los peregrinos se guarecieran de los rayos ultravioleta del sol y poder disfrutar de esta romería islámica.

En general, los conciertos al aire libre, las concentraciones religiosas, los mítines políticos o las grandes actividades deportivas, son presa fácil de temperaturas que sobrepasan los 37 grados Celsius.

Igualmente, en la India, docenas de funcionarios electorales involucrados en un proceso de votaciones, sufrieron directamente los efectos de estos calores y varios de ellos lamentablemente murieron en el cumplimiento del deber.

Hace más de medio siglo, San José disfrutaba de un clima mucho más fresco, más agradable que el que tenemos actualmente, e inclusive permitía que la gente vistiera de forma más elegante, por ejemplo. La Vieja Metrópoli ubicada a unos 20 km al sureste de la Capital, gozaba de frecuentes neblinas y vientos fríos que le valieron a Cartago, el mote de “la ciudad de las brumas” y a sus residentes, “brumosos”. Eso ya no es así.

Aunque muchas personas se resisten a aceptar el cambio climático y sus efectos, lo cierto es que hay suficiente evidencia científica para creer que este fenómeno es hoy una realidad en el Planeta.

Veamos algunos ejemplos que destruyen cualquier incredulidad al respecto:

• El deshielo de los casquetes polares y el derretimiento de los glaciares de los Andes.
• La pérdida de la cobertura de hielo en el Kilimanjaro, África.
• La desaparición de los humedales en los Trópicos.
• La presencia de huracanes más severos y frecuentes en la Cuenca del Caribe.
• La expansión de la superficie de los desiertos (Atacama, Sahara, Arizona-Sonora).
• Las fuertes olas de calor y veranos más inclementes.
• La significativa pérdida de la biodiversidad (plantas, animales, organismos microscópicos)
• La aparición de devastadores incendios forestales en latitudes del Norte.
• La elevación del nivel del mar y la acidificación de las masas oceánicas.
• La desaparición de fuentes de agua y migración de poblaciones humanas por las sequías.

La realidad es que el clima está cambiando y nosotros también deberíamos… esto se trata más de ECO y no de EGO. Ya lo dijo el famoso actor Leonardo Di Caprio: “El cambio climático es el problema más importante de nuestra era. La pregunta es, ¿Podemos cambiar el curso a tiempo?”

La controversial líder sueca Greta Thunberg, por su lado señala que este mega problema es de orden generacional y acusa a Gobiernos y a personas adultas de no haber hecho lo que se tenía que hacer para atajarlo a tiempo, pero lo cierto es que este no es un problema generacional, es un tema de conciencia colectiva que involucra a toda la raza humana.

El ex Presidente de EUA Barack Obama, hizo una sentencia que cada vez es más verídica: “Nuestros niños no tendrán tiempo de debatir sobre el cambio climático; estarán ocupados lidiando con sus efectos”. Ciertamente, si no lo hacemos por nosotros, debemos cambiar y ejecutar acciones correctivas pensando en nuestros hijos, nietos, bisnietos y en general en esas generaciones que están por venir.

De cualquier forma, los tiempos corren muy rápido y nos iremos pronto de esta superficie.  En una escala progresiva, estos cambios se deben realizar a nivel personal, familiar, comunal (vecindario), regional (provincial o departamental), nacional, continental y mundial.

Costa Rica ha hecho muy buenos esfuerzos por enfrentar este cambio climático, lo que le ha valido el reconocimiento global.

A pesar de ser un país pequeño, ha tenido la claridad de realizar los ajustes necesarios para ir avanzando en la dirección correcta, por ejemplo, revertir la tasa de deforestación en los últimos 30 años, fortalecer el sistema de áreas silvestres protegidas, impulsar el mejor manejo de los residuos sólidos y líquidos, y estimular las prácticas de ganadería sostenible, entre otros.

Las autoridades costarricenses y los técnicos ambientales han expresado que la estrategia de lucha contra el cambio climático debe estar claramente orientada hacia la acción, por lo cual se han definido  cinco componentes estratégicos:

a- Hay que realizar mediciones;

b- Se deben establecer medidas de mitigación;

c- Es necesario identificar los niveles de vulnerabilidad y de adaptación;

d-La educación, la cultura y la sensibilización pública se deben aprovechar como vehículos oportunos, en este vital proceso.

La tarea no será sencilla ni rápida, pero debe ser una responsabilidad de todos los que habitamos en este país: individuos, entidades de Gobierno, municipalidades, centros educativos, cooperativas, iglesias, clubes de servicio, organismos no estatales (ONG), empresa privada y además contar con el apoyo y asesoría de instituciones internacionales representadas en el país.

Así que, dejemos de quejarnos por el calor excesivo y comencemos a ser factores de cambio. Nos sentiremos muy bien y la Patria nos lo agradecerá.