“El coraje es ir de fracaso en fracaso sin pérdida de entusiasmo” (Winston S. Churchill)
“En la profundidad del invierno, aprendí que en mi interior hay un verano invencible” (Albert Camus)
Adriana Nuñez, periodista Visión CR
Con la cercanía del fin de año y la inminente llegada del 2025, muchos de quienes disponen de más tiempo para descansar y alejarse de las responsabilidades laborales, cotidianas, encuentran momentos propicios para elaborar una lista de objetivos que fervientemente desean alcanzar, aunque lamentablemente, apenas comienza la rutina de un nuevo ciclo, la mayoría de esas metas quedan en el olvido, en detrimento de aquellas intenciones que realmente corresponden a necesidades concretas.
Las aspiraciones son tan diversas como distintos son los seres humanos que las esbozan. Perder peso, recuperar una relación estancada, buscar un sitio de trabajo más satisfactorio, ahorrar, realizar un viaje, etc. etc. son algunos de los objetivos frecuentes que sencillamente se trasladan de un año a otro sin que se lleven a cabo.
Un estudio de la Universidad de Scranton y el instituto de investigaciones Statistic Brain indica que solo el 8% de las personas que se plantean propósitos en año nuevo, los cumplen.
Y es que aparte de inconstancia, poca disciplina y una creciente desidia que caracterizan a muchos seres humanos en estos tiempos donde algunos lo quieren todo rápido y fácilmente, según la prestigiosa revista Forbes, entre las principales razones que influyen en el abandono de propósitos están:
Infravalorar los pequeños logros que se van obteniendo, desear objetivos inalcanzables o estar rodeados por ambientes poco alentadores. Además, no concretar claramente las metas que se pretenden o simplemente, utilizar un lenguaje negativo a la hora de referirnos a ellas, son también aspectos que pueden echar por tierra los incipientes esfuerzos desplegados.
Si a ello le sumamos la poca paciencia que muchas personas exhiben en nuestra vertiginosa era moderna, fácilmente se puede vislumbrar un posible fracaso. Pero para evitar ser parte de las penosas estadísticas, recopilamos algunas sugerencias puntuales que hoy les compartimos.
¿Cómo llegar a las metas trazadas?
De acuerdo con psicólogos y especialistas en conducta humana, existen varios factores que es preciso tomar en cuenta a la hora de confeccionar la lista de metas personales, los cuales podrían ser clave para que se puedan alcanzar.
El primero es definitivamente plantearse objetivos realistas. Soñar no cuesta nada, pero si esos sueños no están en concordancia con las posibilidades y aptitudes de cada persona, podrían traer más frustración que satisfacciones.
Otro factor relevante es diseñar metas más concretas. Por ejemplo, si el propósito es mejorar la condición física y perder peso, hay que ser puntuales a la hora de establecer los detalles. No basta con pensar en “hacer más ejercicio”. Lo ideal sería, por ejemplo, decir: “a partir del 7 de enero, iré a caminar o a trotar los martes y jueves de 6 a 6.30 a.m.”.
Además, es vital separar las metas en acciones pequeñas. Los especialistas recomiendan que es mucho mejor ir de menos a más. Empezar con un pequeño paso y ha medida que se va consolidando cada acción hasta convertirse en una costumbre, se puede pensar en ampliarla. Por ejemplo, si se trata de ahorrar, piense en guardar unos pocos colones durante las primeras semanas y cuando ya sea normal apartarlos, puede ir sumando un poco más.
Otro aspecto valioso es que los objetivos que las personas se tracen, sean de su agrado. Es decir, que nazcan de sus propios deseos y aspiraciones y no de sugerencias o imposiciones externas. La automotivación es esencial a la hora de recorrer el camino hacia una meta, de forma más ligera.
Esbozar un propósito no significa cerrar los ojos y pedir un deseo, como si hubiese un hada madrina leyéndonos el pensamiento. Recordemos el viejo dicho: ¡Ayúdate, que Dios te ayudará! Por ello es fundamental tener en cuenta que con el objetivo no es suficiente, sino que resulta imprescindible establecer un plan de acción y definir las condiciones para ejecutarlo.
Expertos en planificación indican que incluso los planes personales deben revisarse cada cierto tiempo para evaluar si algún aspecto está fallando o si es preciso incluir esfuerzos y decisiones adicionales.
Finalmente, lo importante es intentarlo. Y una vez iniciado el proceso, se puede emular a los valientes maratonistas que se desplazan con seguridad por las calles, sin pensar en el tiempo que dura su carrera sino en el placer de culminarla. Sin darse cuenta, pasito a pasito, cada uno ira alcanzando, tal vez no todos, pero si la mayoría de los objetivos de la lista del nuevo año.
