Erwin Wino Knohr*, Revista Visión CR.
El VAR se convirtió en un pequeño feudo al servicio del arbitraje. Antes era el silbatero central junto a sus auxiliares los que decidían. Ahora dos soberanos, en una cabina frente a varias cámaras, son los que legislan sobre el bien y el mal.
Las decisiones del VAR en el futbol nacional son a veces disparatadas y han perjudicado incluso con sus decisiones a los principales actores: los futbolistas. Fueron varios los desaciertos que Enrique Osses, presidente de la Comisión de Arbitraje, salió a los medios a criticar algunas decisiones.
Llama la atención que el VAR en cada partido es manejado por la mayoría de árbitros que no tienen ningún criterio futbolístico, que no saben discernir entre lo que es una mano intencional en el área, una falta real, una simulación o hasta un gol.
¿Vino el VAR alcahuetear los errores arbitrales? ¿Vino el VAR a convertirse en el receptor de las presiones de ciertos entrenadores? ¿Será más fácil presionar a los árbitros del VAR por dirigentes con poder en el futbol que al árbitro central?.
El VAR prometió implícitamente eliminar el error humano del árbitro, sin embargo las aplicaciones incorrectas o los errores de comunicación, o los errores directos, siguen siendo tan comunes que dominan el discurso en muchas jornadas del campeonato.
¿Por qué cada vez que se anota un gol, que es la parte más emocionante del futbol, se considera este acto culpable hasta que se demuestre su inocencia mediante la validación del VAR?Ese es el problema del VAR: no resolvió un problema. Ni del todo. Ni de lejos. Simplemente silenció un problema y planteó algunos nuevos. Y, por lo tanto, el debate sobre sus méritos tampoco puede resolverse.
Faltan seis fechas para terminar esta fase del campeonato. Tres equipos pelean por el liderato y dos por clasificar. Luego semifinales y la final. Ojalá que todo se defina en la cancha y no por influencias y presiones de los dirigentes hacia los novatos que manejan el VAR, porque eso sería como pegarle al futbol un tiro en el pie.
* El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto.