Federico Paredes, analista agroambiental, RVCR.
Todos estamos conscientes de la gran cantidad de virus respiratorios que afectan la salud humana y más aún de la gran resistencia que estos virus van desarrollando, ante los nuevos antibióticos que la industria farmacéuticava elaborando.
En estos tiempos se habla mucho del virus de la influenza aviar, también conocida como gripe aviar, una enfermedad infecciosa que afecta principalmente a las aves. Esta afección es causada por un virus de la familia Orthomyxoviridae.
Los microbiólogos han determinado que puede clasificarse tanto como de baja patogenicidad o altamente patogénica, provocandouna variada sintomatología en las aves infectadas. El virus de la influenza aviar de baja patogenicidad puede causar una enfermedad leve, misma que puede pasar desapercibida o sin la presencia de síntomas.
Por su parte, el virus de la influenza aviar altamente patogénico, causa una enfermedad grave en las aves que puede propagarse rápidamente, produciendo altas tasas de mortalidad en diferentes especies de aves. Esto es motivo de gran preocupación tanto en el sector avícola nacional (aves de postura y para carne), como en el ámbito de la avifauna silvestre.
La mayoría de los virus de influenza que se mueven en el escenario avícola, no son motivo de preocupación en pacientes humanos. No obstante, algunas cepas de la influenza aviar altamente patogénica tienen la capacidad de infectar a las personas, lo cual representa una amenaza para la salud pública.Esto es lo que los médicos y veterinarios han denominado zoonosis.
Es interesante destacar que la manera más común por la que el virus ingresa en un territorio es a través de especies de aves silvestres migratorias. El principal factor de riesgo para la transmisión de aves a humanos es el contacto directo o indirecto con animales infectados o con ambientes y superficies contaminadas por heces. Aquí entran en escena las famosas palomas de Castilla que son especies invasoras del entorno urbano y con sus heces pueden perfectamente propagar este virus aviar. Por ello es absolutamente necesario controlar estas aves y no alimentarlas.
Igualmente, los procesos de desplume, manipulación de cadáveres de aves de corral infectadas y la preparación de aves de corral para el consumo, especialmente en entornos domésticos, pueden ser factores de riesgo.
Cuando el virus de la influenza aviar es transmitido al ser humano, los síntomas en las personas pueden ir desde una infección leve de las vías respiratorias superiores (fiebre y tos), hastauna neumonía grave, síndrome de dificultad respiratoria aguda (dificultad para respirar), shock e incluso la muerte.
La aparición de enfermedades infecciosas patogénicas en las últimas décadas y los recientes brotes de enfermedades zoonóticas, han llamado cada vez más la atención del público sobre el hecho de que las enfermedades entre especies van y vienen. De los 1.415 patógenos humanos conocidos, que la medicina ha determinado, el 61% son zoonóticos. Entre otras cosas, se calcula quea mediados de los años 90, elaumento de brotes de enfermedades emergentes y reemergentes del ganado en todo el mundo,le ha costado al mundo 80.000 millones de dólares.
Un factor importante para tener en consideración en la aparición de nuevas zoonosis es el contacto más estrecho con la fauna silvestre tanto de los humanos como de sus animales domésticos, causado en particular por la creciente invasión de los hábitats de la fauna salvaje.
Otros factores generales son los cambios ambientales (cambio climático, por ejemplo), la globalización de la producción y el comercio de alimentos, la adaptación microbiológica y los factores relacionados con el comportamiento humano.
En un mundo cada vez más globalizado, los viajes y el comercio internacional, los intercambios de personas y productos entre países, permiten una rápida propagación de las enfermedades infecciosas desde su foco inicial. Es difícil estimar la carga que suponen las zoonosis para la salud humana, sobre todo porque las infecciones endémicas se notifican muy poco. Sin embargo, no se puede negar que las zoonosis emergentes tienen implicaciones tanto directas en términos de morbimortalidad, como indirectas, sobre la salud pública.
Estas interrelaciones debemos de tenerlas muy presentes para poder entender lo frágil que se puede volver el convivio de seres humanos con organismos de la vida silvestre, si traspasamos ciertos límites o no tomamos las medidas del caso.