- Una de las acciones más importantes es limitar y supervisar el uso de celulares e internet entre niños y adolescentes. Nunca es tarde para tomar conciencia y reaccionar
- Conversar y apoyar a los menores de edad es fundamental y sobre todo, predicar con el ejemplo. Restrinja usted también el uso de teléfonos y pantallas mientras interactúa en familia
Adriana Núñez, periodista Visión CR
“Muchas de las cosas que nosotros necesitamos pueden esperar, los niños no pueden, ahora es el momento, sus huesos están en formación, su sangre también lo está y sus sentidos se están desarrollando; a él -o ella-nosotros no podemos contestarle mañana, su nombre es hoy” (Gabriela Mistral, poetisa chilena, Premio Nobel de Literatura 1945). (Foto de portada: Save The Children)
De acuerdo con la encuesta Kids Online 2023, que en febrero de este año publicó la Universidad de Costa Rica y mediante la cual se ahondó en temas tales como “el acceso, capacidades y habilidades de las personas menores de edad con respecto al uso del internet, aplicaciones y plataformas digitales”, así como en relación al uso de otros dispositivos tecnológicos, el estudio puso sobre el tapete la importancia que juegan los padres y madres de familia y el sistema educativo, en el rol fundamental de “mediación y acompañamiento a los niños y jóvenes” a la hora de emplear dichas tecnologías y de interpretar la información de manera correcta.
Dicho sondeo realizado a nivel nacional que incluyó visitas presenciales a 1.200 hogares para lograr una muestra representativa de 1 194 niñas, niños y adolescentes divididos en dos grupos según edades -de 9 a 12 y de 13 a 17 años- determinó varios hechos trascendentes, entre los cuales se encontró que la edad promedio en que un menor adquiere el primer celular en Costa Rica es de 9,65 años.
Adicionalmente, otros datos revelan que “al estar en línea, miles de niñas, niños y adolescentes están expuestos a riesgos como el ciberacoso, la recepción de mensajes de contenido sexual y al contacto con desconocidos”.
Pero incluso si no ocurriera “el peor de los casos descritos”, la asiduidad con que usan el teléfono celular o el internet sin límite de tiempo ni restricción de páginas, genera problemas enormes que según psicólogos consultados, redundan en “profundas confusiones, poca empatía a lo interno del hogar e incluso adicción”.
A nivel internacional, un reciente estudio de Cáritas reveló que el 36,7% de los adolescentes de entre 12 y 17 años pasa frente a las pantallas más de seis horas al día, lo que los investigadores calificaron como “un uso abusivo; mientras que uno de cada cinco se encuentra en riesgo de adicción”
Según la plataforma Jupsin.com -Información para decidir- “aunque pueda parecer contradictorio, ya que a menudo lo usan con fines sociales y para mantenerse en contacto con amigos, en realidad el móvil hace que se relacionen menos con su entorno. Y esto incluye amigos, padres, hermanos y demás familiares.”
El uso indiscriminado de las tecnologías descritas, “resta tiempo a otras actividades sanas, afecta la calidad del sueño y por ello, no es cuestión de prohibir la utilización de móviles, sino de llegar a acuerdos razonables sobre cómo y cuándo usarlos”.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha publicado que en el mundo, uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años padece algún trastorno mental, “lo cual supone el 13% de la carga mundial de morbilidad en ese grupo etario.”
También UNICEF ha sido clara en indicar que entre los principales conflictos de la adolescencia se encuentran los problemas con los padres y hermanos respecto a la autoridad; “problemas de autoestima; timidez y dificultades de aceptación social y adicción a los video juegos”.
Y es que precisamente, entre las situaciones más comunes que dan origen a los conflictos durante la niñez y primera juventud, se citan las de las familias en las que no se cumplen funciones básicas de guía y orientación, en las cuales a los menores de edad, no les quedan claras las reglas y roles familiares y consecuentemente, se les dificulta el libre y sano desarrollo de la personalidad del adolescente.
Conciencia familiar, ejemplos sanos y literatura
Durante una charla impartida en línea por el escritor Alberto Chimal -especializado en literatura fantástica- actividad apoyada por la Universidad Autónoma de México, el autor se refirió a la labor que está detrás de la edición de un libro dirigido al público joven, y “cómo este tipo de obras deben partir de una escritura creativa que resulte atractiva para los lectores”; pero además puntualizó que “cada historia debe buscar ser apta para cada edad, ya que su labor es plantear un contexto sobre la vida y los intereses de los jóvenes lectores, evitando a toda costa pautas que persiguen otros fines”.
Coincidentemente, en días recientes pude apreciar el impacto positivo que causó en jóvenes miembros de un círculo literario, una obra de la autora cubanoamericana Laura Taylor Namey, titulada “Recetas cubanas para sanar un corazón roto”, pues describe el recorrido de autoconocimiento y reafirmación de una joven de tan solo 17 años, a la cual -preocupados por su salud mental- sus progenitores deciden facilitarle, a pesar de las protestas, una ruta distinta donde finalmente puede dejar atrás sucesos negativos de su existencia y alcanzar su potencial.
Está clarísimo para especialistas en la materia, que durante la etapa evolutiva que denominamos como adolescencia, el papel fundamental de los padres debe ser: querer y enseñar.
“Estos dos aspectos son básicos para el futuro desarrollo de los hijos e hijas y son dos factores de protección muy importantes para prevenir conductas adictivas” subraya desde Madrid, España, un grupo de investigadores a través de Serviciopad.es
Médicos y personal de salud del Hospital Sant Joan de Déu, ubicado en Manresa y que al igual que el hospital costarricense, se llama “San Juan de Dios” argumentan que “los niños que perciben que sus familias son más cohesivas y presentan mayores niveles de apoyo emocional, tienen menos probabilidades de suicidarse y de iniciar relaciones sexuales de forma precoz. Del mismo modo, en el campo del consumo de tóxicos se ha destacado el importante papel protector de la familia como factor mediador de otros predictores de consumo”.
Fomentar y apoyar actividades provechosas tales como leer, salir a caminar, practicar deportes, cocinar en familia, cuidar de sus mascotas y otras muchas cosas que aparten a los menores de edad -al menos durante un rato- de la insana costumbre de mantener siempre el teléfono celular y el internet abiertos, rendirá frutos muy importantes para el sano desarrollo de los niños y jóvenes.
Para ello, es preciso trazar una nueva ruta que involucre a la familia y amigos. No dude en hacerlo.