El control inteligente de nuestro planeta.
César Fernández Rojas, educador jubilado.
«En la infancia, compórtate. En la juventud, contrólate. En la madurez, sé justo. En la vejez, sé sabio y en la agonía no sufras». En la ciudad de Ai-Janoum, en el norte de Afganistán, se grabaron están máximas de Delfos en un monumento.
Era prácticamente inevitable que, de la gran diversidad de especies, una u otra, eventualmente, obtendría el control inteligente de nuestro planeta. Según Edward Wilson (1993) ese papel le correspondió al Homo sapiens, un primate que surgió hace, aproximadamente, 200.000 años. Este es un tiempo corto, muy breve, no alcanza quizá a los dos minutos del tiempo geológico de la Tierra. Infundados por un hálito de vida eterna, nos fue concedido el control y el uso racional de todas las especies vivientes e inorgánicas.
La sucesión evolutiva en todo el cuaternario, abarca el pleistoceno o época de las glaciaciones y el holoceno o época actual, junto al plioceno o último periodo de la era cenozoica y cuya duración comprende los 2 o 3 últimos millones de años, con profundos cambios de clima, con una fauna precursora de la actual y la aparición de prototipos humanos; tuvo un gran significado somático, psíquico y morfológico en la cambiante y además progresiva variabilidad del orden homínido. (Cfr. Biblioteca de la Cultura. Pueblos y Razas del Mundo).
En el árbol filogenético general, actualmente, los científicos sociales y de las ciencias fácticas han venido buscando respuestas, al momento en el cual empezó a gestarse la humanidad y quedó atrás la hominidad, tal vez en una época del hombre pre-Faber, en donde se inició la concepción de cultura y de la espiritualidad, para hallar en el tiempo histórico, el punto de partida del primer ser humano, con las características que le reconocemos hoy. (Cfr. Biblioteca de la Cultura. Pueblos y Razas del Mundo).
En la Edad de Piedra, miles de generaciones prehistóricas vivieron sin animales domésticos ni rueda, sin agricultura ni alfarería u otros utensilios. Miles de años tuvieron que transcurrir para encontrar vestigios de la manipulación de objetos como piedras, huesos y palos. (Cfr. Biblioteca de la Cultura. Pueblos y Razas del Mundo).
Sin embargo, hace unos 12.000 años a. C., desde la última glaciación, un cambio transformó a la humanidad: las personas se agruparon en mayor número en las llanuras fértiles y empezaron a practicar un sedentarismo estacional; con el paso del tiempo dominaron el cultivo de la tierra, utilizaron huesos y conchas, domesticaron algunas especies animales, modelaron y cocieron la greda, trataron la madera y levantaron aldeas. (Cfr. Biblioteca de la Cultura. Pueblos y Razas del Mundo).
Según la Introducción de la Biblia Latinoamericana: “Tres mil quinientos años antes de Cristo, en el sector geográfico llamado Medio Oriente, se formaban dos imperios. Uno era Egipto y el otro Caldea…También en China y en la India, como veinte siglos antes de Cristo, y en Centro América, diez siglos antes de Él, nacieron otras civilizaciones”. (Cfr. La Biblia Latinoamericana. LV edición. Ediciones Paulinas, Verbo Divino. Impresa en España.1985).
A estos cambios sucedidos se les ha llamado la Revolución del Neolítico, por el alto grado de desarrollo alcanzado, muy superior a lo que se había tenido en los periodos anteriores. El origen de las primeras culturas neolíticas, corresponde a formas comunes de vivir, pensar y sentir. Entonces, todo sucedió muy rápido. En el 3.500 al 3.000 a. C., aproximadamente, se fecha el inicio de la Edad de los Metales y con ello se alcanza una transformación radical en la fabricación de herramientas. (Cfr. Historia Universal, Edelvives Ed. Luis Vives, Zaragoza.1962).
En todos estos pueblos el empleo del hierro anuncia el fin de la Prehistoria y el inicio de la Historia; sin embargo, la Prehistoria no acaba al mismo tiempo en todos los pueblos. Las distintas culturas y civilizaciones no siempre tuvieron un desarrollo común; por ejemplo: las culturas Maya, China e Hindú se desarrollaron por separado. (Cfr. Historia Universal, Edelvives Ed. Luis Vives, Zaragoza.1962).
¿Dónde surgió la civilización? Peter Francopan explica que el eje alrededor del cual giraba el planeta durante milenios no fue Oriente u Occidente, sino la zona geográfica entre uno y otro, es espacio que conectaba Europa con el océano Pacífico. (Cfr.Peter Francopan. El Corazón del Mundo. Una nueva historia universal. Serie Mayor. Crítica Barcelona. 2018).
Ese punto a mitad de camino entre Oriente y Occidente, la región que en términos muy generales se extiende desde la ribera oriental del Mediterráneo y el mar Negro hasta la cordillera Himalaya. (…) De hecho, el puente entre Oriente y Occidente es la propia intersección de la civilización.
Fue allí donde surgió la civilización y donde muchos consideran que fue creada la humanidad: por lo general, se considera que el jardín del Edén que “plantó Yahveh Dios” con “toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer”, estaba situado en los fértiles campos entre el Tigris y el Éufrates.
Fue en este puente entre Oriente y Occidente donde hace casi cinco mil años se fundaron las grandes metrópolis de la Antigüedad, ciudades como Harappa y Mohenjo-Daro, en el valle del Indo, maravillas del mundo antiguo, con poblaciones de decenas de miles de habitantes y calles que se conectaban mediante un complejo sistema de alcantarillado que durante miles de años no conocería rival en Europa. (Cfr.Peter Francopan. El Corazón del Mundo. Una nueva historia universal. Serie Mayor. Crítica Barcelona. 2018).
Continuará.