Fernando Fernández, Revista Visión CR.
Continuamos hoy nuestro viaje por las ciudades más bellas del planeta.
La capital de Escocia, Edimburgo, es la segunda ciudad más visitada en el Reino Unido después de Londres. Este honor se lo debe al encanto de sus calles y edificios, muchos de ellos de estilo medieval, que le confieren a la ciudad una magia especial.

La ciudad vieja es una de las dos grandes áreas en las que se divide la capital escocesa, siendo la otra de construcción mucho más reciente, hecho que se aprecia claramente al visitar ambas zonas. En la ciudad vieja, el impresionante Castillo de Edimburgo es el principal atractivo donde el visitante quedará fascinado por su construcción, hecha con piedra de origen volcánicosacada de la misma colina en la que se asienta la fortificación.
El castillo, la más famosa estampa de la ciudad, pone inicio (o fin) a un paseo por el Edimburgo más ineludible: la Royal Mile, una calle que atraviesa el casco antiguo y brinda al visitante algunos de los puntos más interesantes de la ciudad y muchos de sus rincones más bellos.
Bajando la colina se encuentra la iglesia de Saint John, seguida de la Catedral de Saint Giles, del siglo XII, y límite entre la parte antigua y la moderna, donde se puede disfrutar de los secretos de Mary King’s Close, el The People’s Story Museum o la residencia real, junto al Parlamento escocés. En definitiva, pasear entre cervecerías, galerías, museos, jardines, vestigios medievales y otros encantos de la ciudad durante 1,8 km.
Edimburgo no es solo un lugar idílico para visitar en otoño, cuando los colores y la lluvia inundan la atmósfera de ese sentimiento de misterio tan literario.
La ciudad se llena de vida en verano, principalmente en agosto,un mes perfecto para disfrutar de su gran oferta cultural. Actividades al aire libre, artísticas, musicales, en vivo y con gente de distintos lugares del mundo, una excusa perfecta para hacer una visita a Edimburgo. La Royal Mile cobra más vida que nunca con actuaciones, el castillo despliega ante él el Military Tatoo, un colorido desfile militar, elFestival Internacional del Libro de Edimburgo reúne a amantes de la literatura y el Mela Festival acoge propuestas artísticas y gastronómicas de todo el mundo.
Aunque el Edinburgh International Festival es uno de los más famosos, son muchos los eventos que tienen lugar durante el mes de agosto. Aun así, la fiesta no es el único atractivo del verano en la ciudad.
Fantástica experiencia descubrir las increíbles vistas de Arthur Seaty sus agradables senderos, apuntarse a ver un espectáculo de magia o una ruta nocturna por los misterios de una ciudad que guarda secretos lúgubres en lugares como la iglesia de Greyfriars Kirkyard o los mausoleos de Canongate, y descubrir dónde encontró Robert Louis Stevenson la inspiración para escribir sobre el famoso dúo del Doctor Jekyll y Mr. Hyde.

Sin embargo, cualquier época es buena para encontrar planes alternativos a los usuales dentro y cerca de la ciudad de Edimburgo. El barrio de Leith es uno de los mejores ejemplos, un lugar donde el arte y los comercios se entremezclan con locales gourmet donde disfrutar de estrellas Michelin. Espacios musicales en edificios singulares donde aprender a bailar el ceilidh, pequeñas playas donde descubrir otros paisajes escoceses, cruzar los puentes que llevan a laregión de Fife o descubrir pequeñas villas llenas de encanto donde las flores y las bellas casas de piedra se enmarcan entre senderos y rincones artísticos.
Los primeros conocimientos que se tienen sobre asentamientos en la zona de Edimburgo datan de la época romana.
Edad Media
Ya en la Edad Media, Edimburgo comenzó siendo un pequeño fuerte que, en el siglo VII, los ingleses capturaron y le dieron el nombre de Eiden’s burgh (burgh es una palabra que antiguamente significaba fuerte). No fue hasta el siglo X cuando los escoceses recuperaron esta zona de Escocia.
A finales del siglo XII, Malcolm III construyó el castillo en Castle Rock y comenzó a florecer una pequeña aldea a su alrededor. En el siglo XII ya se tiene conocimiento de Edimburgo como un burgo real, con capacidad de comerciar, un privilegio para la época. Canongate, el burgo vecino, también fue declarado como tal.
La historia de Edimburgo durante la Edad Media fue la época de nacimiento de los frailes, monjes que podían salir del monasterio a trabajar u otras labores encomendadas por sus superiores. En Edimburgo hubo dos órdenes: los Dominicos, vestidos de negro, y los Agustinos, vestidos de gris. Ambos vivían en la zona sur de Edimburgo.
En el siglo XIV el comercio empezó a incrementarse: Edimburgo comenzó a ser conocida por sus prendas de lana, se inició la exportación de pieles gracias al puerto de Leith, el ganado se vendía en Cowgate y los cereales y el heno se intercambiaban en Grassmarket.
A pesar de las continuas luchas con los ingleses (el castillo fue capturado entre 1296 y 1322 y en 1385 quemaron la catedral y el ayuntamiento), Edimburgo fue ganando privilegios y desarrollándose como ciudad. En el siglo XV se declaró capital de Escocia y el rey construyó el primer Palacio de Holyrood.
La lúgubre e insalubre Edimburgo, siglos XVI y XVII
Sobre el año 1500 la población de Edimburgo rozaba las 12.000 personas, cifra que se fue incrementando rápidamente hasta las 15.000 en menos de medio siglo.
Este fue el momento de la historia de Edimburgo en el que comenzó la construcción de la Flodden Wall, la muralla que rodeaba la ciudad con la intención de protegerla de los ingleses, propósito que incumplió en diversas ocasiones.
Con la muralla rodeando la ciudad y una población cada vez más elevada, la única forma de hacer crecer la ciudad era en altura.
En la Royal Milñe comenzaron a aparecer las primeras edificaciones de piedra (lands) de entre 5, 8 y hasta 12 alturas. Cuando estos edificios se quedaron cortos, se empezaron a construir casas de madera encima de las existentes.
Además de las continuas luchas con los ingleses y las propias guerras civiles, la densidad de población de la «ciudad de los rascacielos» la convirtió en un nido de infecciones, enfermedades, incendios y plagas. A finales del siglo XVII la ciudad tenía una población de 50.000 personas.
El siglo XVIII, el inicio de la New Town
A principios del siglo XVII, Daniel Defoe, escritor británico conocido por su novela Robinson Crusoe, escribió: «No existe otro lugar en el mundo en el que la gente esté tan apretada como en Edimburgo».

La peste, el tifus o el cólera formaban parte de una población que al grito de «¡Gardy Loo!» (Agua va), lanzaba por la ventana la basura y los excrementos. Una población que utilizaba el Lago Norte (actuales Jardines de Princes Stress) como vertedero de aguas residuales y fuente de agua potable al mismo tiempo. Una población tan densa que, finalmente, no podía hacer nada por sobrevivir.
Fue en 1767 cuando comenzó la planificación de la New Town (Ciudad Nueva). Tras un concurso público, el proyecto de grandes calles paralelas, plazas y jardines de James Craig salió elegido. La unión entre Inglaterra y Escocia, firmada en 1707, dejó de hacer necesarias las murallas.
Con el auge de la Ciudad Nueva, la capital escocesa comenzó a ser una ciudad atractiva para los pensadores de la época. Como ejemplo de facto, entre 1768 y 1771 se publicó en Edimburgo la primera Enciclopedia Británica.
Siglos XIX y XX
Durante el siglo XIX, Glasgow comenzó a ganar importancia industrial en detrimento de Edimburgo. Los sectores más importantes desarrollados en la ciudad eran la imprenta y la fabricación de cervezas. Gremios como los banqueros y los abogados también estaban muy asentados.
La Ciudad Nueva se terminó a principios del siglo XIX y comenzaron a llegar inmigrantes irlandeses. La población en 1850 superaba las 170.000 personas.
Durante esta época se erigieron los monumentos de Calton Hill, la Galería Nacional, el Monumento a Scott y otros puntos de interés.

Ya en el siglo XX se construyeron nuevos museos, centros comerciales y atracciones para el turismo, un sector que empezó a crecer de forma sorprendente a finales del siglo XX.
En 1999, después de 292 años, se inauguró el nuevo Parlamento Escocés. El nuevo edificio se utiliza desde 2004.
Edimburgo es una ciudad mágica, Patrimonio de la Humanidad, metrópolis impresionante, llena de rincones con encanto.
Edimburgo es un lugar cargado de encanto, repleto de estrechos callejones adoquinados, rincones oscuros que fueron escenario de las más terribles historias, preciosos edificios y jardines, una infinidad de interesantes museos con entrada gratuita y, sobre todo, unos ciudadanos increíblemente agradables.