Fernando Fernández, Revista Visión CR.
Guacamole, salsas, sopas, ensaladas, hasta untado directo sobre la tostada, como sea que lo utilices en la cocina, el aguacate queda bien. Este fruto cosecha fans alrededor del planeta entero y en Campos del Abuelo no somos una excepción.
No se sabe muy bien qué es lo que hace irresistible ¿Será la textura? ¿Esa suavidad? ¿Su color original? ¿Los beneficios de tenerlo en tu dieta?
En este artículo intentaremos descubrirlo. Haremos un repaso de su historia, su cultivo, el tipo de polinización y, claro, los factores para considerarlo un superalimento.
Así que, si eres fan del aguacate ¡vamos! Y bueno…Si no es tu caso, igualmente estás invitado, quién sabe, tal vez puedas convencerte y darle una nueva oportunidad.
Desde hace millones de años
Sabemos que cada semilla, en la agricultura, es sinónimo de esperanza. Para dar sus frutos, las plantas se valen de diversos recursos: algunas las dejan volar en el viento, otras que corran en el agua e, inclusive, están las que se adhieren a la piel de los animales para encontrar el suelo que las verá crecer.
En el caso del aguacate, su semilla es grande y puede ir de los 2 a 4 cm de longitud. Pero ¿de qué va esto hablando del corazón del aguacate? Bueno, es que esta planta, de la familia de las lauráceas (claro sí, del laurel) tiene su origen en el periodo conocido como Pleistoceno.
El periodo del Pleistoceno es famoso por ser el de los “grandes mamíferos”. En aquel entonces, habitaban la tierra herbívoros inmensos como mamuts, perezosos gigantes y caballos americanos.
Según los científicos el tamaño del aguacate era justo para que estos animales lo comieran completo, lo transportaran dentro y luego lo depositaran -bien abonado- en otro lugar, asegurando su supervivencia.
Para la ciencia, el aguacate es definido como un fruto “anacrónico” ya que no evolucionó de manera correcta porque al día de hoy no existen animales que puedan comerlo entero y transportar la semilla en su interior.
Por suerte aquí estamos sus fans para continuar comiéndolo y, claro, nuestros agricultores para cuidarlos y asegurar que crezcan sanos, fuertes y ricos.
El aguacate andaba por el mundo antes que nosotros, pero la mayoría de las fuentes, citan su origen en México, Colombia y Venezuela. Otras, dicen que también existía al norte de Guatemala.
Lo cierto es que su nombre proviene de una palabra de origen náhuatl, “ahuacatl” que significa “testículos del árbol”. El náhuatl es una lengua indígena que aún se habla en México, específicamente en Puebla, donde, a su vez, se encontraron restos de aguacateros que datan de 10.000 años.
Avancemos en el tiempo y en la historia. El aguacate comenzó su verdadera expansión cuando los primeros españoles que llegaron a América sucumbieron ante su color, gusto y suavidad.
Como verdadera fan sólo puedo imaginarme esa primera vez probando un aguacate, no debe ser poca cosa. Como decía, de la mano de los españoles y en el año 1600 la Persea Americana -como se lo conoce científicamente- comenzó a viajar.
Los años 70 y 80 protagonizaron la locura por el conocido “oro verde” en los Estados Unidos, con gran producción en la zona de California. Años más tarde, en 1993, dicho país permitió también el ingreso de aguacates mexicanos.
El árbol, sus ramas, flores y hojas, esconden un funcionamiento que tiene una explicación científica, pero que también, nos hacen pensar en la magia.
Es que la polinización tiene un poco de eso: ver una abeja con sus patas llenas de polvo amarillo, cruzarnos una mariposa de colores que va de flor en flor, tener la suerte de ver un colibrí en pleno vuelo.
Pensar que estos bichitos y animales que llevan y traen el polen son básicos para nuestra vida. Ahora bien, en el caso del aguacate, este proceso es un tanto particular.
Para empezar a comprender bien esto de la polinización del aguacate hay que saber que tenemos dos tipos de variedad: A y B. Dentro del grupo A, por ejemplo tenemos la variedad Hass y dentro del grupo B la variedad Bacon.
El aguacate Hass es el aguacate más cultivado en el mundo, con la maduración su piel se vuelve negra y su cáscara es rugosa. Una de las mayores virtudes del Hass es su prolongada estación de cosecha, factor que unido a su gran calidad, ha permitido aumentar el consumo mundial.
Pie de foto: grandes cultivos de agucate.
Aporte nutricional
Contiene ácidos grasos monoinsaturados, sodio, potasio, proteínas, calcio, Vitaminas A, C, D, B6 y B12; Hierro y Magnesio.
Por tanto, mantiene el corazón sano, regulando los niveles de colesterol, fortalece las defensas, mejora la digestión y mantiene los huesos sanos. Si se usa como mascarillas para la piel o el pelo, hidrata y nutre. Además de todo esto es un fruto muy versátil y su sabor suave y combinable con dulce y salado, lo convierte en comodín para numerosos platos. Se trata, en síntesis, de un súper alimento.
Por su alto contenido nutricional, consumir por lo menos medio aguacate al día mejorará su salud y la de su familia. En otros casos ayuda a la prevención de algunas enfermedades como cataratas y artritis reumatoide.
Contiene alrededor de 15 nutrientes que van desde calorías, carbohidratos, proteínas, fibra alimenticia, Vitaminas A, C y E, Folatos, Potasio, Magnesio, Hierro, Calcio y Sodio, así como grasa monoinsaturada.
Entre sus beneficios se destacan:
- Reduce los niveles de colesterol malo en sangre y aumenta el colesterol bueno.
- Regulariza el azúcar en sangre y ayuda a evitar la resistencia a la insulina.
- A quienes padecen artritis reumatoide les ayuda a desinflamar articulaciones.
- Mejora la digestión.
- Nutre la piel, las uñas y el cabello por su alto contenido en vitaminas C y E.
- Contribuye a nivelar la presión arterial por ser rico en Potasio.
- Reduce el riesgo de padecimientos en los ojos, como las cataratas.