César G. Fernández Rojas, educador jubilado.
La empatía es un constructo de múltiples factores. Las características de las escalas de medición indican que existe una amplia y profunda riqueza conceptual, sin embargo, al abordar los estudios experimentales desde diversas disciplinas, las teorías se enfocan en diferentes conceptualizaciones y emplean distintas medidas para evaluarla, lo que hace que los resultados no sean comparables.
Kohut, H. (1984). How Does Analysis Cure? Chicago: University of Chicago Press. Krebs, D. definió la empatía como la habilidad cognitiva y afectiva que consiste en la capacidad de sentirse dentro de la vida de otra persona.
La investigación de Irene Fernández, et. al. destacó entre los resultados “que es necesario realizar un esfuerzo para integrar las perspectivas de la empatía que la conciben como una disposición interna del sujeto y aquellas otras que, desde la perspectiva social, plantean que es una emoción que no depende tanto de la persona sino de las características de la situación. Sólo así se podrá alcanzar la deseable comprensión de la empatía de un modo integral y multidimensional”. (Cfr. Irene Fernández Pinto et. al. Empatía: Medidas, teorías y aplicaciones en revisión. Universidad Autónoma de Madrid. Publicaciones de la Universidad de Murcia. 2008).
La empatía, sin duda, a lo largo de la historia, ha sido el motor esencial detrás de los grandes movimientos sociales, políticos y culturales.
La empatía es la habilidad cognitiva que facilita la atención al pensamiento de los demás; emocional porque permite compartir la afectividad y los sentimientos paraponerse en el lugar de otros; compasiva por el deseo de ayudar a quienes necesitan protección y empatía activa, en tanto produce respuestas concretas para realizar obras de servicio, impulsa la solidaridad, transforma poblaciones, naciones y desarrolla relaciones auténticas.
La historia está llena de actos ejemplares: La abolición de la esclavitud, el sufragio femenino y la lucha por los derechos humanos surgen de la capacidad de ponerse en el lugar del otro, actuar con compasión, libertad y justicia social.
Grandes transformaciones sociales se han construido en torno a ideales comunes. La razón política fundamental que llevó a la ONU a proclamar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948, fue la necesidad de establecer un marco global de protección a la dignidad y los derechos fundamentales de todas las personas, especialmente después de los horrores de la Segunda Guerra Mundial.(Cfr.Corte Interamericana de Derechos Humanos.https://www.corteidh.or.cr › tablas.DECLARACIÓN UNIVERSAL Versión comentada).
Hay una conexión emocional que impulsa a las personas a sentir el dolor y la injusticia como algo propio, lo que genera una necesidad de actuar. Ejemplo claro es el movimiento por los derechos civiles en EE.UU., donde la indignación ante la discriminación racial fue motor de la lucha.
Existe una transformación cultural cuando la empatía cambia la percepción sobre ciertos grupos y fomenta la inclusión; movimientos como el reconocimiento de la diversidad sexual y los derechos de las minorías han sido posibles porque cada vez más personas han desarrollado una mirada empática hacia quienes antes eran excluidos.

Grandes movimientos sociales han surgido de la empatía que construye un sentido de comunidad en torno a ideales universales. La empatía ética se enfoca en la capacidad de comprender y compartir las emociones de los demás desde una perspectiva moral, guiando las acciones hacia la justicia, la equidad, la solidaridad, el servicio y el respeto.
La empatía, el altruismo y la alteridad como principios morales, se basan en la idea de ponerse en el lugar del otro para tomar decisiones éticas, actuar con compasión y responsabilidad en las interacciones sociales.
La Asociación Internacional de Clubes de Leones se fundó el 7 de junio de 1917, es la organización de personas voluntarias más grande e importante a nivel global. A partir de esta fecha histórica, persiste el espíritu de Servicio del fundador Melvin Jones, a quien las generaciones actuales han tenido el honor de continuar su monumental legado de amor humanitario.
Sus asociados, poseedores de un sentido altruista del servicio, a quienes la virtud acompaña, día a día, armonizan un destino común del bienestar social con dignidad. La vocación cobra sentido cuando se hace de ella una aspiración con intencionalidad. La generosidad adquiere notoriedad cuando se la referencia con la atención a personas con necesidades muy sentidas.
La Asociación Internacional de Clubes de Leones es entidad consultora de las Naciones Unidas. Ocupa un asiento y ejerce liderazgo en una alianza por más de 77 años con la ONU,cuando colaboró en la redacción de la Carta Constitutiva como organización no gubernamental (ONG) de las Naciones Unidas.
En 2008, LCI amplió su alcance internacional mediante la firma del Pacto Mundial de la ONU, cuyo propósito es ayudar a cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU.
La cooperación internacional continúa a través de Leones nombrados a los cargos de representantes para: Las Naciones Unidas en Nueva York, Viena y Ginebra.
También en el Fondo infantil de las Naciones Unidas (UNICEF) en Nueva York, Ginebra y Nairobi. En el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) en Nueva York. La Organización Educativa, Científica y Cultural de las Naciones Unidas (UNESCO) en París. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) en Roma. La Comisión de Abuso de Narcóticos y Otras Sustancias de la Organización No-Gubernamental de las Naciones Unidas en Nueva York. La Organización Mundial de la Salud (OMS) de las Naciones Unidas en Roma y el Consejo de Europa.(Cfr members.lionsclubs.org/SP/events/lions-day-united-nations.php).
En 1948, en un rincón apartado de la isla de Molokai, Hawái, nació un símbolo de esperanza y servicio inquebrantable: el Club de Leones de Kalaupapa, en la colonia de leprosos, donde la adversidad tejía compasión, dolor y desafíos profundos.

Un grupo de valientes decidió transformar el sufrimiento en solidaridad. El 24 de abril de ese año, el espíritu del Leonismo alcanzó una de sus más conmovedoras expresiones, demostrando que el verdadero servicio trasciende cualquier barrera. Fundado el Club de Leones de Kalaupapa por Josef de Veuster, belga, el padre Damián, hoy reconocido como San Damián de Molokai, Apóstol de los Leprosos, canonizado el 11 de octubre de 2009. Los socios fundadores sufrían el mal de Hansen: ellos son el tributo a la visión de los fundadores de esta organización.
Los Leones de Kalaupapa, los clubes de Leones de Costa Rica, Institución Benemérita de Servicio Social, y los clubes a nivel mundial siguen inspirando a las nuevas generaciones, recordando que la compasión y la unidad pueden iluminar hasta los rincones más olvidados del mundo.(Cfr. César Fernández Rojas. Los primeros 100 años de los clubes de leones en el mundo. Impresión digital. 7 de junio de 2017).
Existe una compasión más profunda que trasciende la empatía y se convierte en un compromiso genuino por el bienestar del otro. No es solo sentir el dolor ajeno, sino actuar para aliviarlo. Se manifiesta en quienes eligen estar presentes en los momentos más oscuros de los demás, ofreciendo compañía en la soledad, apoyo en la adversidad y amor sin condiciones.
Empatía y justicia social se relaciona con la construcción de sociedades más equitativas, donde la comprensión de las experiencias ajenas impulsa políticas y acciones que favorecen la inclusión y el bienestar general.
Sofía Gómez Ortega explica que en un mundo donde la honestidad y la transparencia son cada vez más valoradas, es fundamental potenciar la ética en todas nuestras interacciones. La ética no solo ayuda a construir relaciones saludables, sino que también fortalece la reputación y credibilidad. Al actuar con integridad y respeto hacia los demás, se puede fomentar un ambiente de confianza mutua y colaboración.
Al priorizar la ética en las acciones diarias, se contribuye a la construcción de relaciones sólidas y duraderas. La honestidad y la empatía son pilares fundamentales en la formación de vínculos saludables, ya que permiten la comunicación de manera abierta y sincera. Al mantener una conducta ética, se está demostrando el compromiso con el bienestar de los demás y se promueve un entorno de respeto y comprensión.
Potenciar la ética en las interacciones diarias no solo beneficia a quienes nos rodean, sino que también nos permite crecer personal y profesionalmente.
Al practicar la empatía de manera ética, se demuestra la capacidad de comprender y conectar con los demás de una manera genuina y respetuosa. Esto no solo fortalece la confianza y la colaboración, sino que también contribuye a un entorno más positivo y compasivo en nuestra sociedad. Es fundamental recordar que la empatía ética no solo beneficia a los demás, sino que también enriquece nuestra propia vida. (Cfr. Sofía Gómez Ortega. Ética en la empatía: clave para relaciones saludables. Psicologiaplasencia.eshttps://psicologiaplasencia.es › Comportamientos).