Por Carlos Fernández Mora, escritor y periodista.
En su juventud, cuando empezaba el Licenciado don Leónidas Pacheco Cabezas a sobresalir como gran orador político, le tocó ir a un pueblo vecino a la capital a pronunciar un discurso en compañía del recordado don Manuel Castro Quesada. ex-diputado, ex-ministro y ex-candidato a la presidencia de la República.
En una tribuna improvisada que le ofrecieron los organizadores del partido político a que él pertenecía, —un cajón de madera—, el Licenciado Pacheco Cabezas pronunciaba su vibrante y encendido discurso político.
De repente, se le quiebra una tabla al cajón y don Leónidas se va al fondo. En tan grande aprieto logra levantarse, y sin inmutarse, les dijo a sus oyentes:
—“Señores: no necesito añadir ni una palabra más. La fuerza de mis argumentos es tan grande que siempre acaba por arrastrarme”…
*caricatura de Noé Solano