Por Carlos Fernández Mora, periodista y escritor.
Don Juan José Sancho Guevara fue un abogado muy inteligente que siempre ganaba los pleitos. Tenía fama entre sus colegas de poseer mucho talento, pero su estatura era muy parecida a la del ilustre expresidente de la república don Rafael Yglesias Castro.
Bajito, pero eso sí, uno de los leales admiradores del Licenciado don Ricardo Jiménez Oreamuno.
Cuando este gran político cartaginés volvió a ocupar por tercera y última vez la presidencia de la república, Sanchito fue a visitarlo a la Casa Presidencial. Lo pasaron al despacho de don Ricardo, y después de los saludos de estilo, el amigo Sancho le dice:
—“Don Ricardo, vengo a …”.
El «Brujo del Irazú», sin dejar que su amigo y partidario concluyera la frase, le replicó:
—“¿A verme y a pedirme un puesto; no es eso?».
El Licenciado Sancho Guevara, ofuscado, viendo a don Ricardo que casi se ponía de pie, tomó valor y le dijo:
—“Quiero que me nombre en un cargo diplomático”.
El señor Presidente de la República que aguardaba en esos momentos una visita de confianza, le contesta:
—“Lo siento mucho, Sanchito. Es usted muy inteligente, muy capaz, pero muy chiquito”.
*caricatura de Noé Solano
