María Isabel Solís Ramírez, periodista y salubrista.
Representantes de diversas organizaciones coincidieron en la urgencia de reducir las desigualdades y las brechas en salud que se presentan en América Latina y que limitan la calidad y el acceso a los diferentes servicios.

El planteamiento lo hicieron durante una mesa de diálogo disruptivo organizada el 19 de febrero por la Red de las Américas para la Equidad en Salud (RAES) y en la que participaron los doctores Juan Pablo Gutiérrez de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Vivian Camacho del Movimiento por la salud de los pueblos de Bolivia y Ana Ortigoza, representante de la Organización Panamericana de Salud (OPS).
La actividad se desarrolló en forma virtual y participaron profesionales de distintos países de América Latina. En esta oportunidad, los panelistas señalaron algunos elementos que están conduciendo a acrecentar las desigualdades en salud.
Por ejemplo, el Dr. Juan Pablo Gutiérrez lamentó que América Latina sea la región más desigual del mundo y reconoció que su magnitud es muy grande. Dijo que un bajo índice de desarrollo humano guarda una relación directa con la menor esperanza de vida al nacer y adujo que uno de los problemas que existen en la región es que los sistemas de salud están fragmentados, segmentados y además subfinanciados.
La equidad en salud debe ser una meta
Una de sus preocupaciones es que en la región hay mucho gasto de bolsillo y que el sistema de salud es más deficiente para aquellas personas que más lo necesitan por su condición de vulnerabilidad. Para el especialista, la equidad en salud debe ser una meta.
En este sentido destacó que los sistemas de salud necesitan ser reimaginados, requieren transformaciones de fondo y que haya acceso efectivo sin ningún tipo de barreras.
A su juicio, deben existir metas explícitas conducentes a la atención de las iniquidades y destacó la necesidad reducir brechas. También planteó la urgencia de trabajar para que el acceso y la calidad del servicio no estén relacionados con la capacidad de pago de la población y por ello reconoció la importancia de tener datos desagregados y no promedios, los cuales ocultan las necesidades reales de ciertos grupos poblacionales.
Por su parte, Vivian Camacho, dijo que la salud es un derecho y que por lo tanto se debe luchar por sistemasuniversales. Insistió en la necesidad de establecer puentes que permitan, por ejemplo, respetar la medicina tradicional y el valor que tienen los saberes ancestrales en la protección y cuidado de la población.

A su juicio, debe existir un sistema de salud mediante el cual toda persona reciba algo y consideró que la primera enfermedad que se debe erradicar es la injusticia social.
Lamentó que a pesar de que la Declaración de Alma Ata emitida, en la década de los 70, por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tuvo como enunciado alcanzar salud para todos en el año 2000, eso no se logró y,por lo tanto,aseveró que ahora se debe trabajar profundamente en esa dirección.
Ana Ortigoza insistió en el tercer punto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS),metas que según la Organización de las Naciones Unidas(ONU) se deben cumplir en el 2030.
Argumentóque una de las prioridades regionales es alcanzar la equidad en salud y abordar sus determinantes mediante una agenda de trabajo muy amplia que implica el desarrollo de programas preventivos y eliminación de enfermedades.
Adicionalmente, la preparación ante emergencias,ponerle atención a la calidad y a la relevancia de la cooperación técnica, controlar los factores de riesgo medioambientales, trabajar con la perspectiva de género y la interculturalidad, promover la intersectorialidad, fortalecer la gobernanza local, elevar las oportunidades de financiamiento y monitorear los avances.
No hay duda que los retos son muy grandes si se quiere una atención universal y equitativa.